viernes, 10 de diciembre de 2010

REFLEXIÓN EVANGÉLICA DEL TERCER DÍA DEL TRIDUO

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Ofrecemos hoy a los hermanos que no hayan podido asistir, la reflexión evangélica del 3º día de Triduo a Ntra. Sra. de Loreto.

La predicación de este día está basada en el relato evangélico correspondiente a Jn 19, 25-27 en el que Jesús desde la cruz nos ofrece a María como Madre, a través del discípulo amado.

El predicador refiere, en primer lugar, que el compartir con nosotros estos días la celebración del triduo a la Virgen de Loreto ha supuesto para él un gran descubrimiento, y sobre todo un desafío al tener que hablar de la Casa de la Virgen, cosa que no había hecho antes.
El primer día al hablar de la Casa de la Virgen la identificó con María misma, pues ella fue la casa donde Dios puso su morada.
El segundo día la identificó con la casa de la familia, donde Jesús desarrolló su vida familiar.
Hoy, tercer día, la va a identificar con la casa del apóstol Juan; donde según el pasaje evangélico, éste discípulo amado acogió a María tras la muerte de Jesús. Texto que es evocador para esta hermandad, pues la evocación plástica del mismo es lo que hace cada tarde de Viernes Santo.

La casa de la Virgen, como cualquier casa, es para ser habitada. Toda casa tiene una fachada o parte exterior, y una parte interna donde se desarrolla la vida y se encuentra el refugio, la protección, el calor del hogar.
Hoy estamos acostumbrados a darle más importancia a la fachada. Nos preocupamos mucho por lo físico, por el aspecto externo: dietas, gimnasio, maquillaje, liposucción..., y también nos preocupamos por la dimensión social de lo externo: diversión, medios de comunicación....

En este sentido, los cofrades ante su imagen pueden sentir emoción, y eso es externo; por ejemplo, cuando de la emoción lloran amargamente si llueve y no pueden realizar la estación penitencial. Esto es sólo un sentimiento fuerte, pero pasajero, que hace sospechar.
Hay que quedarse con el interior, con lo que pasa dentro, con sentimientos serenos, suaves, pero no pasajeros, como los que tenemos ahora celebrando esta eucaristía.

En la parte externa también están la ideas, que igualmente pueden ser pasajeras y que con facilidad manipulan los medios de comunicación; por ejemplo, hay algunas series de tv que intentan hacernos ver como normales cosas que no lo son, sobre todo en lo que se refiere a las relaciones personales. Son mensajes que van lanzando para cambiar el modo de pensar.

Pero no olvidemos que lo realmente importante es el mundo interior, que es inabarcable. Nuestra gran Santa Teresa de Jesús, en su libro de “Las moradas” nos dice que: en el ser humano, el alma tiene muchas moradas y en el centro está la principal, donde pasan las cosas de mucho secreto entre Dios y el hombre.
Por tanto, no se debe vivir sólo de fachada, sino vivir hacia dentro, para que no haya caretas ni falsedad. La estación de penitencia no debe ser nunca una representación sino la expresión del interior de la hermandad.

Analizando ahora el texto evangélico vamos a distinguir lo exterior y lo interior de María.
En el exterior vemos a María en un momento de duda al pie de la cruz. Y ¿cuál es la duda de María? Pues María pensaría si Dios podía morir. Ya que María era la única que sabía quién era Jesús.
San Pablo en una de sus cartas nos dice: la muerte de Dios es un escándalo para los judíos y una necedad para los paganos o no creyentes.
María afronta este momento de duda quedando de pie junto a la cruz, pero María no está derrotada.
María en ese momento no tiene explicación alguna, es el momento en que Jesús dirigiéndose a ella le dice “mujer” en vez de madre, y además le dice que desde ahora su hijo es Juan; y...¿qué madre cambiaría a su hijo por otro?.Pues ninguna. María todo eso no se lo puede explicar.
También es un momento de fracaso, a María todo se le cae por tierra, desde la anunciación.
Duda..., inexplicable..., fracaso..., todo eso pueden pensar los que la ven por la calle el Viernes Santo quedándose sólo con el exterior.

En el interior, María guardaba silencio; vive el momento, como siempre hacía, meditándolo en su corazón. La emoción no la derrota, sabe sacar fuerzas de flaqueza, permanece de pie teniendo serenidad en Dios y piensa “si Dios quiere morirse habrá que esperar a ver lo que ocurre”. Tiene seguridad en lo que Dios ha dicho y hecho.

Por último, María acepta a Juan como hijo suyo y además se va a su casa. ¿Por qué tiene que ir María a otra casa y aprender a vivir de otra manera? Porque ella sigue siendo la esclava del Señor; y va a enseñar a Juan, y no sólo a Juan sino a todos los discípulos a rezar, a tener fe.
Desde ese día María nos reúne a los discípulos de Jesús.

Esto ofrece un doble desafío a la hermandad:
- Ocupar el sitio de Juan, sentir que sois discípulos amados de Jesús.
Yo no estoy aquí en este triduo por casualidad; todos podemos tener una excusa para no estar aquí esta noche; pero todos estamos aquí porque hemos sido llamados por María.
Como cofrades, debéis aprender a ser hijos de María y corresponder al amor de Jesús.
- Aprender a vivir la fe como ella, día a día, sin desconfiar de Dios y superando el resentimiento. Resentimiento significa repetir el sentimiento; entonces hay que vivir sin repetir los sentimientos malos en que Dios se te ha muerto, en que los discípulos se han marchado y te han dejado sola... como a María.

Al pie de la cruz, no dejarse llevar por la fachada o exterior, seguir firmes en el corazón: eso es ser creyente. Eso es lo que tienes que hacer desde donde esté tu puesto en la hermandad, y sin resentimientos y sin cansarse.

Sobre el cansancio, le preguntaba un novicio a un monje anciano en un monasterio “¿eres santo?”. El anciano le responde “si lo fuera, lo sabrías”. El novicio insiste “¿si no eres santo, por qué sigues en el monasterio orando, ayunando...?”. Y el anciano le contesta “porque el Señor viene en cualquier momento sin avisar y lo estoy esperando”.

¡Ojo!, que no te pille el Señor ni demasiado cansado, ni resentido.


El Equipo de Formación.
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Enhorabuena al equipo de formación por todo el trabajo que realiza!

Anónimo dijo...

Esto es increíble, esto es admirable. En mi vida he visto nada igual: una hermandad que cuide tanto la formación de sus hermanos. Y para comprobarlo basta sólo echar una ojeada a vuestro blog.Yo, aunque pertenezco a otra hermandad, me aprovecho de todas vuestras reflexiones.
Sois dignos de elogio y un gran ejemplo para todos los blogs cofrades.
Que vuestra Virgen de Loreto os ayude a seguir siempre así.
GRACIAS.