"Con flores a María que Madre Nuestra es". Lo dice la canción, sin más advocaciones, María que Madre Nuestra es. A Ella, a la Madre de Dios, a la Reina de los cielos, a Nuestra Madre que está en los cielos, por medio de sus representaciones, han ido dedicada la ofrenda floral de los dos últimos sábados. Como cuando llevamos flores a nuestra madre terrenal, que no lo hacemos a la que tenemos en la fotografía del salón sino a la que nos dio el ser, aunque algunos tengamos que conformarnos con la foto pero consciente siempre que nunca reemplazará esa imagen a nuestra madre verdadera.
Por eso el tributo de amor en forma de ofrenda floral a la Virgen, en sus advocaciones de Loreto y Estrella, es el mismo, porque es a María que Madre Nuestra es a quien va dedicado, con todo el amor que un hijo puede hacer algo para honrar a su madre.
Los hermanos de Loreto, una vez más, hemos dado muestra del inmenso fervor mariano que nos ampara, conscientes siempre que todo es a la Mayor Gloria de Dios y de su Madre María Santísima, asunta en cuerpo y alma a los cielos.
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