No estaba en la carne, pero estuvo en el espíritu. José Luis Dormido, “Selu”, como siempre se le conoció en el mundo de las cofradías, ayer por la noche, en su parroquia de San Benito, vio cumplido su sueño. Lo dijo su entrañable amigo Eduardo Biedma: “era su gran ilusión publicar este libro”. Selu, afirmó Eduardo, era el niño que siempre estaba con el más necesitado, con el más problemático, con el que más cariño necesitaba. Esa era su verdadera vocación, estar con los débiles.
Hace un año que Selu se nos fue para siempre, en la carne. Su recuerdo permanecerá para siempre entre los que lo conocieron. Ayer si pudimos comprobar que un barrio no sólo se compone de edificios, avenidas, parroquia y comercios.
Los barrios de verdad tienen además identidad y sentimientos comunes. Selu era de esos tipos que aglutinaban a un barrio entero. Solamente había que estar ayer en la parroquia de San Benito para ver cuánto se le quería, cuánto se le admiraba, cuánto recuerdo ha dejado de reguero por las calles de su barrio.
Eduardo Biedma presentó la obra que Selu había escrito y acabado pocos meses antes de su fallecimiento. El libro, que lleva por título “La acción social de las Hermandades y Cofradías” es un compendio y un estudio serio de la importancia social de las cofradías en el mundo de hoy. El acto estuvo quizá sobrecogido por la emoción. Nadie se atrevió a aplaudir en ningún momento, hasta llegar el final del mismo. Fue entonces cuando todo un barrio aplaudió sonora y largamente al amigo que se iba, al cristiano maduro, al cofrade íntegro. Al final del acto pudimos ver a muchos… muchos amigos y amigas, vecinas, hermanas y familiares llorando por la pérdida humana de Selu.
Esta obra, la cual aconsejamos pueda adquirir todos nuestros lectores, destinará todos los beneficios que arroje a obras de caridad en la ciudad de Jerez, tan necesitada en estos tiempos.
De Selu, ahora, ya podremos decir que no nos dejará nunca por dos razones: una por su recuerdo, la otra por la obra que nos deja en forma de libro.
José Luis Dormido, cofrade la Clemencia, falleció hace justamente un año tras sufrir una larga enfermedad a la edad de 37 años. Siempre en nuestro recuerdo, amigo.
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