La cena, tal como estaba anunciado se celebró en el Mesón-restaurante El Candil, donde cerca de medio centenar de hermanos de Loreto nos reunimos en tan señalada fecha para festejar juntos la venido del Niño-Dios, dar gracias por el año transcurrido y rendir público reconocimiento a las Familias lauretanas, en esta ocasión a la familia Berro-Narbona.
Al finalizar la suculenta cena, a los postres, nuestro Teniente Hermano Mayor Eusebio Castañeda, que actuó de maestro de ceremonias, dio la palabra a nuestro Hermano Mayor que resaltó en su discurso la importancia de mantener los valores familiares tanto en la sociedad actual como en las Hermandades, realizando un recorrido por la vida cofrade de nuestro ex-Hermano Mayor, Antonio Berro Flores y como éste ha sabido trasmitir y mantener a sus hijos y nietos, su devoción a Nuestra Madre de Loreto y el cariño por nuestra Hermandad., Tras las palabras del Hermano Mayor, fue Miguel Puyol Vargas, Hermano Mayor Honorario, medalla de oro y ex-Hermano Mayor de la Hermandad el que hiciera la entrega de la distinción, una artística representación de la Sagrada Familia, a la familia Berro-Narbona. El Hermano Mayor pidió que fuese Miguel el que hiciera la entrega y cerrara el acto por los años que juntos estuvieron compartiendo las tareas al frente de la Hermandad.
Nuestro ex-Hermano Mayor Antonio Berro, visiblemente emocionado, dio las gracias en su nombre y en el de toda la familia,
Antes de terminar nuestro hermano Juan Luis Jaén Pacheco, en nombre de Cáritas Parroquial de San Pedro, recibió el importe recaudado por la Hermandad como aportación a la Campaña de Navidad llevada a cabo en en nuestra sede en ayuda de los más necesitados..
Al final, como era de esperar, sonaron las "coplas de Nochebuena".
-Texto íntegro leído por el Hermano Mayor:
Nos reunimos de nuevo en esta ya tradicional cena de la familia para festejar la venida del Niño-Dios. Y lo hacemos con el espíritu de fraternidad que debe caracterizar a cualquier Hermandad.
Una Hermandad es un grupo de hermanos unidos por lazos muy fuertes, lazos casi familiares que dan un carisma especial. Nuestra Hermandad lleva a gala ese carisma familiar, por eso nos reunimos hoy y nos venimos reuniendo desde hace ya unos años, en la fiesta de la Sagrada Familia, porque nos consideramos y queremos seguir siendo familia cristiana con todo los valores que eso significa.
Y para potenciar ese espíritu familiar, para resaltar lo que supone vivir verdaderamente como hermanos y cuanto significa la palabra familia para todos nosotros hemos querido este año instaurar, en esta fraternal cena navideña, la distinción "Familia Lauretana", a todas a aquella familias de la Hermandad que, al menos, durante tres generaciones han mantenido perenne fidelidad a nuestra corporación.
La Semana Santa se hizo en gran medida gracias a la tradición y ésta, la hacen los hombres. Es mucho de esta o aquella hermandad, se suele decir. Pero mejor estaría si se dijera que esta o aquella Hermandad es mucho de Fulano o de Zutano, ya que en cualquier Hermandad se repiten una y otra vez los mismos apellidos y aún los idénticos nombres.
Este hecho crea una interrelación familia-hermandad que lleva a ese sentimiento de familiaridad, de posesión comunitaria que el cofrade vive con respecto a la cofradía que pertenece.
La de los linajes cofrades es una realidad evidente y gozosa porque gracias, en parte a ella, la Semana Santa en general y nuestra hermandad en particular pervive, porque la condición de hermano de Loreto llega un momento que es inseparable a la propia familia, a los apellidos, como un sentimiento que corre por las venas de generación en generación.
Existen más de una decena de familias en nuestra hermandad que aglutina, o ha aglutinado, a padres, hijos y abuelos, familias que un día fueron llamadas por medio de uno de sus integrantes a formar parte de un proyecto común que se llama hermandad de Loreto.
Todo esto había que potenciarlo y destacarlo en un día tan señalado como el que hoy celebramos y como para nuestra institución todas son un ejemplo a seguir vimos bien, desde la Junta de Gobierno, establecer el criterio de hacer este reconocimiento por orden alfabético, así cada año habrá un nueva familia lauretana que con su ejemplo de fidelidad sea un claro testimonio en esta fiesta tan señalada para todos nosotros.
Ese orden establecido ha hecho posible que esta año sea la familia Berro- Narbona la que cobre protagonismo en esta cena de la familia.
Fue allá por los años setenta del pasado siglo, cuando de la mano de José Luis Ferrer entrará en nuestra hermandad nuestro hermano Antonio Berro Flores, cofrade de la Esperanza de la Yedra, cuya próxima coronación, también ha sido un regalo que Dios ha querido dar en este año a todos los hijos de la Esperanza.
Y fue en Santo Domingo donde, el hermano Antonio, viviera sus primeros años como hermano de Loreto, desde entonces una vida cofrade plenamente entregada a nuestra Cofradía, cuadrando cuentas, recopilando loterías u organizando cuanto hiciese falta desde su cuartel general de la calle Armas. Años de tesorero, años de Teniente Hermano Mayor y años de Hermano Mayor, misión que conocía bien por en cuantas ocasiones anteriores tuvo que suplir a Miguel en sus tareas al frente de la Hermandad.
Una larga trayectoria de servicio a nuestra Hermandad que no ha sido sencilla, pero como pasa también en toda familia, por encima de dificultades siempre ha contado con el apoyo y la presencia de la Madre que ha sido la fuerza de unión de todos en torno a Ella.
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Y tan arraigado lauretanismo no tenía más remedio de contagiarse a esa otra iglesia doméstica que es el núcleo familiar que Dios nos regala. Hoy como, decía al principio en nuestra lista de hermanos tenemos tres Antonios Berros, un linaje que perdurará porque también los sentimientos se heredan, porque lo que nace del corazón es un patrimonio familiar al que nunca podemos renunciar y porque si el tronco está bendecido con la devoción más auténtica siempre será bendita la rama que se ese tronca sale.
Nuestra Hermandad se enorgullece hoy de sus familias lauretanas, de esta familia Berro que tantas horas han entregado a la causa de Dios por medio de la Virgen. Esa Virgen que reina en vuestro hogar, que siempre os ampara bajo su morado manto, que desde ese pañuelo de sus penas que Ella os presta para sobrellevar los momentos díficiles que nos da la vida, os sigue bendiciendo para que nunca olvidéis que el sentirse hermano de un misma familia, trasmitir los valores cristianos y el ser de cofrade de Loreto es una de las grandes cosas que se pueden ser en esta vida.
Que los valores de la Sagrada Familia de Nazaret sean siempre vuestra Cruz de Guía y que no olvidéis que con todas nuestras limitaciones humanas, junto a vuestra familia de sangre, tenéis otra familia de corazón que se llama Hermandad de Loreto.
Que Dios os bendiga hermanos y nuestra Madre de Loreto os proteja y os ampare siempre.
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