viernes, 17 de junio de 2022

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: SOLEMNIDAD DEL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO – CICLO C – (19-6-2022)

 Lectura del santo evangelio según san Lucas 9,11b-17


“En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar al gentío del reino de Dios y curó a los que lo necesitaban.

Caía la tarde, y los Doce se le acercaron a decirle:

- Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado.

Él les contestó:

- Dadles vosotros de comer.

Ellos replicaron:

- No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para todo este gentío.

Porque eran unos cinco mil hombres.

Jesús dijo a sus discípulos:

- Decidles que se echen en grupos de unos cincuenta.

Lo hicieron así, y todos se echaron.

Él, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y cogieron las sobras: doce cestos.”


EL PAN Y EL VINO

“Melquisedec, rey de Salén, sacerdote del Dios altísimo, sacó pan y vino, y bendijo a Abrán” (Gén 14,18). Es misterioso este rey sacerdote. Nada se dice de sus orígenes. Pero se manifiesta como representante de un culto natural y cósmico. Sus ofrendas no incluyen la sangre de animales sacrificados. En sus manos, los frutos de la tierra son ofrenda que se presenta a Dios y prenda de la bendición que viene de Dios

El pan y el vino aparecen también en el relato de Pablo (1 Cor 11,23-26). Retomando la tradición que ha recibido, el Apóstol recuerda que Jesús ofreció a sus discípulos un pan y un cáliz. Era la noche misma en la que había de ser entregado. Al pasarles el pan y el cáliz, Jesús expresaba que se entregaba por ellos.

Es más, Jesús anunciaba que se entregaría siempre. Y que sus discípulos habrían de hacer presente aquella memoria en todo tiempo y lugar. No se trataba solo de repetir el rito, es decir, el significante. Se trataba de hacer vivo el significado, es decir, la entrega a los demás.


PERFECCIÓN Y SERVICIO

El relato de la multiplicación o distribución de los panes y los peces se repite en los cuatro evangelios. Este año, lo tomamos del evangelio de Lucas (Lc 9,11-17). Como en tantas ocasiones, el texto nos invita en primer lugar a contemplar la acción de Jesús y después a continuar sus gestos en la historia humana.

• Pues bien, vemos que Jesús toma los productos de que disponen aquellos que le siguen. Solemos decir que la gracia no destruye la naturaleza, sino que la perfecciona. Lo que nosotros podemos ofrecer al Señor nunca se pierde. En sus manos adquiere una dimensión más amplia y más universal.

• Es evidente que todos disponemos de algunos bienes y de algunas cualidades. En ellas buscamos unas veces alimento y otras veces una satisfacción personal. Jesús no las desprecia.

Al contrario, las valora. Jesús nos invita a superar nuestro individualismo y a poner esos bienes que consideramos “nuestros” al servicio de todos nuestros hermanos.


INVITADOS A LA MESA

El relato evangélico incluye, además, una lección “magisterial”. Contrapone la actitud de los discípulos con la exhortación del Maestro. En él se nos revela cómo somos y pensamos, y cómo debemos ser y actuar.

• “Despide a la gente… que vayan a buscar alojamiento y comida”. Pensando bien, esta frase de los discípulos puede reflejar su preocupación por las gentes y su confianza en las decisiones del Maestro. Pero puede también revelar esa “indiferencia” ante los demás, que el papa Francisco denuncia una y otra vez.

• “Dadles vosotros de comer”. Jesús conoce bien las posibilidades de sus discípulos y de todos los que le siguen. Sabe que han de aprender a compartir sus bienes con los demás. La irresponsabilidad es el nuevo nombre del pecado. Dar de comer al hambriento es la primera de las obras de misericordia.

- Señor Jesús, tú eres el pan que da la vida. Agradecemos tu entrega por nosotros. Veneramos el misterio de la eucaristía. Y, puesto que tú nos invitas a tu mesa, nos comprometemos a invitar a nuestra mesa a los pobres de este mundo. Amén.

José-Román Flecha Andrés.

.

No hay comentarios: