viernes, 29 de noviembre de 2019

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 1er DOMINGO DE ADVIENTO – CICLO A – (1-12-2019

Este domingo, primer domingo de Adviento, comienza un nuevo año litúrgico. El Adviento es un tiempo fuerte para la Iglesia en el que nos preparamos para la venida del Mesías; tiempo en el que tenemos que abrir nuestros corazones, escuchar la Palabra de Dios y disponernos para que Él actúe y transforme nuestras vidas.

San Bernardo nos recuerda que, a lo largo de la Historia, se dan tres venidas a este mundo del Hijo de Dios: "La primera venida, en carne, que ya aconteció; la tercera venida o parusía, que esperamos al final de los tiempos; y una segunda intermedia a la que hemos de prestar especial atención. Acontece cada vez que se predica el Evangelio. En él viene y se te manifiesta, se te da a conocer si te encuentra hambriento de vida".

¡Señor, que no pase de largo este Adviento en nuestras vidas!

Este año entramos en el llamado por la Iglesia “Ciclo A”, en el que se nos presenta para nuestra reflexión el evangelio de San Mateo.


Lectura del santo evangelio según san Mateo 24,37-44


“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

- Lo que pasó en tiempos de Noé, pasará cuando venga el Hijo del hombre.

Antes del diluvio la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y, cuando menos lo esperaban, llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre:

Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán.

Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.

Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa.

Por eso estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.”



VELAR Y CAMINAR

“Caminemos a la luz del Señor”. Así concluye la primera lectura de este primer domingo de Adviento (Is 2,5). El profeta Isaías anuncia que, al final de los tiempos, el monte sobre el que se levanta el Templo de Jerusalén se convertirá en la meta de una peregrinación universal, Todos los pueblos acudirán a escuchar la palabra del Señor.

Una palabra de justicia y de paz para todos los pueblos. “De las espadas forjarán arados y de las lanzas podaderas”. ¡Con qué fuerza recordó Pablo VI aquella profecía en su visita a la sede de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York! Es un sueño, pero es también una tarea para toda la humanidad.

El salmo responsorial nos invita a iniciar esa peregrinación de paz: “¡Qué alegría cuando me dijeron: Vamos a la casa del Señor!” (Sal 121,1). Es la hora de despertar para caminar por las sendas de la luz. Que el cuidado de nuestro cuerpo no fomente los malos deseos. Así lo escribía san Pablo a los cristianos de Roma (Rom 13,14).


EL DILUVIO

Nos cuesta reconocer que nuestra vida está marcada por el signo de la espera y la esperanza. Durante el tiempo del Adviento nos preparamos para la celebración de la fiesta del Nacimiento de Jesús. Es un tiempo que nos invita a recobrar y afianzar la esperanza. Y, además, nos educa para vivir el tiempo de la espera.

La fe nos lleva a caminar con generosidad mientras nos mantenemos a la espera de la venida del Señor. Por cinco veces se repite en el evangelio de este domingo el verbo “venir”. Y otras dos veces se insiste en afirmar que “no sabemos” el momento de su venida.

• En primer lugar, el texto evoca el pasado y nos recuerda la imagen bíblica del diluvio. Las gentes vivían dedicadas a sus tareas habituales, pero también a sus placeres. El diluvio los sorprendió a todos.

• En segundo lugar, el texto mira también al futuro y nos anuncia que la venida del Hijo del hombre revelará las actitudes más secretas. Con su venida llega el discernimiento definitivo. A unos los llevará y a otros los dejará.


LOS ADIVINOS

Hay otra imagen que ilustra la exhortación. La del hombre que no sabe a qué hora puede un ladrón a asaltar su casa. El tema de la venida imprevisible del Señor suscita la invitación a mantenerse vigilantes. “Estad en vela, porque no sabéis que día vendrá vuestro Señor”.

• Para mantenerse en vela es preciso practicar la sobriedad. No podemos caer en la tentación de confundir la satisfacción con la felicidad. No es de sabios dejarse embotar por los deseos que nos adormecen.

• Además, se nos dice que no sabemos el día ni la hora. Son muchos los que tratan de adivinarla. Demasiados adivinos siembran ese temor del futuro que nos distrae de las tareas del presente. Hay que superar la tentación de tratar de adivinar el tiempo futuro.

• Y, finalmente, el evangelio nos advierte que no esperamos algo, por importante o fantástico que parezca. Nosotros vivimos esperando a Alguien. Nos mantenemos en vela, aguardando la manifestación del único Salvador, que es nuestro Señor.

- Señor Jesús, tu venida no es para nosotros un motivo de temor, sino de esperanza. No saber el tiempo de tu llegada nos ayuda a mantener la caridad. ¡Ven, Señor Jesús!

José-Román Flecha Andrés

REFLEXIONES EVANGÉLICAS DEL PRESENTE AÑO LITURGICO – CICLO A

Durante el presente año litúrgico, las reflexiones evangélicas que os ofreceremos serán del Padre José-Román Flecha Andrés, del que adjuntamos una pequeña reseña:

José-Román Flecha Andrés actual. Nace en 1941. Es Sacerdote de la diócesis de León desde 1964. Licenciado en Teología por la Universidad Gregoriana de Roma y en Filosofía por la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Roma. En 1973 se doctoró en Teología, con especialidad en Teología Moral por la Academia Alfonsiana, afiliada a la Universidad Lateranense.

En la actualidad es catedrático de Teología Moral en la Universidad Pontificia de Salamanca, institución educativa de la que fue Decano de la Facultad de Teología en los años (1990-1993; 2002-2005).

Deseamos que las disfrutéis y sean de gran provecho.


RATIFICACIÓN DEL CAPATAZ Y DEL VESTIDOR DE NUESTRA MADRE

La junta de gobierno, tras su toma de posesión y reunida el pasado 26 de Noviembre, tiene a bien ratificar a D. Ezequiel Simancas García como capataz del paso de Ntra. Señora de Loreto. Agradecemos su trabajo, disponibilidad, compromiso con nuestra corporación y confianza mutua.

De igual maneras, se ratifica como vestidor de Ntra. Señora de Loreto a nuestro hermano D. Jesús Tamayo Martínez. Agradecemos públicamente su disponibilidad, compromiso y amor hacia nuestra Santísima Madre.

Muchas felicidades a ambos y gracias por vuestro compromiso y disponibilidad .



miércoles, 27 de noviembre de 2019

MODIFICACIÓN DE HORARIO DE NUESTROS CULTOS SACRAMENTALES DE FINAL DE MES Y ENTREGA DEL PREMIO COFRADEMANÍA

Este próximo viernes, a las 21:00 en el salón de actos de Hospital San Juan Grande, se nos hará entrega del premio Cofrademanía por la incorporación del Realejo a nuestro cortejo.

Con tal motivo nos hemos visto obligados a adelantar nuestros cultos sacramentales de final de mes. Iniciaremos los cultos, a las 19:00 con la participación en la Santa Misa para finalizar con las oraciones a nuestros titulares, la Santa Cruz y Ntra. Sra. De Loreto en su Soledad.

A continuación marcharemos para recoger el mencionado galardón. Os esperamos.


lunes, 25 de noviembre de 2019

ACCIÓN DE GRACIAS DE NUESTRO HERMANO MAYOR TRAS LA TOMA DE POSESIÓN

Palabras pronunciadas por nuestro Hermano Mayor al final de la Toma de Posesión :


Muchas gracias, Vicente por tus palabras tan elogiosas no merecidas por mi parte. Para mí has sido como un padre en estos últimos años, dentro de esta familia que formamos la Hermandad. Ahora me cedes el testigo con la exigente labor de, al menos, mantener todo aquello en lo que se ha convertido nuestra corporación actualmente, en el tiempo en que tú has sido el principal responsable y valedor. Espero que sepa y pueda estar a tu altura.

Hace unos meses, cuando la Hermandad puso en marcha el proceso electoral, no me imaginaba que iba a acabar de esta forma. Entre otras cuestiones porque yo haciendo esto me siento raro, desubicado… porque los que me conocéis sabéis que mi lugar preferido es ahí atrás sirviendo el altar o con el incienso… Pero habéis sido todos vosotros los que me habéis animado a que diera ese paso adelante y me pusiera el primero al servicio de esta corporación que tanto quiero. Bueno, en realidad, os tengo que confesar que la Virgen me convenció antes que vosotros… y cuando ella te tiende su mirada, te toca el corazón y como con nuestras madres, no puedes hacer otra cosa que quererla y aceptar el encargo que te ha hecho…

Además, en estos últimos días no paramos todo el equipo de recibir felicitaciones y muestras de cariño por parte de todo el que nos conoce y de los allegados a esta Hermandad. Sinceramente nos tiene abrumados y nos anima a emprender este proyecto con mayor ilusión si cabe.

Por eso, a partir de mañana prometemos dar lo mejor de nosotros:

Para seguir sirviendo a esta Hermandad.

Para seguir trabajando por todos nuestros hermanos para mayor gloria de Dios.

Para llevar a cabo y hacer realidad ese proyecto de Hermandad que fue diseñado y propuesto por los hermanos en la Jornada Lauretana que celebramos esta pasada primavera.

Para seguir en la línea de hacer realidad la Hermandad que soñaron nuestros hermanos fundadores. Espero y confío en que D. Bartolomé Lora, D. Ignacio Rodríguez Leonardo y tantos otros hermanos, estén orgullosos de ver cómo es actualmente su Hermandad y cómo son los proyectos que tenemos para el futuro.

Pero si hemos asumido este compromiso frente a vosotros es también gracias a todo el apoyo que hemos recibido.

Gracias a Mónica, mi mujer, a mis hijos (que, a diferencia de mi mujer, aún no entienden bien qué supone todo esto), a mis padres, por sembrar en mí la llama de la fe, y a toda mi familia. Sin su apoyo incondicional y constante no podría estar hoy aquí (por mucho que me hubiera convencido antes la Virgen).

Gracias a todos los que habéis aceptado formar parte de este equipo de Junta de Gobierno. Porque habéis tenido la valentía de comprometeros con vuestra Hermandad para engrandecerla y ofrecer lo mejor que tenéis al servicio de Dios y de vuestros hermanos.

Gracias a las familias de todo este equipo porque sabéis que esta etapa que empieza hoy nos va a suponer a todos ocupar tiempo, energía, recursos… en este proyecto, en menoscabo de todos vosotros. Y os va a tocar a vosotros cubrir esa parte esencial en nuestras vidas.

Gracias a Vicente, a Eduardo, a Miguel… a todos los últimos Hermanos Mayores y a tantos miembros de Junta de Gobierno que ha tenido esta Hermandad, por el testimonio de fe, de servicio y de entrega que nos habéis dado (y seguís dando) y por el precioso legado que nos transmitís. No va a ser tarea nada fácil poder continuar siendo una Hermandad ejemplar en muchos aspectos y un referente de la Semana Santa de Jerez.

Gracias a todos vosotros, hermanos de esta Hermandad, porque habéis confiado en este equipo para que intentemos mantener todo aquello que distingue, forma parte y da sentido a esta corporación.

Gracias a don José Hachero por su inestimable cooperación. En esta Hermandad, en esta Junta de Gobierno y en mi persona encontrará siempre ayuda y colaboración en todo lo que necesite usted y esta parroquia. Estoy convencido de que seguiremos poniendo todos de nuestra parte para continuar teniendo el mejor entendimiento posible. Yo me comprometo a ello.

Gracias al Coro de Capilla de San Pedro Nolasco. Vosotros sois uno más de esta gran familia lauretana. Vuestras voces forman parte de los mejores capítulos de nuestra historia y nuestra vida. Y con vuestra magnífica e impagable labor nos permitís seguir creciendo y evolucionando en nuestros cultos internos y externos.

Gracias a todas las hermandades que nos estáis acompañando en este acto tan importante. Gracias al Consejo de Hermandades y Cofradías. Habéis demostrado una vez más vuestra cercanía, vuestro cariño y confianza a esta corporación y a todos los que formamos parte de ella. Desde este momento, nos ponemos a vuestra disposición para todo aquello que podáis necesitar de nuestra parte. En esta Hermandad siempre os encontraréis acogidos.

Gracias a nuestros amigos de las Hermandades del Viernes Santo por el apoyo decidido que nos habéis mostrado. Nos ponemos también a vuestra disposición porque nos toca entre todos seguir contribuyendo a engrandecer y mejorar, si cabe aún más, nuestra Semana Santa.

Hoy nos acompañan también algunos amigos, que son casi familia, que constituyen también una parte importante de mi vida, y que han contribuido a que hoy sea quien soy. Gracias al Señor porque permitió cruzarnos en nuestras vidas, y a vosotros por todo lo que he aprendido de cada uno y por vuestra ayuda incondicional.

Finalmente, me gustaría también acordarme de los que ya no están con nosotros y que han marcado tanto nuestras vidas como la vida de esta corporación. Nuestro trabajo y todo nuestro esfuerzo irá también dirigidos a mantener y engrandecer su memoria y su testimonio.

Hoy es un día de ilusión, de esperanza, de alegría… pero vendrán días con problemas, de mucho trabajo, en los que estemos cansados… y ya nos conocéis… podemos equivocarnos muchas veces. Por eso, os pedimos perdón de antemano por todos aquellos errores que podamos cometer. Y os rogamos que, cuando eso pase, nos lo digáis y lo hablemos, practicando la caridad fraterna. Y tengamos en vosotros un apoyo para solucionarlos. En todos nosotros encontraréis siempre a un hermano dispuesto a atenderos y a resolver cualquier problema.

Porque somos una Hermandad ejemplar también en esto, somos una “FAMILIA DE FAMILIAS” en la que no hace falta que nos llamemos para saber qué nos pasa, y rezar por las necesidades de cada uno.

Y vamos a luchar para seguir defendiendo nuestros valores cristianos y todo aquello que nos distingue. Especialmente en un mundo que persigue la libertad religiosa, que critica y dificulta las manifestaciones religiosas, que profana los lugares sagrados, que va contra los valores cristianos, que no defiende la vida de los más débiles… como el que nos ha tocado vivir.

Por eso, por último, os animo a ser valientes, a que seamos testigos de Cristo y del evangelio no sólo aquí, sino en todo lo que nos rodea. Que lo que vivimos y rezamos en la Hermandad podamos transmitirlo sin miedo en cualquier lugar, a cualquier persona, porque sabemos que es nuestra principal misión como católicos.

Pidamos al Señor que aumente nuestra fe, y nos dé las fuerzas y la inspiración suficientes para ser testigos suyos desde esta labor para la que Él nos ha elegido.

Y os pido a todos que nos unamos en oración ante Ntra. Sra. de Loreto para que interceda en este sentido por nosotros ante el Padre.

Que así sea.

Eusebio Castañeda


viernes, 22 de noviembre de 2019

NUESTRA PRIMERA ZAMBOMBA PROGRAMADA PARA EL DÍA 6 DE DICIEMBRE

Días antes de que celebremos la festividad de Ntra. Sra. de Loreto el diez de diciembre,el día 6 llevaremos a cabo una zambomba a partir de las 13 horas y frente a la fachada de nuestra parroquia de san Pedro.

Te esperamos acompañado de tus amigos y familiares para pasar un buen rato de fraternal convivencia.

No puedes ni debes faltar.


II MARCHA SOLIDARIA " HOGAR SAN JUAN "

La Bolsa de Caridad de nuestra Hermandad en la constante labor de trabajar por "los sin techos" ,os comparte y anima a que participéis en la II Marcha Solidaridad organizada por el Hogar San Juan.

La II Marcha Solidaria 'Hogar San Juan' se celebrará este domingo día 24 de noviembre, con salida desde la plaza del Arenal a las 10 horas y llegada al Hogar San Juan ubicado en la calle Manuel de Torre.

Las inscripciones se pueden realizar, al precio de 3 euros, en la página web oficial de la Federación Andaluza de Atletismo así como presencialmente desde las 09:30 horas hasta el comienzo de la carrera en el punto de salida.

El delegado de Deportes y Medio Rural, Jesús Alba, ha agradecido "la labor que realiza a diario, los 365 días del año, el Hogar San Juan con las personas necesitadas y el apoyo expreso que a nivel deportivo hace la Asociación Deportiva Maratón Jerez, que colabora en el fomento de participantes y en la propia marcha, que se realizará caminando y para todas las edades".

La actividad se enmarca en la II Semana Solidaria ‘Hogar San Juan’ que tiene como objetivo recaudar fondos para la función social que realiza tal hogar a lo largo del año. Igualmente, las personas participantes que así lo deseen podrán aportar productos de higiene personal y alimentos no perecederos, como ha explicado la representante de voluntarios de Hogar San Juan en la presentación del evento, Chari López.

El recorrido será, aproximadamente, de 4 kilómetros con el objetivo de que pueda ser accesible al mayor número de participantes “y teniendo en cuenta que habrá muchas personas mayores que salen a caminar queremos dejar claro que esta Marcha Solidaria no se hace corriendo, sino caminando y a ritmo de paseo tranquilo”, ha afirmado Amador Fernández, presidente de la Asociación Deportiva Maratón Jerez.

Los participantes iniciarán la marcha en la plaza del Arenal y a partir de ahí tomarán las siguientes calles: Consistorio, Plateros, Tornería, Casinos, Larga, Corredera, Angustias, Porvenir, Madre de Dios y calle Manuel de Torre (sede de Hogar San Juan).

En el Hogar San Juan “organizaremos una convivencia con una ‘berza jerezana’ y los participantes podrán conocer sus dependencias y el trabajo que allí realizamos”, ha añadido Chari López.


jueves, 21 de noviembre de 2019

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: SOLEMNIDAD DE CRISTO REY – CICLO C – (24-11-2019)

LUCAS 23, 35-43.

“En aquel tiempo, las autoridades hacían muecas a Jesús, diciendo: «A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido». Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo: «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo». Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: «Éste es el rey de los judíos». Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros». Pero el otro lo increpaba: «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino». Jesús le respondió: «Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso».”


Con la celebración de hoy terminamos el Año litúrgico, año en el que el evangelio de San Lucas nos ha acompañado todos los domingos, hemos ido desgranando la historia y la vida de Jesús y hemos tenido la ocasión de caminar con Él. Cuando el próximo domingo comencemos el nuevo año litúrgico lo haremos ya escuchando el evangelio de San Mateo.

En el recorrido de la obra de Lucas hemos visto, a lo largo del año, a aquél que se anunciaba a los pastores como el Mesías. Lo hemos contemplado manifestado en el Bautismo, en la transfiguración, tentado en el desierto, curando enfermos, llamando a sus discípulos. Le hemos oído hablar del ayuno, del sábado o del Templo. Hemos contemplado admirados sus enseñanzas sobre la misericordia y su llamada permanente a la conversión. Le hemos visto entrando en Jerusalén y predicando en el Templo, hemos escuchado sus enseñanzas sobre el final de los tiempos. Hemos asistido con Él a la cena de Pascua, a su pasión, muerte y resurrección. Nos hemos empapado de sus enseñanzas queriendo hacerlas nuestras e intentando llevarlas a la práctica en nuestro quehacer diario.

Y hoy como último domingo del evangelio de Lucas, miramos al Salvador en el momento de la Cruz. Ahí aparece el rey, burlado, azotado, soportando el dolor, entregando su vida; qué rey tan contradictorio y misterioso, ese rey que dice que no es más importante el que se sienta a la mesa, sino el que sirve la mesa, y que dice que Él está como el que sirve.

En el trance de la cruz Jesús se sigue comportando como transparencia de la misericordia divina, ejerciendo su oficio de salvador, rescatando a quien puede para el paraíso. Siempre perdonando y siempre acogiendo. La salvación de Jesús se nos muestra por lo tanto, no como algo restringido, reducido, sino abierto y universal, aunque en un principio haya sido rechazado, esa decisión no es considerada definitiva, sino que se puede rectificar y aceptar la salvación de Jesús, en cualquier momento. Es lo que ha sido la constante de este evangelio, la misericordia del Señor llevada hasta el extremo.

Las palabras del Jesús al buen ladrón que hemos leído y escuchado tienen una calidad única, porque forman parte del testamento del crucificado. Con su gesto de perdón confirma todo lo que intentó decir y hacer a lo largo de su vida, este Jesús que siempre comunicó amor por donde pasaba, este perdón de Jesús rey crucificado, nos encamina a todos por los senderos del perdón y la misericordia, desarrollando en nuestras conductas actitudes de acogida, de esperanza salvadora, de comprensión y de amor.

Acogiendo estas palabras y gestos de Jesús en nuestro interior, nos gustaría hacerlos nuestros, porque sabemos que Jesús con su ejemplo nos está marcando el camino por donde quiere que caminemos nosotros sus amigos de hoy. Pero reconocemos la dificultad de realización del mismo, porque cuando nosotros nos encontramos en situaciones parecidas no solemos actuar como Él. Cuando se nos pide un perdón, cuantas veces encontramos razones para no darlo, cuando se nos piden gestos de paz, de acogida o de servicio desinteresado, cuantas veces hacemos acepción de personas, diciendo a este no y al otro menos, es decir restringimos los gestos que Jesús nos pide que multipliquemos. No quiere esta reflexión llevarnos a una ingenuidad de nuestros actos, pero sí a que nuestro realismo no nos haga insensibles ante la necesidad ajena. Es algo que tenemos que saber conjugar.

Le pedimos al Señor que nos dé la fuerza necesaria para ser mejores imitadores de lo que Él nos pide, que no nos echemos para atrás, sino que intentemos vivir más en consonancia con lo que fue su testamento de amor. Se lo pedimos al tiempo que recordamos a todos los que sufren, a los que están solos o enfermos.

D. Antonio Pariente, párroco de la Parroquia de San Blas de Cáceres.
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martes, 19 de noviembre de 2019

MISA EN SUFRAGIO DE NUESTROS HERMANOS DIFUNTOS

Este viernes 22 de Noviembre, mes dedicado a la oración por los difuntos, a las 20,00 h. y en nuestra Sede de San Pedro, tendremos nuestra habitual Misa en sufragio por las almas de nuestros hermanos y miembros del Ejército del Aire fallecidos,en especial por los de este año.

La asistencia es obligatoria según marcan nuestras reglas, esperamos desde la Junta de Gobierno tu presencia en este acto,en sufragio de todos aquellos hermanos que nos precedieron en la noble tarea de servir a Dios por medio de su devoción a la Santa Cruz y a Nuestra Madre de Loreto.



domingo, 17 de noviembre de 2019

NUESTRO HERMANO MAYOR EN DIARIO DE JEREZ

Entrevista realizada a nuestro hermano Eusebio Castañeda con motivo de la toma de posición de este Domingo 17 de noviembre, donde Dios Mediante comenzará su andadura cono Hermano Mayor de nuestra Hermandad en estos próximos 5 años:

Pinchar en el enlace para acceder a la entrevista :

https://www.diariodejerez.es/semanasanta/hermandad-loreto-jerez-castaneda_0_1410459210.html


sábado, 16 de noviembre de 2019

RETOS DE ESTA NUEVA JUNTA DE GOBIERNO


I. Fomentar la participación de los hermanos y su implicación en la vida de Hermandad.

La participación de los hermanos es imprescindible para cumplir con nuestros fines como Hermandad, para poder ser el cauce que alimente la vida espiritual y apostólica de los hermanos, y un agente eficaz de evangelización en esta sociedad tan secularizada.

Para ello, estamos convencidos de que debemos promover la participación de los hermanos en los actos de culto, las actividades que la Hermandad organiza y, en definitiva, la vida de nuestra fraternidad.

Esa promoción debe partir de un mejor conocimiento y seguimiento de la situación de nuestros hermanos, a fin de que los actos y actividades que la Hermandad les propone, estén más ajustados a sus necesidades, sin menoscabo de lograr los fines esperados y siempre dentro de las posibilidades de la Hermandad.

De igual manera, creemos esencial la participación de nuestros hermanos más jóvenes y pequeños. Para ellos, la Hermandad debe convertirse en una oportunidad para vivir e ir creciendo y madurando su fe en comunidad, a través de un Grupo Joven y/o un Grupo Infantil.

La implicación de los hermanos supone una materialización de su sentido de pertenencia a nuestra corporación. Su mejora y aumento, pretende buscar un mayor compromiso comunitario y apostólico, desde su vida de fe católica, en la Hermandad y, por extensión, en la Iglesia, que aportaría una riqueza en el número y la diversidad de dones al servicio de la Comunidad.

Para fomentar ese necesario refuerzo de la implicación, creemos indispensable el incremento de la presencia de la Hermandad en la vida de los hermanos, especialmente en aquellos momentos importantes de la misma, como la preparación para la recepción de sacramentos o la propia celebración de los mismos.

Todo ello lo llevaríamos a cabo utilizando los medios a nuestro alcance, especialmente realizando un uso más intensivo de los cauces de comunicación más cercanos e inmediatos, como pueden ser los que nos ofrecen las nuevas tecnologías de la comunicación, sin menoscabo de mantener los cauces habituales de información y comunicación.

II. Avanzar en la promoción del culto público.

Nuestra Hermandad destaca entre las demás hermandades de la ciudad, por su ejemplaridad en cada acto de culto que organiza, como así nos lo han reconocido en múltiples ocasiones.

Sin embargo, como asociación de fieles cuya principal misión es la promoción del culto público, asumimos el reto de continuar avanzando en la mejora de nuestros actos de culto, para que se conviertan en aún más espirituales, más auténticos y sean capaces de ser el apoyo necesario en la vida de fe de nuestros hermanos.

Esta mejora la realizaremos con el apoyo y asesoramiento que nos ofrece nuestro Director Espiritual, velando siempre por el cumplimiento de lo que establecen nuestros Estatutos y Reglamento de Régimen Interno al respecto, promoviendo el culto sacramental, y sin perder ni renunciar en ningún momento a la finalidad de los actos de culto, su esencia, su fidelidad a la Liturgia, a la Tradición Católica, etc.

Asimismo, procuraremos que los actos de culto interno puedan llegar a convertirse en el apoyo espiritual necesario para los hermanos, de manera que se fomente en ellos una vida cristiana más auténtica y comprometida, centrada en la Eucaristía y en la necesidad de vivir en gracia de Dios.

También la salida procesional del Viernes Santo, como principal acto de culto externo, será objeto de un continuo esfuerzo para la mejora de los aspectos espirituales, organizativos, estéticos, de seguridad, etc., que redunde de manera positiva en la estación de penitencia.


III. Mejorar la presencia de la Hermandad en su contexto.

La Hermandad, como asociación perteneciente a la Iglesia, y como institución que se encuadra en el conglomerado cofrade de nuestra ciudad, está obligada a mantener una vinculación y una imagen adecuada ante el resto de hermandades, instituciones, parroquias, etc. de Jerez y su Diócesis, así como con otras entidades públicas y municipales.

Así pues, asumimos el compromiso de mantener una relación fluida con los interlocutores de dichas instituciones, defendiendo siempre nuestros principios, nuestros derechos, nuestros intereses…

Somos conscientes de la necesidad de mantener las excelentes relaciones corporativas con las hermandades de nuestro entorno que ya tenemos, ampliando en la medida de lo posible dichas relaciones a otras hermandades, así como otras instituciones eclesiales, con las que establecer nuevos lazos fraternales.

Además de estas instituciones, nuestra corporación conserva dos vinculaciones especiales. Por un lado, por la ubicación histórica de nuestra sede canónica con el Barrio de San Pedro y sus vecinos. Por otro lado, por la advocación de nuestra titular también mantenemos lazos de unión con el Ejército del Aire y la Aviación. Son relaciones históricas que pretendemos mantener y a ser posible impulsar, aumentando nuestra presencia en esas dos realidades tan diferentes y tan ligadas a nuestros orígenes y nuestra historia.


IV. Convertir la Hermandad en una referencia cofrade y católica en la ciudad.

Estamos convencidos de que ser hermano de una hermandad no puede limitarse exclusivamente a unas prácticas religiosas exigidas por unos Estatutos, o a unos simples actos devocionales asumidos con el tiempo. El pertenecer a una Hermandad se tiene que notar en la fidelidad al Señor y a la Iglesia, la celebración frecuente de los sacramentos, la vida de oración, la lectura de la Palabra de Dios, la práctica de la Caridad, el testimonio de fe, la participación en la acción apostólica… de los hermanos y cofrades.

Como tarea propia de todo fiel cristiano, por el mismo hecho de estar bautizado, los cofrades, junto al fin peculiar del culto público, debemos asumir las responsabilidades propias de toda la Iglesia, según las necesidades que en cada momento se vayan presentando dentro del pueblo de Dios y en el mundo donde vivimos. Y también, según nuestro carisma y nuestros talentos. Además, esta tarea y compromiso debe reflejarse en la actividad normal de la Hermandad y en la forma de preparar y celebrar nuestros actos de culto.

Al objeto de facilitar este compromiso en los hermanos, trabajaremos por mejorar su formación y preparación cristiana, organizando distintos programas formativos en función de sus necesidades.

Asimismo, apoyaremos la labor caritativa de todos los hermanos potenciando la participación de los mismos en la Bolsa de Caridad “Padre Anselmo Andrades”, de manera que se incremente el alcance y el volumen de los servicios que actualmente presta a los más necesitados.


V. Promover la eficiencia en la gestión de la Hermandad.

La Hermandad tiene que hacer frente al reto de lograr una mayor eficiencia en su gestión interna, que beneficie no sólo a los hermanos a los que va dirigida. También debe ayudar a los hermanos que asumen cualquier responsabilidad de gestión, de manera voluntaria y en actitud de servicio fraternal, ofreciendo su tiempo y lo mejor de sí mismos a sus hermanos.

Para conseguirlo, implantaremos nuevos sistemas de gestión que agilicen los trámites con los hermanos, los de la Tesorería, Secretaría, Mayordomía… y permitan mantener una comunicación y actualización más fluida de los datos necesarios para dichos trámites.

Por otro lado, las circunstancias económicas y la responsabilidad como gestores de los recursos nos obligan a ser extremadamente escrupulosos en los gastos, para lo que buscaremos la mejor gestión y la máxima transparencia en los mismos.

Además, mantendremos las distintas comisiones y grupos de trabajo existentes, como mejor instrumento para desarrollar los proyectos que tiene en marcha la Hermandad. Y organizaremos los grupos de trabajo que resulten necesarios para poder hacer frente a las nuevas necesidades que surjan en estos próximos años.


EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 33º DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C – (17-11-2019)

LUCAS 21, 5-19.

“En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo: «Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido». Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?» Él contestó: «Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: “Yo soy”, o bien: “El momento está cerca”; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida». Luego les dijo: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo. Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así tendréis ocasión de dar testimonio. Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mía. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».”


El evangelista Lucas concluye la predicación de Jesús en Jerusalén con un discurso acerca de lo que sucederá al final de los tiempos. Es claro que la liturgia nos sigue apuntando al término del año litúrgico, de lo que ya hablamos el domingo pasado, y a la preparación de la solemnidad de Cristo Rey que celebraremos el próximo. La escena sucede en el Templo de Jerusalén, del que Jesús habla de su próxima destrucción (cosa que históricamente sucedió en el año 70, destruido por los romanos) y lo hace relacionándolo con el fin.

Jesús aprovecha la ocasión para destacar algunas cosas que nos pueden valer para nuestra reflexión personal, que es como ya sabemos lo que debemos intentar hacer todos los domingos iluminados por la Palabra de Dios. Primero Jesús nos previene contra los falsos profetas. Estos llegarán incluso a usurpar su identidad haciéndose pasar por Él. Pero sólo serán embaucadores y embusteros. Jesús nos dice: no es dejéis engañar, no vayáis tras ellos. Cuando alguien nos hable en nombre de Jesús, si tenemos dudas sobre si es auténtico testigo o no, no lo dudemos, oigamos lo que dice, pero sobre todo veamos su vida: si no busca nada para su propio interés, si sus preferidos son los preferidos de Jesús, si no le interesa únicamente los primeros puestos, si su principal virtud es el servicio desinteresado, a ese es al que tenemos que escuchar y seguir. Es este un buen aviso de Jesús, creo que válido para siempre, pero más en estos tiempos en los que se nos presentan tantos queriéndonos vender alguna cosa, y es bueno para saber distinguir a los buenos de los malos profetas, y quizá también el consejo nos valga para calibrar la verdad o las mentiras de aquellos que nos quieren convencer de algo y que se presentan con un disfraz, que si no estamos atentos nos puede engañar.

El aviso de las dificultades del seguimiento, tampoco viene mal. Todos sabemos, analizando nuestra propia vida de creyentes, las dificultades de ser un buen seguidor de Jesús hoy. Gracias a Dios, en nuestra cultura, por lo menos, han pasado los tiempos en lo que el creyente en Jesús se jugaba la vida por serlo. Pero a lo largo de toda la Historia de la Iglesia, el creyente auténtico con manifestaciones muy diversas ha tenido sus dificultades, y las seguirá teniendo porque la cruz es algo consustancial a nuestra fe, la autenticidad a la hora de vivir algo, prácticamente siempre va acompañada de momentos de dolor.

¿Cuáles son las dificultades de nuestro tiempo?, salvando las que cada uno descubre en su vivencia personal, lo que son nuestros pecados, nuestros fallos, nuestras debilidades, nuestra falta de compromiso, que todos debemos saber reconocer. Esta sociedad que nos ha tocado vivir, a la que el sentimiento religioso cada vez le resulta más indiferente, intenta empujar al creyente al olvido, quiere reducir lo religioso al ámbito de la conciencia individual, sin que este sentimiento tenga nada que aportar en el ámbito de la convivencia. Lo religioso es considerado como antiguo, superado, que pone trabas a todo lo que signifique progreso y modernidad, incluso se etiqueta al hombre religioso como enemigo de la convivencia democracia. Es verdad que los creyentes tenemos que mirar hacia nosotros mismos y ver lo que tenemos que ir cambiando, para que sin perder nuestra identidad, sepamos responder a los retos del hombre de nuestro tiempo, del hombre del siglo XXI, pero creo que todos estamos convencidos, que la vivencia religiosa auténtica, puede aportar mucho a la felicidad y a la realización individual de las personas.

Fundamentados en la presencia de Jesús junto a nosotros que nos anima a no ver enemigos por todas partes, sino a mantenernos firmes en la fe y en la esperanza, a manifestar con alegría que ser creyente todavía sigue teniendo sentido, con esta disposición sin imponer nada a nadie, no tiene cabida el temor, ni la desilusión.

Le pedimos al Señor que nos dé fuerzas, para descubrir y sentir de verdad esto, porque sabemos que no es fácil, se lo pedimos para todos nosotros, al tiempo que recordamos a los que menos tienen, a los que sufren y están solos, a los enfermos, sobre todo a los que conocemos o tenemos más cerca.

D. Antonio Pariente, párroco de la Parroquia de San Blas de Cáceres.
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miércoles, 13 de noviembre de 2019

ESTE DOMINGO,TOMA DE POSESIÓN DE LA NUEVA JUNTA DE GOBIERNO

Este domingo 17 de noviembre, celebraremos el acto de la Toma de Posesión de la nueva Junta de Gobierno de nuestra Hermandad, en el transcurso de una eucaristía a las 12:30 en San Pedro.

Nos acompañará musicalmente el Coro capilla San Pedro Nolasco de Jerez .

Contamos como siempre con tu presencia.


Recordemos que la Junta de Gobierno ha quedado compuesta de la siguiente forma :

* Eusebio Castañeda Sánchez, Hermano Mayor

* Francisco José Merino Sánchez, Teniente Hermano Mayor

* Carlos J. Amarillo Andrades, Secretario

* José Julio Toro Sánchez, Mayordomo

* Francisco Antonio García Márquez, Tesorero

* Miguel Puyol Vargas, Vocal Vice – tesorero

* Eduardo Velo García, Vocal Promotor Sacramental y Diputado de Cultos y Formación

* Javier Mateos García de Veas, Vocal Vicesecretario y Diputado Mayor de Gobierno

* Carlos Gavira Medina, Vocal Vice – Mayordomo y Delegado de Comunicación

* Víctor Manuel Velo García, Auxiliar Delegado de Caridad

* José Manuel Prado Serrano, Auxiliar de Mayordomía y Prioste

* Inmaculada Calderón Padilla, Auxiliar Delegada de Hermanos

* David Delgado Brito, Auxiliar de Mayordomía

* Antonio Berro Narbona, Auxiliar de Secretaría

* Enrique Fernández García, Auxiliar de Comunicación

* María Milagrosa Sánchez Sánchez, Auxiliar Delegada de Juventud

* Irene García Márquez, Auxiliar Delegada del Grupo Infantil

* Daniel Castañeda Sánchez, Auxiliar de Tesorería y Delegado de Estrategia.




sábado, 9 de noviembre de 2019

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 32º DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C – (10-11-2019)

LUCAS 20, 27-38.

“En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la resurrección, y le preguntaron: «Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero sin hijos, cásese con la viuda y de descendencia a su hermano. Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. Y el segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete murieron sin dejar hijos. Por último murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete han estado casados con ella». Jesús les contestó: «En esta vida, hombres y mujeres se casan; pero los que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos no se casarán. Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque participan en la resurrección. Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor “Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob.. No es Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos».”


Una vez pasadas la solemnidad de Todos los Santos y la conmemoración de los Difuntos, podemos decir que se acerca una vez más el final del año litúrgico, como ya sabemos el año litúrgico no tiene las mismas fechas que el año natural, mientras que el año nuevo siempre es el uno de enero, el comienzo del año litúrgico es siempre el primer domingo de Adviento, que este año será el domingo 1 de diciembre, por lo tanto estamos a punto de terminar lo que en liturgia se llama tiempo ordinario, y comenzar el tiempo fuerte de adviento, que nos prepara para el nacimiento de Jesús. Y siempre por estas fechas la liturgia nos hace plantearnos unas preguntas serias sobre el final de los tiempos, la escatología, y como telón de fondo, sobre el sentido de la vida y de la muerte. Y la verdad es que más de una vez es oportuno plantearse este tipo de preguntas.

No suele ser el pensar sobre la muerte un tema fácil, es más bien molesto y lo intentamos aparcar siempre que podemos. Todos hemos vivido acontecimientos que nos han puesto ante esta realidad y sabemos lo duro y difícil que es la vivencia de la misma. La filosofía cuando reflexiona sobre este hecho, reconoce la existencia de muchos interrogantes, de muchas preguntas que pueden quedarse sin respuestas la mayoría de las veces.

Desde nuestra fe ¿qué podemos decir? Lo primero es recordar las palabras de la Escritura: no podéis afligiros como los hombres sin esperanza… nuestro pararnos ante la idea de la muerte tiene que llevarnos a una reflexión distinta. Hay que partir de un hecho que no podemos olvidar, que nuestra vida tiene fecha de caducidad, esto es una realidad que hay que asumir y aceptar, no somos eternos. Quien sabe colocarse ante la muerte sin cerrar los ojos, descubre la otra cara de la moneda: la vida. Es decir, cuanto más reconozco mi caducidad, tengo que amar más la vida que me queda por vivir, vivir cada día como si fuera el último de nuestra vida debe llevarme a la convicción de que cada día es una nueva oportunidad de hacer el bien, de trabajar por construir un mundo mejor, donde intentemos hacernos la vida un poco más feliz los unos a los otros.

Esta reflexión, que está muy bien, y que solemos aceptar sin muchas complicaciones va siempre acompañada de que ante la muerte y el dolor siempre nos quedará el ¿por qué?, sobre todo en determinadas circunstancias, pedimos explicaciones que no solemos encontrar, el misterio vuelve a desbordarnos, y muchas personas ante esta pregunta, sienten la lejanía de Dios, y les cuesta mucho reconocer su presencia cuando esa realidad se hace más dura. Seguro que conocemos ejemplos concretos. Posiblemente no encontremos una respuesta que nos convenza, y los interrogantes quedarán ahí presentes sin una solución definitiva. En el fondo, cuando no encontramos esa respuesta acertada, es porque nuestra fe es frágil, no es lo suficientemente profunda para saber reconocer a Dios en las situaciones límite. Nuestra comprensión ante estos casos debe ser tan generosa, como para comprender la debilidad humana ante esta problemática.

Cuando los cristianos confesamos nuestra fe en la resurrección, cuando confesamos nuestra fe en ese Dios bondadoso que nos acoge después de la muerte ¿sabemos lo que decimos, y a lo que nos compromete? Jesús en el evangelio de hoy rompe los esquemas de aquellos que intentaron pillarle. Hoy también quiere romper los nuestros y nos pide que vivamos nuestra vida con tal intensidad que no nos aflijamos ante la muerte como los hombres sin esperanza. Nos pide que miremos su cruz y que no olvidemos la resurrección que Él nos quiso regalar.

Señor aumenta nuestra fe también en esos momentos en los que nos cuesta más descubrirte, en los que nos cuesta tanto reconocerte, en los que nos cuesta más sentirte a nuestro lado, en los momentos de dolor, soledad y muerte. Se lo pedimos al Señor, y lo hacemos los unos para los otros, y lo hacemos sin olvidar a los que menos tienen, a los que sufren, están enfermos, a los que están solos o los que carecen de todo, incluso de sentirse queridos por alguien.


D. Antonio Pariente, párroco de la Parroquia de San Blas de Cáceres.
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sábado, 2 de noviembre de 2019

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 31º DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C – (3-11-2019)

LUCAS 19, 1-10.

“En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad. Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí. Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: «Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa». Él bajó en seguida y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: «Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador». Pero Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor: «Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más». Jesús le contestó: «Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».”


Dios que se hace presente en la historia del mundo, se hace también en la historia personal de cada uno. Después de la encarnación de Jesús su presencia se hace realidad de mil maneras, y en mil momentos. A todos nos sale al encuentro en alguna ocasión. No lo hace con reservas, o solo para unos cuantos privilegiados, con Jesús, Dios pasa por la vida de aquellos que ni siquiera tienen una atención especial con Él. El Evangelio de hoy es un ejemplo claro de ello.

Lucas, es el evangelista más entusiasmado con los relatos que representan la cercanía de Dios hacia todos (hijo pródigo, fariseo y publicano del pasado domingo, Zaqueo) y en especial con los pecadores y los marginados a quienes libera de su marginación y les inyecta una gran dosis de libertad, alegría y cariño. Si queremos descubrir textos evangélicos en los que se destaque la misericordia de Dios sin dudarlo, debemos acudir al evangelista San Lucas.

Podemos considerar a Zaqueo como un buen reflejo del hombre de nuestro tiempo y de siempre, incluso de cada uno de nosotros, sin duda de cada uno de nosotros. Zaqueo era un hombre, al que el peso de su dinero no le había dejado crecer, y por lo tanto, no le dejaba ver más allá de sí mismo. Era un hombre al que la cultura de su tiempo le impedía mirar por encima de sus intereses materiales. Él se encontraba, como todos nosotros, atrapados en nuestros quehaceres ordinarios, sin tener tiempo para nada más, porque no nos sobra el tiempo para nada. Cuando un día empujado por su propia insatisfacción, quiso elevarse por encima de sí mismo y de sus ocupaciones, se encontró con Jesús y Él le ayudó a dar un vuelco a su vida. Subiéndose a la higuera supo superarse a sí mismo y superar las dificultades que le rodeaban. Zaqueo entendió que Dios hace cosas inmensas, pero que también está detrás de lo sencillo y lo pequeño, transformando el corazón de las personas para hacernos sensibles y sencillos como Él. El encuentro con Jesús, cambia a Zaqueo, lo transforma, le da la vuelta de arriba abajo. Nosotros que nos sentimos muy cerca de Él, posiblemente todavía no nos hayamos encontrado de verdad con el Señor, no nos hemos atrevido a aceptar la invitación de Jesús de comer en nuestra casa. Zaqueo hizo realidad el encuentro con Jesús no solo cambiando su forma de pensar, sino demostrándolo con hechos, “si de alguno me he aprovechado, le devolveré cuatro veces más”. Por eso podemos preguntarnos ¿Cómo demuestro yo mi cercanía con el Señor?

La suerte que tenemos, es que este Dios inmenso y misericordioso, no se cansa de esperarnos, porque nos conoce y sabe de nuestras debilidades, por eso continuará pasando a nuestro lado, se hará el encontradizo con nosotros para que de una vez por todas aceptemos su auto-invitación de venir a nuestra casa.

Le pedimos al señor constancia y sinceridad en su seguimiento, se lo pedimos los unos para los otros. Que el Señor nos haga ser como Zaqueo. Se lo pedimos al tiempo que recordamos a los que menos tienen, a los que están solos, a los enfermos, a los que son rechazos sin piedad por su propia gente, a los que les falta incluso el cariño imprescindible para vivir.


D. Antonio Pariente, párroco de la Parroquia de San Blas de Cáceres.
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viernes, 1 de noviembre de 2019

CONMEMORACIÓN DE LOS FIELES DIFUNTOS – CICLO C – (2-11-2019)

JUAN 14, 1-6.

“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.» Tomás le dice: «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Jesús le responde: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí».”


La conmemoración del día de los difuntos, es el día en el que de una forma especial los tenemos como más cerca, como para manifestar que la muerte no es el final definitivo, sino que todavía permanecen entre nosotros, que su recuerdo los hace estar a nuestro lado, y sobre todo porque ellos nos animan y nos estimulan en la vida que a nosotros nos queda por vivir.

La fe en la resurrección no logra que la pérdida de alguien, de una persona, con la que compartes los lazos de la sangre, de un padre, de una madre, de un esposo o esposa, de un hermano o una hermana, en definitiva de un ser querido, de una persona con la que has compartido cosas, proyectos tiempo, alegrías, penas, con la que has pasado buenos y malos momentos, una persona con la que te unían los lazos del afecto o de la amistad, no duela. Cuando tienes que separarte de esa persona, el corazón humano sufre, y las lágrimas afloran a nuestros ojos, no tengamos miedo de expresar con lágrimas nuestro sentimiento más íntimo por la pérdida física de alguien a quien queríamos, esto no es manifestación ni mucho menos de nuestra falta de fe, al contrario diría yo. Me gustaría convencerlos a todos de que nuestro Dios, ese Dios Padre en el que creemos, sufre con cada uno de nosotros cuando perdemos a un ser querido, que Él está a nuestro lado cuando sentimos profundamente la pérdida de nuestros seres queridos, como sufrió y estuvo al lado de su Hijo en la cruz. Que diferente es esta actitud a la de creer que Dios nos ha abandonado o que no ha hecho nada por nosotros cuando perdemos de una forma traumática a alguien. Sé que vivir esto es difícil pero la profundidad de la fe de una persona se mide en estos momentos.

La fe en la resurrección es sobre todo un canto a la vida, es la manifestación de que la muerte no es lo último que nos pasa, es la manifestación de que ante la muerte también cabe la esperanza, es la demostración de que la muerte no es el final del camino. Ya conocemos aquel dicho que una persona muere definitivamente sólo cuando no hay nadie que se acuerde de él. Por eso nosotros estamos aquí porque queremos manifestar públicamente nuestra fe en la resurrección que es lo mismo que decir que nuestros difuntos no han muerto del todo, sino que permanecen junto a nosotros.

Nuestra fe en la resurrección debe hacer que seamos gente que amemos la vida, y desterremos de nosotros, desterremos de nuestra conducta todo aquello que signifique o que lleve a la muerte, y que hagamos lo necesario para que la vida pueda ser vivida con eficacia, pero sobre todo con dignidad por las personas; la fe en la resurrección debe de hacer que yo ame la vida que a mí me queda por vivir, y trabaje para que cada día hacer la vida un poco más feliz a las personas con las que vivo a diario, mi familia, mis vecinos etc., no puedo ser una persona que crea en la resurrección y no sea capaz de transmitir vida a mi alrededor.

A esto, también tiene que ayudarnos el recuerdo de los difuntos, la mejor manera de honrar su memoria, es la que su recuerdo nos ayude a nosotros a afrontar con más fuerza la vida que nos queda por vivir. Esta es la mejor manera de honrarlos, esa es la mejor manera de que su memoria sea algo gratificante para nosotros. ¡De cuantas cosas buenas son ellos modelos para nosotros!,¡de cuantas cosas buenas pueden ellos darnos lecciones, aunque ya no estén aquí!, seguramente que de muchas.

Por eso hoy, al tiempo que recordamos a los difuntos que nos tocan más de cerca, padres, hijos, abuelos, familiares, vecinos o conocidos, y que hace más o menos tiempo, nos separamos de ellos, al tiempo que los recordamos y pedimos a Dios por todos ellos, redoblamos nuestra confianza en que Dios ya los ha acogido en su seno, y ellos desde allí interceden por todos nosotros; para que cada día seamos un poco mejores y perdamos esa mala costumbre de hablar bien de la gente, pero cuando ya no están, a las personas hay que quererlas, cuidarlas y hablar bien de ellas cuando están vivas.

En un momento de silencio cada uno reza una oración especialmente por sus difuntos, y por todos en general, esa oración en la que tiene más fe, esa oración en la que más confía.


D. Antonio Pariente, párroco de la Parroquia de San Blas de Cáceres.
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