sábado, 8 de mayo de 2021

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 6º DE PASCUA – CICLO B – (9-5 2021)

Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 9-17


“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

- «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.

Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y' permanezco en su amor.

Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.

Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.

Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.

Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.

Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.

No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure.

De modo que lo que pidáis el Padre en mi nombre os lo dé.

Esto os mando: que os améis unos a otros».”


EL AMOR MANDADO

“Ahora comprendo con toda verdad que Dios no hace distinción de personas, sino que acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea”. Nos conmueve leer la nota con la que Simón Pedro confiesa ingenuamente esa convicción que surge en él al entrar en la casa del centurión Cornelio (Hech 10,34-35).

Un judío entra en la casa de un pagano. Y Dios no desencadena una tempestad de rayos y truenos, sino que envía el Espíritu Santo sobre los que escuchan la palabra del apóstol. Los fieles de la circuncisión se sorprenden al comprobar que se repite el fenómeno de Pentecostés también sobre los paganos.

Con razón, el salmo responsorial nos invita a proclamar que “el Señor revela a las naciones su justicia” (Sal 97). Evidentemente Dios es amor. “El que ama ha nacido de Dios”. Y el milagro no es que nosotros amemos a Dios, sino que él se ha adelantado y nos ha amado cuando no lo merecíamos (1ªJn 4,7-10).


PERMANECER EN EL AMOR

El tema del amor retorna en el evangelio que se proclama este domingo sexto de Pascua (Jn 15,9-17). En él continúa la alegoría de la vid y los sarmientos, que se leía el domingo pasado (Jn 15,1-8). En ambos textos se nos remite al Padre celestial. Él es la fuente de la vida que llega hasta los sarmientos de la vid. Y él es el origen del amor.

• Como el Padre me ha amado, así os he amado yo”. Con frecuencia pensamos en el amor como un sentimiento que nos acerca a los demás o nos hace gozar de la simpatía de los otros. Pero antes de ser una relación entre nosotros, es una revelación del amor que viene de Dios. Jesús es el eslabón que nos muestra el amor del Padre y nos demuestra su propio amor.

• “Permaneced en mi amor”. Es importante “permanecer”. Esa palabra recuerda la necesaria unión de los sarmientos con la vid para poder dar fruto (Jn 15,4-7). Se afirma de la relación de Jesús con su Padre (Jn 15,10). Y refleja la exhortación de Jesús a sus discípulos (Jn 15,9-10).


EL MANDATO DEL AMOR

Hay que reconocer que a todos nos encanta ser protagonistas y tener la iniciativa para promover una iniciativa de solidaridad. Como si nuestra autonomía generase el amor, la caridad y la justicia. Pero el amor no nace de nuestra iniciativa personal o grupal.

• “Esto os mando: que os améis unos a otros”. Así dijo Jesús a sus discípulos primeros. Los que tenían que aprender a seguir fielmente a su Maestro, debían aprender la obediencia de la fe y también la obediencia del amor.

• “Esto os mando: que os améis unos a otros”. Esa palabra vale para la comunidad cristiana de todos los tiempos. Como muy bien se ha escrito, no es la Iglesia la que hace la caridad, sino que es la caridad de Dios la que funda y edifica la Iglesia.

• “Esto os mando: que os améis unos a otros”. El amor mutuo es un mandato. El amor no es un sentimiento ni una estrategia. No podemos limitarnos a amar a los que nos son simpáticos. Jesús nos ha mandado pasar el amor de Dios a todos los que Dios ama.

- Señor Jesús, tú nos has dicho que no hay mayor amor que entregar la vida por los demás. Tú nos has dado ejemplo con tu vida y con tu muerte. No permitas que olvidemos tu mandamiento. Amén.

José-Román Flecha Andrés.
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