· Adviento, del latín ad-venire, significa esperar. Adviento es por tanto tiempo de espera y de preparación.
· Esta espera y preparación tiene un doble sentido:
prepararnos para celebrar la fiesta de la Navidad donde conmemoramos la primera venida del Hijo de Dios (último domingo de Adviento),
prestar un poco de atención porque Jesús sigue viniendo cada día y podemos no darnos cuenta de su presencia, y porque Jesús vendrá al final de los tiempos y hemos de estar preparados, pues no sabemos ni el día ni la hora, nos dice la Biblia.
· Como Jesús vino, viene y vendrá, el Adviento es tiempo:
de alegría, porque recordamos que Dios se hizo hombre y vino para salvarnos,
de esperanza porque Dios viene a nosotros y debemos estar preparados para descubrirle y saber lo que quiere de nosotros en cada momento, para así poder hacer su voluntad,
de conversión porque Dios vendrá a llamarnos un día y debemos tener las manos llenas de buenas obras, y porque también vendrá esta Navidad a nacer en nuestro corazón, por eso debemos quitar todo lo sucio que tengamos dentro y dejarlo bien limpio para que lo llene Jesús.
· Para llevar a cabo esta conversión, para prepararle una buena acogida a Jesús hay que hacer algo especial (como cuando limpiamos y arreglamos bien la casa porque va a venir una visita importante)
¿Qué puede hacer yo en este tiempo?
El Adviento es un tiempo ideal para cultivar, de forma especial, algunos de estos aspectos:
la oración personal y comunitaria, nuestra relación con Dios,
la escucha de la Palabra, que ilumina y enseña el camino del cristiano,
la comunidad, el grupo, donde debemos desarrollar y vivir nuestra fe,
la Eucaristía, encuentro personal con Jesús, que no es una idea ni una filosofía,
la caridad, opción por los pobres, ver a Cristo en los pobres,
la formación, nuestro crecimiento en la fe.
Con estas pequeñas ideas que os hemos expuesto, deseamos que tengamos todos un fructífero Adviento.
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