viernes, 26 de abril de 2019

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 2º DE PASCUA – CICLO C – (28-4-2019)

JUAN 20, 19-31.

“En aquel tiempo, al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros». Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envió yo». Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos». Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo». A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros». Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente». Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!» Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto». Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre”.


Este domingo cierra la celebración del día de Pascua, la Resurrección es una noticia tan extraordinaria que su celebración no puede durar un día solamente. Es verdad que el tiempo Pascual se extenderá hasta el domingo de Pentecostés con la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles, pero los ocho días después de la Resurrección tienen un significado especial, pues es como si cada uno de ellos fuera el propio día de la Resurrección. La alegría desbordante de la Pascua ha llevado a recoger los lutos negros y morados del Viernes Santo y a sustituirlos por el color blanco, los pasos de la pasión se sustituyen por las imágenes del Resucitado, aparecen las romerías y la fiesta. Es la Pascua de Jesús, el paso de la muerte a la vida.

El texto del evangelio que hemos leído, sitúa la acción en el mismo día de la Resurrección. Jesús con una nueva presencia, que supera lo meramente físico, se deja ver por los discípulos. Se coloca en el centro y les enseña las manos y el costado, y les desea la paz no una vez si no tres veces, lo que nos indica la importancia que da Jesús a esta palabra. La reacción de los discípulos no es de miedo o de temor, sino que se llenan de una inmensa alegría. Comienza ahora una nueva etapa, es el final de la actividad de Jesús y el comienzo de la actividad de los discípulos, ellos, por encargo de Jesús, serán sus testigos lo mismo que Él ha sido testimonio del Padre que lo envió, ellos si se atreven, que se atrevieron, tendrán que coger el testigo que les entrega Jesús y ser los trasmisores de su Buena Noticia.

Lo mismo que los discípulos fueron los continuadores de la acción de Jesús, nosotros los cristianos de hoy, si nos atrevemos, tendremos que ser los que sigamos esa línea de acción. La fe en Jesús resucitado nos une a esos primeros creyentes. De la misma manera que somos los continuadores de esos primeros grupos de cristianos, que comienzan a darse a conocer y que nos describe el libro de los Hechos de los Apóstoles, para ellos, también, lo mismo que para nosotros, la realidad de la Resurrección es la que nos empuja y el punto de arranque de nuestra fe.

Y tenemos el ejemplo de Tomás, este apóstol está ausente en la primera aparición, y tendría que haber creído por el testimonio de los otros discípulos. Pero sus ojos no miran con la mirada trascendente, apela a lo racional, a lo palpable, a lo material: “Si no lo veo no lo creo”, un razonamiento, por otro lado, bastante lógico. ¿Cuántas veces soy yo como Tomás? Por eso, una y mil veces, gracias Tomás, por ser uno más como nosotros. Gracias por adelantarte a nuestro tiempo y sentir anticipadamente la necesidad del ver para creer de tus descendientes en la fe. En nuestra fe somos muchas veces, hijos de la duda, de la indecisión, de la obstinación, y nos negamos a creer de verdad. En el fondo, al hombre de fe siempre le acompaña la tentación de la duda. Y Tomás tuvo la suerte de poder ver al Señor, cosa que yo no voy a poder hacer, y por la que el Señor dirá “bienaventurados los que crean sin haber visto”. La respuesta a la duda siempre será la confianza plena, el aquí estoy sin condiciones, pero, no siempre estoy en la disposición necesaria para poder decirlo de esa manera, no siempre me atrevo a ponerme en las manos de Dios sin exigir nada. El ejemplo de Tomás no es que nos sirva a nosotros de consuelo, pero si nos sirve para identificarnos con él, reconocer nuestras tentaciones, y estos quizá sean los primeros pasos para poder superarlas.

Le pedimos al Señor en este domingo, después de haber celebrado su Muerte y su Resurrección, que aumente nuestra fe, que haga de nuestra fe una fe más fuerte, más auténtica, más profunda, más comprometida. Que nos de la fuerza necesaria para reconocer nuestras carencias, nuestros errores, y nuestros fallos, para así poder decirle también como le dijo Tomás “Señor mío y Dios mío”.

Pedimos como siempre los unos por los otros, por lo que más lo necesitados de nosotros, los pobres, los enfermos, los que están solos, los que no tienen a nadie que les quiera.

D. Antonio Pariente, párroco de la Parroquia de San Blas de Cáceres.
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jueves, 25 de abril de 2019

JORNADA LAURETANA PARA EL 4 DE MAYO

Estimado/a hermano/a:


Nos dirigimos a ti, como continuación de lo que se expuso en el último Cabildo General, para informarte de que la Hermandad lleva un tiempo desarrollando un proceso de reflexión de cara a realizar una planificación de la misma para los próximos años.

Este proceso trasciende a la actual Junta de Gobierno porque, como sabes, nos encontramos al final de mi mandato como Hermano Mayor. Por eso, estamos invitando a que todos los hermanos participéis en este ejercicio para dejar sentadas las bases de lo que, entre todos, queremos que sea la Hermandad para los próximos 10 años.

Esta participación se concretará, entre otras iniciativas, en una Jornada Lauretana. Una Jornada abierta a la participación de todos los hermanos, en la que a partir del análisis de la situación actual de la Hermandad, sean los propios hermanos quienes decidan y prioricen las propuestas de mejora que consideran que necesita la Hermandad.

Además de las aportaciones de todos los hermanos, contaremos también con la opinión de algunos cofrades externos a la Hermandad, pero con una estrecha vinculación a la misma, a los que estamos invitando a participar en una de las partes de la Jornada.

Los resultados de todo este trabajo serán ofrecidos a la próxima Junta de Gobierno a fin de que pueda llevar a cabo las propuestas identificadas.

Por todo ello, te invito encarecidamente a que participes en esta Jornada, al objeto de que puedas compartir con todos aquello que consideres oportuno para nuestra corporación.

La Jornada tendrá lugar (D.m.) el próximo sábado 4 de mayo en el Hogar La Salle sito en avenida Duque de Abrantes, 17 (enfrente del Hotel Guadalete), en horario de 11:00 a 17:30 horas. De 14:00 a 16:00 tendremos una comida compartida entre todos. A continuación, incluimos el Programa de la Jornada.

Para una mejor organización de la Jornada, te rogamos que nos confirmes tu asistencia, así como la comida que tienes previsto traer, a través de nuestro hermano Eusebio Castañeda en el teléfono 647 993 795.


PROGRAMA JORNADA LAURETANA. 4 DE MAYO DE 2019 DISEÑO DEL PLAN HERMANDAD DE LORETO 2030 

Objetivo de la Jornada:

Diseñar, a través de la participación de todos los hermanos interesados, las propuestas de mejora que permitan configurar el Plan Estratégico de la Hermandad para 2030.

Características de la Jornada:

Abierta a la participación de todos los hermanos.

Se partirá del análisis de la situación actual en todas las áreas de la Hermandad. Se basará en una metodología participativa de grupos de trabajo y lluvia de ideas. Los propios hermanos serán quienes decidan y prioricen las propuestas de mejora.

domingo, 21 de abril de 2019

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: DE RESURRECCIÓN – CICLO C – (21-4-2019)

JUAN 20, 1-9.

“En aquel tiempo, el primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”. Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos”.


Hoy es el día de Pascua. “Éste es el día en que actuó el Señor sea nuestra alegría y nuestro gozo”. Es el día más importante para los que creemos y vivimos la fe cristiana. Jesús ha resucitado. Hoy culmina el Triduo Pascual, que iniciábamos el Jueves Santo. Hemos intentado vivir como es debido la Cuaresma, hemos intentado vivir los días de la Pasión y Muerte de Jesús, pero si no viviéramos con intensidad el significado de su resurrección, aquello no tendría sentido, porque incomprensiblemente dejaríamos de lado la noticia fundamental.

El discurso de Pedro en la primera lectura, es el discurso de aquel que está empezando a comprender lo que significa la resurrección, es el discurso de los primeros cristianos: anunciar con obras y palabras a Jesús muerto y resucitado. Es el discurso todavía desconcertado de aquellos primeros que comenzaron a sentir que el sepulcro vacío era la señal de que el crucificado la tarde del Viernes Santo tenía razón. Les quedarán todavía muchos pasos que dar, muchas dificultades que superar, pero su corazón y su mente comenzaron a sentir que algo sorprendente había pasado y comenzaron a intuir que iba a ser algo grande.

Estamos en los comienzos del cristianismo. La predicación de los apóstoles como testigos directos de la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesús nos entronca directamente con él. Otros muchos habían oído y visto a Jesús, habían sido espectadores de lo que acababa de suceder en Jerusalén pero solo los apóstoles serán testigos de su resurrección. Los evangelios no se habían escrito todavía, pero discursos como éste de Pedro se fundamentaban en el misterio de Jesús su muerte y sobre todo su resurrección, tal y como lo había dicho.

La resurrección de Jesús trasciende la historia humana, nadie lo vio resucitar, Pedro, Juan y María Magdalena ven únicamente la prueba de la resurrección que es el sepulcro vacío, pero el hecho de la resurrección queda solo en el plano de la divino, de lo trascendente, en el plano de la fe. Nosotros creemos por el testimonio de los apóstoles, porque ellos comieron y bebieron con él después de la resurrección, y esa fe es la que se ha trasmitido a los largo de los siglos hasta hoy.

Pero, bajemos a un plano más personal, que es un poco lo que cada uno puede reflexionar en este día: en ocasiones somos como María Magdalena; nos acercamos a buscarle, pero no lo encontramos y decimos: se han llevado al Señor y no sabemos donde la han puesto. Como a ella nos cuesta creer que Jesús resucitó, que hizo lo que por otra parte había anunciado tantas veces. Por eso nuestra oración al Señor hoy debe ser “Gracias Señor, por estar ahí, por sentirse cerca, porque aunque no te vea, te siento en todo lo que hago y en todo lo que digo”. Te notamos, cuando a pesar de todo, vemos a gente, a personas, que todavía son capaces de hacer cosas por los demás, gente que es desprendida, que ayuda sin pedir nada a cambio, que da sin esperar recibir, gente que valora a las personas por encima de las cosas, que les importa más dar que tener. La resurrección nos anima a descubrirlo vivo entre nosotros. Hay que saber verlo en la fracción del pan, y en las veces que se sigue partiendo en las personas con las que vivimos. Renazcamos pues a una vida renovada con la resurrección del Señor. A esto nos conducía todo el tiempo de cuaresma y todas las celebraciones en las que hemos participado estos días. Nos quedan ahora siete semana para disfrutar de la Pascua, hasta el día de Pentecostés, hasta la venida de Espíritu Santo, vivamos con entusiasmo, con alegría y con fiesta que el Señor ha resucitado ¡aleluya¡

La resurrección nos da fuerzas para seguir pidiendo los unos por los otros, nos debe acercar más los unos a los otros. La resurrección debe darnos fuerzas para seguir realizando nuestra tarea en la parcela de la Iglesia que cada uno tiene encomendada. La resurrección sigue animándonos a seguir teniendo entre nuestros preferidos a todos los que sufren, los enfermos, los que están solos y a aquellos que no tienen a nadie que les quiera. Pedimos por ellos.

D. Antonio Pariente, párroco de la Parroquia de San Blas de Cáceres.
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viernes, 19 de abril de 2019

HOY ES VIERNES SANTO – CICLO C – (19-4-2019)

JUAN 18, 1-19, 42.

Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según San Juan

“Salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí Él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando la patrulla y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con faroles, antorchas y armas. Jesús sabiendo todo lo que venía sobre Él, se adelantó y les dijo: «¿A quién buscáis?» Le contestaron: «A Jesús, el Nazareno». Les dijo Jesús: «Yo soy». Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles: «Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez: «¿A quién buscáis?» Ellos dijeron: «A Jesús, el Nazareno». Jesús contestó: «Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos». Y así se cumplió lo que había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me diste». Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro: «Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?»

Llevaron a Jesús primero ante Anás y Caifás

La patrulla, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año; era Caifás el que había dado a los judíos este consejo: «Conviene que muera un solo hombre por el pueblo». Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La criada que hacía de portera dijo entonces a Pedro: «¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?» Él dijo: «No lo soy». Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose. El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de la doctrina. Jesús le contesto: «Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, de qué les he hablado. Ellos saben lo que he dicho yo». Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo: «¿Así contestas al sumo sacerdote?» Jesús respondió: «Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?» Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote.

Simón Pedro estaba en pie, calentándose, y le dijeron: «¿No eres tú también de sus discípulos?» Él lo negó, diciendo: «No lo soy». Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo: «¿No te he visto yo con Él en el huerto?» Pedro volvió a negar, y enseguida canto un gallo.

Mi reino no es de este mundo

Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era el amanecer, y ellos no entraron en le pretorio para no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. Salió Pilato afuera, adonde estaban ellos, y dijo: «¿Qué acusación presentáis contra este hombre?» Le contestaron: «Si éste no fuera un malhechor, no te lo entregaríamos». Pilato les dijo: «Lleváoslo vosotros y juzgadlo según vuestra ley». Los judíos le dijeron: «No estamos autorizados para dar muerte a nadie». Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir. Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo: «¿Eres tú el rey de los judíos?» Jesús le contestó: «”¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?» Pilato replicó: «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mi; ¿que has hecho?» Jesús le contestó: «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí». Pilato le dijo: «Conque, ¿tú eres rey?» Jesús le contestó: «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz». Pilato le dijo: «Y, ¿qué es la verdad?» Dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo: «Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es costumbre entre vosotros que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?» Volvieron a gritar: «A ése no, a Barrabás». El tal Barrabás era un bandido.

¡Salve, rey de los judíos! ¡Crucifícalo!

Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los saldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto color púrpura; y, acercándose a Él, le decían: «¡Salve, rey de los judíos!» Y le daban bofetadas. Pilato salió otra vez afuera y les dijo: «Mirad, os lo saco afuera, para que sepáis que no encuentro en Él ninguna culpa». Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo: «Aquí lo tenéis». Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron: «¡Crucifícalo, crucifícalo!» Pilato les dijo: «Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuentro culpa en Él». Los judíos le contestaron: «Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque se ha declarado Hijo de Dios». Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más y, entrando otra vez en el pretorio, dijo a Jesús: «¿De dónde eres tú?» Pero Jesús no le dio respuesta. Y Pilato le dijo: «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?» Jesús le contestó: «No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor».

Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban: «Si sueltas a ése, no eres amigo del César. Todo el que se declara rey está contra el César». Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el sitio que llaman «el Enlosado» (en hebreo Gábbata). Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos: «Aquí tenéis a vuestro rey». Ellos gritaron: «¡Fuera, fuera; crucifícalo!» Pilato les dijo: «¿A vuestro rey voy a crucificar?» Contestaron los sumos sacerdotes: «No tenemos más rey que al César». Entonces se lo entregó para que lo crucificaran.

Lo crucificaron, y con él a otros dos

Tomaron a Jesús, y Él, cargando con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con Él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos». Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: «No escribas: “El rey de los judíos”, sino: “Éste ha dicho: Soy el rey de los judíos”». Pilato les contestó: «Lo escrito, escrito está».

Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, tomaron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba a abajo. Y se dijeron: «No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le toca». Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica». Esto hicieron los soldados.

Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.

Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo: «Tengo sed». Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: «Está cumplido». E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.

Y al punto salió sangre y agua

Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron».

Vendaron todo el cuerpo de Jesús, con los aromas

Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo clandestino de Jesús por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron todo, con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús”.




No sé si hemos caído en la cuenta, pero Jesús entra en la historia como un niño inevitablemente débil y muere como un hombre no sólo sin ningún poder social, sino como contado entre los criminales y condenado a morir en cruz como cualquier malhechor. En Jesús, Dios se expone, se arriesga, corre peligro al presentarse ante la humanidad sin fuerza alguna, simplemente como un hombre que expresa la sabiduría de Dios, para comunicarnos su salvación. Jesús es la debilidad de Dios y la debilidad de Dios nos descoloca, no la entendemos, no entra en nuestros esquemas, nos sobrepasa. La imagen de Jesús en la cruz es la expresión máxima de la debilidad de Dios pero lo es también de su amor fiel e insuperable. El dolor se veía exclusivo de la condición humana, sin embargo, en Jesús se nos revela que el sufrimiento de cada persona, nuestro dolor, es también el sufrimiento de Dios. El Reino de Dios parece desangrarse y morir con el crucificado. Sin embargo en Dios, la debilidad se entremezcla con el amor. En este día de Viernes Santo, somos invitados a situarnos en la perspectiva de ese amor increíble de Dios que se ha manifestado en su Hijo Jesús.

En la cruz de Jesús se nos revela lo cruel e injusta que es cualquier agresión a la vida. Cuando herimos a los demás, por acción o por omisión, herimos también a Dios, o cuando apartamos el rostro y la mirada de las personas destruidas por el odio y la envidia entre nosotros, cuando apartamos al mirada de los verdugos que con total impunidad se aprovechan del débil o del desvalido, estamos huyendo del rostro del Dios vivo, que sufre y muere por nosotros sin merecerlo.

Después de escuchar la narración de la pasión en esta tarde de Viernes Santo, parece muy difícil encontrar algo de luz, algo de vida. La muerte del Señor la vivimos en esta celebración de dos maneras: con la lectura de la Pasión y con la adoración de la Cruz, son, por tanto, los dos momentos centrales.

La liturgia, que es siempre representación, pone hoy ante nuestros sentidos toda una gama de posibilidades que pueden despertar nuestra imaginación, nuestra reflexión y nuestro sentimientos en el desarrollo de un drama histórico, el de Jesús, que es, también el nuestro. Cada uno de nosotros vive haciéndose muchas preguntas, preguntas sobre la vida, sobre el mundo, sobre Dios, la historia, los demás, el sentido de lo que ocurre, la injustificada evidencia del dolor y el sufrimiento, la posibilidad de un punto final. Hoy es el día, en el que todas esas preguntas se nos ponen por delante con toda su profundidad, y con toda su crudeza. Hoy, el día de la muerte de Jesús, es un buen momento para planteárselas.

Si analizo mi vida con sinceridad, descubriré en mí sin hacer mucho esfuerzo, actitudes que se identifican con el comportamiento de los personajes que aparecen en el relato de la Pasión que acabamos de leer, seguro que encuentro en mí, conductas, inclinaciones, deseos, que pueden encajar perfectamente con lo que hicieron los contemporáneos de Jesús. Hoy día de Viernes Santo nos toca recordar las veces que yo también ayudo a los soldados a clavar a Jesús en la cruz, las veces en la que yo le hago su carga más pesada. Esta debe ser nuestra reflexión.

Aunque quizá más que analizarme y ver mi conducta, deba únicamente contemplarle a Él, clavado, desolado, derrotado, muerto por mí. Esta es la posición del Viernes Santo la contemplación y la adoración de la Cruz. Párate y mira a Jesús crucificado………… Hoy recordamos de forma especial a las personas que siguen estando crucificadas como Jesús: los que sufren injusticia, los que sufren maltrato físico o psíquico de una manera injustificada, los que mueren a causa de las catástrofes naturales, los que son maltratados, explotados por sus semejantes, los que están solos, a los que falta el amor imprescindible para vivir. Pero, hoy también le vamos a dar gracias porque todavía hay gente que imitando su ejemplo, sabe callar a tiempo, sabe ofrecer una sonrisa desinteresada, sabe arrimar el hombro cuando se le necesita sin pedir nada, darle gracias por aquellos saben morir en la cruz como Él.

D. Antonio Pariente, párroco de la Parroquia de San Blas de Cáceres.
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jueves, 18 de abril de 2019

HOY ES JUEVES SANTO – CICLO C – (18-4-2019)

JUAN 13, 1-15.

“En aquel tiempo, antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?» Jesús le replicó: «Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde». Pedro le dijo: «No me lavarás los pies jamás». Jesús le contestó: «Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo». Simón Pedro le dijo: «Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza». Jesús le dijo: «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos». Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios». Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis».”


Una vez terminado el tiempo de Cuaresma, después de habernos preparado para celebrar los acontecimientos que se avecinan: con nuestra oración, nuestros sacrificios y practicado las obras de misericordia, después de haber reconocido a nuestro Dios como un Padre que siempre nos perdona, en la celebración penitencial, después de haber hecho todo esto, nos reunimos junto al altar del Señor, celebramos con Jesús su última cena con los discípulos antes de padecer su muerte en cruz. Lo que nosotros estamos haciendo hoy día de Jueves Santo es actualizar la Última Cena de Jesús y supone para nosotros el prepararnos para los días más importantes del año de nuestra fe cristiana. El atardecer del Jueves Santo es la puerta de entrada al Triduo Sacro. Es el momento en el que Jesús cena con sus discípulos antes de ser detenido en el huerto de Getsemaní. Es el comienzo de su pasión, muerte y resurrección por todos nosotros.

La lectura del libro del Éxodo ambienta la liturgia de hoy en la Pascua judía, la cual recordaba el acontecimiento de la liberación del pueblo escogido del poder de Egipto por la acción salvadora de Dios. El ritual del sacrificio del cordero traerá a la memoria aquel paso del Señor por medio de su pueblo. Y a su vez el nuevo cordero sacrificado en esta nueva pascua (nuevo paso de Dios) será el propio Jesús. La sangre del Cordero-Jesús, entregada voluntariamente como ofrenda única y universal, nos librará de la muerte definitiva, y nos abrirá las puertas de la resurrección, las puertas de la vida.

En la última cena, Jesús instituye la Eucaristía, el sacerdocio y nos entrega su legado más significativo el mandamiento del Amor. La lectura de la carta de Pablo a los Corintios recoge el relato de la institución de la Eucaristía. Pablo, que no fue uno de los doce y por lo tanto no estaba allí aquella noche, se refiere a ella como procedente directamente del Señor y que es transmitida por él. Ya entendemos por qué el Jueves Santo es el Día del Amor Fraterno, porque la entrega de Jesús en la Eucaristía, en la cruz, manifiestan el amor incondicional de Dios a los hombres. Quien come su sangre y bebe su sangre se hace uno con Él y con sus actitudes. No se puede recibir la Eucaristía sin estar dispuesto a encarnar en nosotros, su generosidad, su desprendimiento, su capacidad de perdonar, su entrega total, su amor sin condiciones. La Eucaristía es el centro de la vida del cristiano, de ahí la importancia de la participación en la celebración dominical, ¿qué lugar ocupa la Eucaristía en mi vida de creyente y seguidor de Jesús?

El evangelio de San Juan recoge otra escena que se da en la última cena: el lavatorio de los pies. Ser discípulo de Jesús significa servir, estar dispuesto preparado para ello. Jesús está en este mundo como el que sirve. No ha venido para ser servido, sino para dar la vida en rescate por todos. El que sigue a Jesús no es más que su Maestro. Debe dejarse servir por Él y debe hacer con los demás lo que Jesús hace con él. Seguir a Jesús es adoptar sus mismas actitudes, más aún es compartir con él su propio destino. El tono de la última cena es un tono solemne porque en el ambiente flota la despedida de Jesús y que, en ella, Jesús quiere ir a lo fundamental. Ya ha instituido la Eucaristía y el sacerdocio, ya ha dado ejemplo de servicio, ya ha hablado de la nueva alianza, ahora sólo le queda una última palabra y Jesús va a promulgar el mandamiento nuevo: Que os améis los unos a los otros como yo os he amado. De este amor, como el de Jesús los cristianos debemos hacer la señal que nos distinga.

Se juntan en esta celebración de la Cena del Señor un contenido denso y profundo, cada uno tenemos que fijarnos en aquel aspecto que es más importante para nosotros. Podemos continuar la oración y la meditación ante el Monumento a lo largo de la noche y mañana y que eso nos ayude a profundizar en estos misterios y a contemplar el amor de Jesús que es la expresión del amor del Padre hacia toda la humanidad.

Que la participación en el Triduo Pascual nos ayude a descubrir lo que Jesús quiere de cada uno de nosotros, y nos de fuerzas para saber estar cerca de los que nos necesitan, especialmente de los que sufren o están enfermos ya que en ellos se hace presente más fácilmente nuestro Dios. Terminamos pidiendo los unos, por los otros, especialmente por aquel que más lo necesite.

D. Antonio Pariente, párroco de la Parroquia de San Blas de Cáceres.
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miércoles, 17 de abril de 2019

FALLECIMIENTO DE NUESTRO HERMANO D: JOSÉ LUÍS FERRER CABRAL

Desde la Junta de Gobierno de esta Hermandad y en nombre de todos sus hermanos lamentamos y elevamos nuestras más sentidas oraciones por la pérdida, en el día de ayer, de nuestro hermano D. José Luis Ferrer Cabral.

Ha fallecido a los 89 años. Era Profesor Mercantil.

Cofrade de varias hermandades pero su cofradía de siempre fue la Hermandad de Loreto, la de su barrio.

En la misma ocupó los cargos de secretario ( 1966-1980) y hermano mayor (1980-1984), saliendo reelegido para un segundo mandato pero tuvo que dimitir al ser nombrado presidente de la Unión de Hermandades, tras ocupar en este organismo los cargos de tesorero y vice-presidente.

Fue presidente de la Unión de Hermandades entre los años 1984 y 1988.

Tenía actualmente el número 5 en la Hermandad.

Sus exequias serán esta tarde a las 18 horas y en el tanatorio de nuestra ciudad.

Descanse en Paz , nuestras más sentidas condolencias para sus familiares , amigos y conocidos.



D. José Luís Ferrer en el centro de la imagen ,al lado izquierdo del Rvdo P. D. José Rodríguez, según se mira la foto.


Foto de D. Jesús Salido



Junta de Gobierno donde nuestro hermano fue elegido como Hermano Mayor....años 80




Homenaje a hermanos veteranos en uno de los múltiples actos celebrados con motivo de nuestro cincuentenario.



Homenaje al hermano fundador D.Bartolome Lora Lara...año 1982.



Con el Rvdo P. D. José Rodríguez...y con D.Antonio Rodríguez Segovia, Hno Mayor de la Lanzada en los 80...convivencia en nuestra casa de hermandad.




Comida de hermandad tras Función Principal...años 80...en la misma junto al Padre Amador OP.

domingo, 14 de abril de 2019

A LA ESPERA DE UN NUEVO VIERNES SANTO

Fotos tomadas hoy tras la misa en la parroquia de la bendición de palmas.

Nuestra Madre estrena encaje de Bruselas,regalo de un grupo de hermanos y enaguas realizadas y donadas por una de sus camareras, Dña. Mari Ángeles Márquez.

Humildemente dedicadas a todos aquellos hermanos y devotos que por causas mayores no podrán estar con Ella este próximo Viernes Santo.








sábado, 13 de abril de 2019

NORMAS A OBSERVAR DURANTE LA ESTACIÓN DE PENITENCIA

1.) Cada hermano nazareno se dirigirá desde su domicilio a la Parroquia de San Pedro por el camino más corto, con el capirote colocado, sin hablar ni gesticular con nadie, preferiblemente andando (no obstante, si necesita hacer el desplazamiento en coche, se ruega la máxima discreción) debiendo llegar a nuestra sede entre las 16:15 y las 16:45 horas del Viernes Santo. Para la correcta organización de la Cofradía, se ruega a todos los hermanos cumplan escrupulosamente el horario fijado de llegada de cara a no provocar retrasos en la misma.

2.) Una vez en la Parroquia, hará su entrada por C/ Antona de Dios, nº 2, donde entregará su papeleta de sitio en la mesa de control situada al efecto. A continuación, pasará a la antesacristía donde unos hermanos revisarán su atuendo y le colocarán debidamente la cola de la túnica, pudiendo despojarse del capirote si lo considera necesario. En este momento, todo cofrade que necesite recibir el sacramento de la confesión podrá solicitarlo, atendiéndole el señor Párroco. Posteriormente, accederá a la Iglesia y aguardará a que los diputados encargados de la organización de la Cofradía le coloquen en su sitio correspondiente. Una vez allí, guardará silencio y participará devotamente del rezo del Vía Crucis. Terminado este ejercicio, nuestro Director Espiritual dirigirá una reflexión sobre la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo y los Dolores de su Santísima Madre, Nuestra Señora de Loreto en su Soledad. Rogamos esté atento a la misma preparando su espíritu adecuadamente para que la estación de penitencia dé los frutos apetecidos tanto a nivel particular como colectivo. A continuación, se procederá al reparto de cirios y el cortejo esperará, ya con los capirotes puestos, el momento de la salida procesional.

3.) Una vez en la calle, el hermano nazareno guardará absoluto silencio, no gesticulará, mantendrá siempre la vista al frenteadoptando una actitud de recogimiento interior y estará atento a las indicaciones de los diputados, a los cuales podrá dirigirse ante cualquier problema o indisposición. El cirio no se subirá a la cadera hasta que no lo haga el hermano que le preceda, de modo que se vayan subiendo de manera escalonada desde la cruz de guía hasta el paso. En cada parada, el cirio se bajará de igual modo al suelo cuando lo haya hecho el nazareno de delante. Cada cofrade guardará con el hermano que le anteceda una distancia aproximada de 1,5 metros, avanzando el cortejo siempre por el centro de las calles por lo que no debe aproximarse a las aceras (salvo lógicamente cuando la estrechez de la calle lo requiera).

4.) Al llegar la Cofradía a la Catedral, se bajará el cirio y se portará suspendido todo el tiempo de manera vertical al suelo. Se ruega a todos los hermanos aprovechen esos minutos para aumentar su recogimiento y participar de la oración que dirija el representante del Cabildo catedralicio, guardando en todo momento la compostura exigida en el primer Templo de nuestra Diócesis, y siendo conscientes de que la finalidad de la estación de penitencia es ir en oración a la Santa Iglesia Catedral y volver.

5.) De regreso a San Pedro, y pese al lógico cansancio, se mantendrá el mismo orden y seriedad que en el itinerario de ida. Una vez en el interior de nuestra Iglesia, los nazarenos permanecerán en silencio, con los capirotes puestos y manteniéndose en dos filas hasta que entre el paso de la Santísima Virgen. En ese momento, y una vez cerradas las puertas, podrán prescindir del antifaz. Seguidamente, nuestro Director Espiritual dirigirá una oración final e impartirá la bendición a todos los participantes. Cada hermano se dirigirá entonces a su domicilio nuevamente por el camino más corto, con el capirote colocado y sin hablar con nadie.



FIRMA DE LA VENIA DE PASO PARA ESTE VIERNES SANTO

Como ya comentamos en su momento, la Hermandad de la Exaltación y la nuestra llegaron a un acuerdo para permutar su orden de paso por Carrera Oficial este próximo Viernes Santo.

La permuta tiene carácter de prueba por un año y permitirá que nuestra Hermandad sea la primera cofradía en pasar por Carrera Oficial, pasando la Hermandad de la Exaltación a ocupar la segunda posición en el día.

Por tanto en el día de hoy hemos recibido la grata visita de miembros de la Hermandad de la Exaltación,encabezados por su Hermano Mayor D. Manuel Jesús Tristán,y así proceder a rubricar el acuerdo alcanzado por el cual se nos solicita la permuta de paso para este próximo Viernes Santo,dotándolo de esta de manera de un carácter protocolario.

Posteriormente se ha realizado de la mano de nuestro Director Espiritual el rezo del Ángelus ante Nuestra Madre y se ha brindado con un Jerez de honor.








EL EVANGELIO DEL DOMINGO: DE RAMOS – CICLO C – (14-4-2019)

LUCAS 23, 1-49.

“En aquel tiempo, el senado del pueblo, o sea, sumos sacerdotes y letrados, se levantaron y llevaron a Jesús a presencia de Pilato. Y se pusieron a acusarlo, diciendo: «Hemos comprobado que éste anda amotinando a nuestra nación, y oponiéndose a que se paguen tributos al César, y diciendo que él es el Mesías rey». Pilato preguntó a Jesús: «¿Eres tú el rey de los judíos?» Él le contestó: «Tú lo dices». Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la turba: «No encuentro ninguna culpa en este hombre». Ellos insistían con más fuerza diciendo: «Solivianta al pueblo enseñando por toda Judea, desde Galilea hasta aquí». Pilato, al oírlo, preguntó si era galileo; y al enterarse que era de la jurisdicción de Herodes, se lo remitió. Herodes estaba precisamente en Jerusalén por aquellos días. Herodes, al ver a Jesús, se puso muy contento; pues hacía bastante tiempo que quería verlo, porque oía hablar de él y esperaba verlo hacer algún milagro. Le hizo un interrogatorio bastante largo; pero él no le contestó ni palabra. Estaban allí los sumos sacerdotes y los letrados acusándolo con ahínco. Herodes, con su escolta, lo trató con desprecio y se burló de él; y, poniéndole una vestidura blanca, se lo remitió a Pilato. Aquel mismo día se hicieron amigos Herodes y Pilato, porque antes se llevaban muy mal. Pilato, convocando a los sumos sacerdotes, a las autoridades y al pueblo, les dijo: «Me habéis traído a este hombre, alegando que alborota al pueblo; y resulta que yo lo he interrogado delante de vosotros, y no he encontrado en este hombre ninguna de las culpas que le imputáis; ni Herodes tampoco, porque nos lo ha remitido: ya veis que nada digno de muerte se le ha probado. Así que le daré un escarmiento y lo soltaré». Por la fiesta tenía que soltarles a uno. Ellos vociferaron en masa, diciendo: «¡Fuera ése! Suéltanos a Barrabás». (A éste lo habían metido en la cárcel por una revuelta acaecida en la ciudad y un homicidio). Pilato volvió a dirigirles la palabra con intención de soltar a Jesús. Pero ellos seguían gritando: «¡Crucifícalo, crucifícalo!» Él les dijo por tercera vez: «Pues, ¿qué mal ha hecho éste? No he encontrado en él ningún delito que merezca la muerte. Así es que le daré un escarmiento y lo soltaré». Ellos se le echaban encima, pidiendo a gritos que lo crucificara; e iba creciendo el griterío. Pilato decidió que se cumpliera su petición: soltó al que le pedían (al que había metido en la cárcel por revuelta y homicidio), y a Jesús se lo entregó a su arbitrio. Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y le cargaron la cruz, para que la llevase detrás de Jesús. Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se daban golpes y lanzaban lamentos por él. Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque mirad que llegará el día en que dirán: “Dichosas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado”. Entonces empezarán a decirles a los montes: “Desplomaos sobre nosotros”, y a las colinas: “Sepultadnos”; porque, si así tratan al leño verde, ¿qué pasará con el seco?». Conducían también otros malhechores para ajusticiarlos con él. Y cuando llegaron al lugar llamado «La Calavera», lo crucificaron allí, a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». Y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte. El pueblo estaba mirando. Las autoridades le hacían muecas, diciendo: «A otros ha salvado; que se salve a si mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido». Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo: «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo». Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea:

«Éste es el rey de los judíos». Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros». Pero el otro le increpaba: «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino». Jesús le respondió: «Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso». Era ya eso de mediodía y vinieron las tinieblas sobre toda la región, hasta la media tarde; porque se oscureció el sol. El velo del templo se rasgó por medio. Y Jesús, clamando con voz potente, dijo: «Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu». Y, dicho esto, expiró. El centurión, al ver lo que pasaba, daba gloria a Dios, diciendo: «Realmente, este hombre era justo». Toda la muchedumbre que había acudido a este espectáculo, habiendo visto lo que ocurría, se volvía dándose golpes de pecho. Todos sus conocidos se mantenían a distancia, y lo mismo las mujeres que lo hablan seguido desde Galilea y que estaban mirando.”



Estamos en el pórtico de la Semana Santa, el Domingo de Ramos, el domingo de la entrada de Jesús en Jerusalén. El pueblo aclama al Señor como el Mesías esperado, como el Salvador: “Bendito el que viene en nombre del Señor”, es la expresión que sale de sus bocas. Sin embargo este mismo pueblo va a pedir su muerte a los pocos días de estos acontecimientos. Es la paradoja de Jesús, es la paradoja de toda su vida y de todo su existir.

En la semana que comenzamos los acontecimientos de la vida de Jesús se van a precipitar sin remedio. Su manera de hablar, su manera de tratar a los pecadores, su manera de relacionarse con Dios, el hacerse pasar por el Mesías esperado, y sobre todo por atreverse a llamarse Hijo de Dios, todas estas cosas juntas era demasiado, molestaba mucho, y por lo tanto había hacer algo. Jesús va a morir en cruz por la vida que llevó y por la misión que cumplió. Si desde un punto de vista teológico Jesús murió por nuestros pecados y por la salvación de todos, desde un punto de vista histórico Jesús murió por la vida que llevó, no fue casualidad que la vida de Jesús fuera como fue, ni tampoco fue casualidad que esa vida le llevara a la muerte que tuvo. La muerte de Jesús no fue una confusión de los que querían matarlo, fue más bien una consecuencia lógica de todo su hacer y obrar. No hay que separar el por qué muere Jesús, del por qué le matan. Jesús muere efectivamente para salvarnos, y para alcanzarnos el perdón delante del Padre, pero a Jesús lo matan como consecuencia de sus dichos y de sus hechos, como hemos tenido ocasión de comprobar en las lecturas de los domingos de Cuaresma y las cuales hemos meditado convenientemente.

En Jesucristo, el Hijo amado de Dios, se cumplen las promesas hechas por Dios a la humanidad. Jesús no se limita a hablarnos del amor de Dios, lo cual hizo muchas veces a lo largo de su vida pública: sino que Él es el amor de Dios. La Pasión de Jesús es momento clave de su encarnación como Hijo de Dios. Cristo, solidario con la humanidad sufriente, con toda persona humana sedienta de salvación, de sentido y de felicidad plena, se humilla, hasta someterse a la muerte, y una muerte de cruz. Pero Dios lo resucitó, lo levantó sobre todo. El amor de Dios es más fuerte que el mal, el pecado y la muerte. En Cristo el amor de Dios se ha hecho carne. Dios, en la pasión de su hijo nos da la prueba más grande de su amor por todos los hombres. La cruz, aunque nos cueste creerlo, es sencilla y llanamente el amor de Dios a todos. La vivencia y el compromiso que implica la celebración del Misterio Pascual de Jesús nos llaman a ser testigos gozosos, auténticos y creíbles de Jesús, un Jesús crucificado y un Jesús resucitado.

La misericordia de Dios se va a desbordar estos días. La realidad de un Dios cercano, hasta en el sufrimiento, vamos a tener ocasión de vivirlo en el triduo pascual. El intentar interiorizar y vivir lo que El nos quiere decir con eso, será nuestro reto en los días de la Semana Santa.

Desde un punto de vista personal, nos disponemos a vivir de nuevo una Semana Santa más. Las celebraciones nos van a ofrecer muchos puntos y oportunidades de reflexión: lecturas, Hora santas, Via-crucis, procesiones, adoración al monumento, vigilias…, ante los cuales no hay que permanecer indiferentes. Peligros hay muchos, y los conocemos todos perfectamente, la rutina de todos los años, el convertirnos en meros espectadores ¡qué fácil es en este tiempo caer en esta tentación! quedarse solo en mirar, reducir la Semana Santa a un tiempo de vacaciones, quedarnos en la plasticidad del espectáculo, la indiferencia. Hay que vivir estos días teniendo claro que nuestro horizonte no es el Viernes Santo, sino que nuestra meta es llegar a la noche del Sábado Santo, ya que la resurrección de Jesús da un nuevo sentido a todo lo que yo puedo haber vivido hasta ahora.

Con esta esperanza y con esta disposición nos disponemos a vivir estos días, lo hacemos redoblando nuestras peticiones, pedimos los unos por los otros, por lo que menos tienen, por los que están solos, los enfermos, los que no tienen a nadie que les quiera.


D. Antonio Pariente, párroco de la Parroquia de San Blas de Cáceres.
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viernes, 12 de abril de 2019

HOY ES VIERNES DE DOLORES

Hoy, viernes, Viernes de Dolores, antesala de una nueva Semana Santa, tendremos el rezo de la Corona Dolorosa en honor de Nuestra Sagrada Titular, contemplándola en el paso de su sobrecogedora soledad al pie de la Cruz.

Será un acto para recordar aquella antigua advocación de Nuestra Señora de los Dolores, con la que fue invocada la Stma. Virgen de Loreto durante tantos años anteriores a la fundación de la Hermandad.

En este día, con tantas reminiscencias históricas, desde hace unos años se tiene también un recuerdo especial por nuestros hermanos fundadores,no faltes hermano.


sábado, 6 de abril de 2019

AUDIOS PERTENECIENTES AL VÍA CRUCIS Y PRESENTACIÓN DEL REALEJO

Aclarar que el primer audio pertenece a las coplas o motetes estrenados y dedicados en el día de ayer a Nuestra Madre por parte del Coro San Pedro Nolasco de nuestra ciudad,dirigido magistralmente por su director Jose Carlos Gutíerrez,a la postre autor de la letra y música de dicha composición.

Para una mejor audición , pausar el Repertorio Lauretano y pulsar el Play :















HORARIOS DE MISAS EN NUESTRA PARROQUIA DE SAN PEDRO PARA LA SEMANA SANTA DE 2019



- PINCHAR EL LA FOTO PARA PODER VERLA A MAYOR TAMAÑO

PREDICACIÓN DEL QUINTO DÍA DEL QUINARIO

 Atendiendo al requerimiento de varios hermanos,transcribimos literalmente la homilía del pasado sábado,último día del Quinario cuaresmal predicado por nuestro Párroco y Director Espiritual :


Al terminar los cinco misterios del Rosario, precediendo a la Letanía Lauretana, se suele rezar en muchos sitios:

♦ Dios te salve, María, HIJA Predilecta de DIOS PADRE, llena eres de gracia…
♦ Dios te salve, María, MADRE de DIOS HIJO, llena eres de gracia…
♦ Dios te salve, María, Sagrario y Templo de DIOS ESPÍRITU SANTO, llena eres de gracia…

Así queremos saludar a nuestra Madre y Señora de Loreto…

Hoy, Sábado que recapitula la meditación del Quinario que comenzamos partiendo

El primer día del Misterio de la Stmª Trinidad…

El segundo: la “persona”“Dios es una comunidad de Personas unidas por el Amor”

El Jueves: La Unidad de las Personas del Padre y del Hijo, el Engendrante y el Engendrado…

Ayer Viernes, la Comunión del Espíritu Santo, el Amor que ciñe al Padre y al Hijo … y que ha sido derramado en nosotros, en nuestros corazones, como una unción…

Y hoy contemplamos a María en el Centro de este Gran Misterio.. como ICONO TRINITARIO DEL AMOR DE DIOS..

Pero María no es divina.. no es una Cuarta Persona en la Trinidad … Sino que María, siendo humana… como nosotros, o mejor, nosotros como Ella…. La Virgen está en la confluencia de la irradiación de las tres Personas… Por eso la veneramos… como Hija Predilecta del Padre, Madre virginal del Hijo, y templo del Espíritu Santo…

Comencemos, pues, dejándonos empapar por ese rocío del cielo… que nos viene en la Palabra… La 1ª lectura del Profeta Oseas.. y abramos nuestro corazón como la Virgen.. para acoger debidamente la Palabra de Dios que viene a nuestro encuentro.

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Oseas 6, 3b- 6

Entresacamos estas palabras:

“Esforcémonos por conocer al Señor: su amanecer es como la aurora y su sentencia surge como la luz. Bajará sobre nosotros como lluvia temprana; como lluvia tardía que empapa la tierra”.

“Vuestra misericordia es como nube mañanera, como rocío de madrugada que se evapora. … Porque quiero misericordia y no sacrificios, conocimiento de Dios más que holocaustos.»
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Quiero conocimiento de Dios… Pues, ¡qué suerte … que hemos caído bajo la irradiación (hoy diríamos mejor “influencia”.. según el léxico de ultima generación de la cultura vanguardista de los Medios de comunicación)

La irradiación, la influencia, de Aquella que está en el centro del Misterio de Dios… Porque ha vivido de primera mano.. y de una manera singular y única, los Misterios de la vida humana del Hijo de Dios… Los Misterios que ella ha donado a la Iglesia.. en el Santo Rosario… Misterios de Luz, de gozo, de dolor y de gloria..

Qué duda cabe que la meditación de esos Misterios, de la mano de la Virgen, bajo la mirada del Padre, inspirados por el Espíritu Santo.. y teniendo los ojos del corazón fijos en el Señor Jesús… esa meditación nos dará eso que Dios mismo nos pide: quiero conocimiento de Dios…

Conocimiento de Dios… más que holocaustos.. Y, ¿qué es un holocausto? Pues algo mío que yo regalo, doy, al Señor, como un don … algo que yo quemo (los holocaustos eran consumidos por el fuego.. ) que se consume como una vela.

Quiero conocimiento de Dios…más que holocaustos.. Y ¿es que es malo ofrecer algo al Señor? No… El Señor dice: “Siempre están tus holocaustos ante mí. Pero no aceptaré un cabrito de tus rebaños… Mientras..” (Sal 49) tu corazón esté cerrado..”, por ejemplo, a la misericordia…

Por eso dice: “Misericordia quiero y no sacrificios…”

Conocimiento de Dios, quiero, dice el Señor … ¿para qué? … Para que el rocío del cielo, el Espíritu Santo, ablande mi corazón de piedra.. y me dé un corazón nuevo, de carne.. Como el de Jesús … Como el de María …

Un corazón de carne, es un corazón tierno… y del corazón tierno lo que brota es “ternura”… Eso, quiere el Señor de ti.. que te brote la ternura, la misericordia… que apagues el juicio condenatorio, que rompas el cliché equivocado que tienes hecho de algunas personas, que te dejes graduar de nuevo la vista…

Y empieces a mirar con ojos nuevos, a amar con un corazón renovado.. a pensar con una mente limpia.. y una mirada transparente .. y a obrar con unas manos abiertas… no un puño cerrado..

Entonces mirarás a derecha e izquierda –dice Isaías 58, 9s- y el Señor te dirá: Aquí estoy..

Eso quiere el Señor que tú le respondas cuando te llame: Aquí estoy … Como Abrahan: ¡heme aquí!...

Eso contestó la Virgen cuando Dios la visitó.. pidiéndole, solicitándole:

¡Héme aquí!… ECCE ANCILLA DOMINE …

“He aquí la esclava del Señor…”

Por eso a María la saludamos como Hija predilecta del Padre … Estuvo siempre volcada hacia Dios.. Abierta como una ventana a la Luz … que para ella fue como un amanecer… aquel día en que Gabriel la dejó turbada con aquellas palabras.. tan de la nueva Jerusalén… alégrate¡ …. tan de Israel, entona cánticos¡…

Como decía Sofonías: ¡Salta de júbilo.. Hija de Sión!… (Sof 3,14)

María… Hija predilecta del Padre …. Para ser, precisamente … MADRE de DIOS HIJO..

Y ¿cuál era el contenido de aquel mensaje, qué quería de ella..?

“Concebirás en tu vientre, darás a luz un hijo, le pondrás por nombre Jesús, porque El salvará a su pueblo de los pecados… Será grande, será Rey, un nuevo David… hijo del Altísimo .. Será Santo, Será llamado Hijo de Dios..”

Concebirás… Darás a luz… criarás, educarás .. al Salvador… Un rey Santo, hijo del Altísimo.. Un hombre grande .. hijo de Dios…

Y ¿qué tengo que hacer.. cual es mi puesto, mi misión en este acontecimiento.. que espera Dios de mí..? Yo no soy nada…

¿Cómo será eso… si no conozco varón.. si no tengo quien me guíe..?

El Espiritu Santo.. vendrá sobre ti… como una nube luminosa que te cubrirá con su Sombra… El Poder del Altísimo.. hará que el santo que va a nacer sea engendrado en ti por obra y gracia del Espíritu Santo.. El te guiará hasta el final.. “Confia en el Señor .. y El te dará lo que pida tu corazón..”

Y María dijo SÍ…. FIAT… Hágase en mí… lo que has dicho… Amén.. Gloria a Dios, Amén… Sí, quiero… Fiat mihi… Amén….

Y la Palabra se hizo carne .. Verbum CARO EST… Y puso su tienda en Israel, en un pueblo de la montaña de Galilea, en Nazaret .. en el Seno purísimo e inmaculado de una virgen, desposada con un hombre, José, de la familia de David.. y antes de vivir juntos.. La Palabra se hizo carne.. Y habitó entre nosotros…

Y María quedó hecha, convertida … desde aquel instante … en Templo del Espíritu Santo… que hizo de ella un Sagrario viviente del Hijo del Altísimo… que fue transformada en Arca Santa de la Nueva Alianza.. que la dignificó en extremo como la excelsa Madre de Dios… María Santísima, la Toda Santa…

María… ICONO TRINITARIO del Misterio de Dios … Del Amor del Padre y del Poder del Altísimo, … de la Gracia de Jesucristo, Primogénito de Dios y de toda la creación.. De la comunión, vida y dulzura del Espíritu Santo.

Ahí comienza .. la andadura de María Madre … en una andadura de fe … porque su vida fue –como dijo JP II- una “peregrinación en la fe”… Se acreditó como nuestra “Madre en la fe”,… Al igual que Abrahán es nuestro “padre en la fe” …

Se acreditó, sobre todo en 2 momentos…

► Ante Simeón.. que le profetizó que el hijo sería signo de contradicción para los hombres, blanco del amor y el odio.. luz en un mundo en tinieblas por el pecado.. Médico celestial para una humanidad enferma en la carne y en el espíritu … Y a ti una espada te atravesará el alma.. (Lc 2,35)

FIAT MIHI,…. SECUNDUM VERBUM TUUM..

►Otro momento: Al pie de la Cruz .. Desde el corazón del Hijo.. Crucificado… Y en palabras entrecortadas por la agonía.. escucha: Mujer, ahí tienes a tu hijo.. mi descendencia, mi discípulo .. ahí tienes a tu hijo… tus hijos… (Jn 19,27)

Amén… heme aquí … FIAT MIHI,…. Amén..

Y la que ya era Templo del Espíritu, Sagrario viviente, Arca de la Nueva Alianza, quedó ennoblecida y agrandada

Como “Tienda del Encuentro” (Ex 3,7) para todos los corazones desgarrados..,

Como Virgen de Loreto, para esta Hermandad, hija y hermana de la Santa Casa.. de Nazaret que se venera en Loreto,…Santa Casa llevada por los ángeles .. Y por lo tanto Patrona y Protectora de todos los que surcan el cielo navegando por las rutas del espacio..

Como “Madre universal”.. de toda orfandad … que viene buscando un corazón lleno de ternura …

♦… Que le pide, como decimos en la Salve: “Muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre”…

♦… Que acude a Ella…, ¡a Tí, Madre y Señora de Loreto!.. la Virgen sola.. para acompañarte.. en tu Soledad..

♦…. Corazones… Que desde el Sagrario piensa (pensamos) también en Ti, Madre y Señora de Loreto, … como la mejor manera de acercarse al Misterio Eucarístico del Hijo… A su Pesencia humilde y sacramental..

♦….. Que acudimos a Tí, Señora, con el corazón agradecido .. a darle gracias a Dios… y compartir contigo tu cántico de alabanza: “Proclama mi alma la grandeza del Señor… se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador”..


D. José Hachero Álvarez Pbrº

viernes, 5 de abril de 2019

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 5º DE CUARESMA – CICLO C – (7-4-2019)

JUAN 8, 1-11.

“En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba. Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio y, colocándola en medio, le dijeron: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?» Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra». E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer, que seguía allí delante. Jesús se incorporó y le preguntó: «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?». Ella contestó: «Ninguno, Señor». Jesús dijo: «Tampoco yo te condeno. Anda y en adelante no peques más».”


Este domingo anterior al Domingo de Ramos se denomina domingo de Pasión, y a la semana que vamos a comenzar “semana de Pasión”. Es el recordatorio de que se está ya en la antesala de la Semana Santa y las iglesias y los templos se preparaban para lo que iba a pasar cubriendo (si recuerdan, porque ya no se hace) las cruces y las imágenes de donde iban a celebrarse los cultos, y se volverían a descubrir en la Vigilia Pascual.

El profeta Isaías en la primera lectura anuncia tiempos nuevos con unos términos que aluden al pasado. El pasado, la historia la debemos contemplar siempre como el recuerdo que nos ayuda a entender lo que pasa hoy y a conseguir con esfuerzo un futuro mejor, es bueno, es necesario tener memoria del pasado para no caer en los mismos errores que se cometieron. No debe entenderse el pasado, sin embargo, con nostalgia como una evasión del presente cuando éste duele, o nos molesta. En la historia de nuestra salvación, las sorpresas de Dios son tantas que deberíamos estar abiertos a cualquier posibilidad. Dios es nuevo siempre, y cuanto más nos acercamos a Él más crece nuestro desconcierto ante su bondad, su belleza y su amor. El creyente, nosotros, cuando contemplamos la obra de Dios, escuchamos en nuestro interior las palabras del profeta “Algo nuevo está ya brotando ¿no lo notáis?”, es la novedad eterna de Dios, cuando la rutina se haga presente en nuestro vivir religioso, esa es la mejor demostración de la poca profundidad de nuestra fe.

La escena de la mujer adúltera, es otra más de las acciones sorprendentes de Jesús, en las que se pone de manifiesto su talante y su estilo, estilo que tanto desconcertó y que le acarreó tantos problemas y es otro de los sucesos por el que los de su tiempo aferrados a las normas y a las costumbres tan típicas del pueblo judío, no aceptaron su mensaje y desconfiaban de él considerándolo un transgresor y alguien que no cumplía la ley.

Vemos dos maneras enfrentadas de entender la moral. Los representantes del judaísmo tienen la Ley por el valor absoluto, Jesús, en cambio pone la salvación de la persona como el principio y referente fundamental. Los letrados y los fariseos, se sienten los responsables de la moralidad pública, para nada piensan en la mujer, sólo les interesa mantener su prestigio y poner una trampa a Jesús. Pero Jesús no entra al trapo, con un buen dominio de sí mismo y de la situación, se declara al margen de su planteamiento que en el fondo encerraba una gran hipocresía y una gran incoherencia, como pudo verse al final. Y les lanza la única afirmación que podía desmontar todos sus argumentos contra la mujer: “Quién de vosotros esté libre de pecado, que lance la primera piedra?”. Después al hablar con ella, cambia de postura, la perdona y le exige, que en adelante no peque más, de nuevo la conversión como signo del encuentro con Jesús.

La mujer recibe de Jesús el mayor regalo: un gran respeto a su dignidad y un fuerte estímulo para preservar en el camino del bien. Todo ello envuelto en un gran amor y una misericordia tan entrañable como discreta. Este ejemplo de Jesús tiene que servirnos para dos cosas: primero y lo más importante seguir descubriendo su amor misericordioso en la línea de los evangelios de los últimos domingos (la higuera, el hijo pródigo). Y segundo que nos estimule a nosotros a imitarle cuando nos encontremos en situaciones parecidas; ¿qué hubiéramos hecho nosotros si hubiéramos estado allí? Respondamos con sinceridad. Quizá como cumplidores de la ley, hubiéramos apoyado a los escribas y a los fariseos. O mejor pensamos en situaciones concretas de nuestra vida cuando nos encontramos en situaciones parecidas, ¿somos de los que condenamos como primera opción?, ¿somos de los que no nos gusta conceder nuevas oportunidades?, ojalá que no caigamos en el orgullo de los contemporáneos de Jesús condenando a los demás, cuando todos estamos necesitados del perdón de Dios.

Le pedimos al Señor que aumente en nosotros ese espíritu de perdón tan propio de la Cuaresma; al tiempo recordamos a todos los que sufren, a los que están solos o enfermos.

D. Antonio Pariente, párroco de la Parroquia de San Blas de Cáceres.
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martes, 2 de abril de 2019

ESTE VIERNES VÍA CRUCIS ,PRESENTACIÓN DEL REALEJO Y DE COPLAS DEDICADAS A NUESTRA MADRE

Será presentado el próximo viernes, 5 de abril, a las ocho de la tarde y en nuestra parroquia de San Pedro, dentro de la celebración del último VíaCrucis de Cuaresma que organiza nuestra Hermandad..

La Hermandad  presentará, en su cortejo procesional del próximo Viernes Santo, la importante novedad de la recuperación del Realejo, órgano portátil que formó parte de las procesiones solemnes en siglos pasados y que irá acompañando musicalmente a las voces del coro de capilla San Pedro Nolasco.

El Realejo entró en España en el último tercio del siglo XV. Los Reyes Católicos poseyeron ya esta clase de instrumentos y sus hijos compartieron el mismo gusto, especialmente la reina doña Juana que en Tordesillas nos legó el Realejo más antiguo existente hoy en Castilla.

Hay preciosos ejemplares en la Colegiata de Osuna, El Escorial y en las catedrales de Toledo y Salamanca (el llamado órgano de Salinas). Los museos europeos y españoles cuentan con un reducido número de estos instrumentos, casi todos construidos en el siglo XVI y XVII. Siguieron empleándose a lo largo de todo el siglo XVIII, decayendo en el siguiente. Sus cualidades musicales sonoras y tímbricas, hoy justamente apreciadas, han logrado que los maestros organeros actuales vuelvan a construirlos en variadas versiones, con destino al acompañamiento de coros y capillas musicales.

Ahora con la incorporación al ascético y clásico cortejo procesional de nuestra cofradía ,en la tarde del Viernes Santo, se recupera y se hace justicia histórica con un instrumento que formó parte sobresaliente del Siglo de Oro de la música sacra procesional.

El próximo viernes, 5 de abril, a las ocho de la tarde y en nuestra parroquia de San Pedro, el coro de capilla San Pedro Nolasco, que armonizará el ejercicio piadoso del Vía-Crucis que organizamos cada viernes de Cuaresma, contará por primera vez con este recuperado instrumento procesional. Un acto que servirá también como estreno de las nuevas coplas o motetes a Nuestra Señora de Loreto compuestas por José Carlos Gutiérrez, director de dicho coro.