Un año más me dirijo a todos mis hermanos de Loreto en esta noche que cambió la historia del mundo, la noche grande de la Navidad que nos recuerda que en un humilde portal, porque todas las puertas se le cerraron al Rey de la Gloria, nació hace más de dos milenios el Hijo de Dios, el Salvador del mundo. Podía haber sido en un palacio pero fue en un humilde portal, nos lo dijo nuestro predicador del pasado Triduo de Gloria, tenía el gran poder de haber nacido donde quisiera, podía haberlo hecho fácil pero quizo hacerlo complicado desde su nacimiento hasta su muerte. Cuando los caminos son tortuosos más se desea llegar al destino y más grande es el logro, algo que lo cofrades de Loreto sabemos muy bien porque lo hemos experimentado en muchas ocasiones en nuestra ya rica historia.
Hemos llegado al final de un año cargado de momentos felices y otros en los que las circunstancias nos han puesta a prueba nuestra madurez como institución y nuestro carisma fraternal. Hemos conseguido grandes logros que han contado con la satisfacción de todos, miembros o no de nuestra Hermandad, hemos crecido en patrimonio material y humano, ha sido un año muy especial en todos los aspectos, primero de una nueva legislatura, en la que se han ido asentando las bases para conseguir los importantes objetivos que nos marcamos al acceder al cargo, siempre en pro del engrandecimiento de nuestra Hermandad.
En nuestra retina se nos queda marcada aquella toma de posesión con tantos Hermanos Mayores acompañándonos, aquella bendición histórica del nuevo terno de salida para la Virgen, las largas noches de Cuaresma preparando con verdadera ilusión un nuevo Viernes Santo, la belleza de los altares de cultos, la ansiada llegada de la bandera de San Pedro, el infatigable taller de costura ,la belleza del Besamanos, la solemnidad de la Función Principal, el gozo de la Estación Pentencial, la memorable peregrinación a Ecija, el premio al mejor cortejo de la Semana Santa de Jerez, las edificantes visitas al Hogar San Juan y a las Reparadoras, las ayudas a Cáritas y a Cruz Ro
ja, la participación en las celebraciones parroquiales, las nuevas vitrinas, la convivencia de Feria, los solemnes cultos Eucaristicos, la constitución del grupo joven, los buenos ratos con nuestros costaleros y tantos inolvidables momentos de convivencias que quedan para siempre en la memoria de todos los que tenemos la infinita suerte de ser hermanos de Loreto. Son instantes que forman un capítulo más de esta bendita locura que un día, allá por 1949, idearon un grupo de cofrades e hizo realidad una Madre Dolorosa que en San Pedro anidó en los corazones devotos todo el amor por una institución que, sesenta años después, aún sigue rindieron honores y gloria a ese Niño Dios que naciera en Belén y tuvo muerte de Cruz, y a esa sublime Señora de Loreto, auténtica Reina de San Pedro.
Un año que se nos va de las manos y otro que nos llega cargado siempre de ilusión porque Dios está con nosotros, porque cuando dos o más se reunen en su nombre allí está El en medio de todos y a su lado, al pie de la Cruz de la Redención, su Madre, nuestra Madre de Loreto indicándonos eternamente que hagamos lo que El nos diga, no los hombres, ni el mundo, sino siempre lo que Él nos diga.
Ese es el mensaje que nos llega con la Navidad, un mensaje de paz, de alegría y de nueva vida ante tantas miserias humanas y tanta falta de testimonio como nos siguen, dos mil años después, azotando. La luz de Belén nos ilumina hoy, una luz auténtica que nunca se nos apagará, una luz que nos señala siempre a las alturas de la gloria, una luz que abre puertas y ventanas, una luz que se alza cada vez que abanzamos, tal como ocurre en nuestra Cofradía, rompiendo la oscuridad de la noche y marcando un camino de cirios que como aquellos que definía San Agustín son el símbolo del hombre, que se acerca a Dios para encenderse en El y ser instrumento incandescente de la luz del mundo.
Que la venida del Salvador nos llene a todos de felicidad y afrontemos el nuevo año cargados de esperanza. Que Nuestra Madre Loreto nos ayude siempre en nuestro caminar porque ya estamos soñando con una nueva Semana Santa, cuando los lirios de su amargura y las rosas de su llanto vuelvan a perfumar la noche,¡Sublime Loreto del Viernes Santo!.
Eduardo Velo
Hermano Mayor
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1 comentario:
¡Que así sea!
Gracias por este emotivo, cariñoso y entrañable mensaje. Gracias por estas palabras de ánimo que tanta falta hacen hoy día. Gracias por esta AUTÉNTICA Hermandad.
Que la Virgen de Loreto nos siga bendiciendo siempre a todos.
Un orgulloso lauretano.
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