sábado, 28 de noviembre de 2020

HOJA SACRAMENTAL MES DE NOVIEMBRE

 


EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 1º DE ADVIENTO – CICLO B – (29-11-2020)

Este domingo, primer domingo de Adviento, comienza un nuevo año litúrgico. El Adviento es un tiempo fuerte para la Iglesia en el que nos preparamos para la venida del Mesías; tiempo en el que tenemos que abrir nuestros corazones, escuchar la Palabra de Dios y disponernos para que Él actúe y transforme nuestras vidas.

San Bernardo nos recuerda que, a lo largo de la Historia, se dan tres venidas a este mundo del Hijo de Dios: "La primera venida, en carne, que ya aconteció; la tercera venida o parusía, que esperamos al final de los tiempos; y una segunda intermedia a la que hemos de prestar especial atención. Acontece cada vez que se predica el Evangelio. En él viene y se te manifiesta, se te da a conocer si te encuentra hambriento de vida".

¡Señor, que no pase de largo este Adviento en nuestras vidas!

Este año entramos en el llamado por la Iglesia “Ciclo B”, en el que se nos presenta para nuestra reflexión el evangelio de San Marcos.


Lectura del santo evangelio según san Marcos 13,33-37

“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

- Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento.

Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara.

Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos.

Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡velad!”


ESPERAR EN VELA

“¡Ojalá rasgases el cielo y bajases, derritiendo los montes con tu presencia!” (Is 63,19). El pueblo de Israel se siente atribulado a causa de sus enemigos. Pero siente también su parte de responsabilidad. Sabe que ha perdido el camino. Ve que se ha endurecido su propio corazón y que ha olvidado el temor o respeto al Señor.

Como se ha dicho en los versículos precedentes, es preciso que Dios se muestre una vez más. Que muestre su poder y su ternura, su fuerza y su compasión. Que muestre que es el Padre de su pueblo. En ese contexto, el orante manifiesta un deseo que se convierte en súplica apasionada y ferviente. ¡Que Dios rasgue los cielos y baje!

El salmo responsorial se hace eco de ese anhelo irrefrenable: “Señor, Dios nuestro, que brille tu rostro y nos salve” (Sal 79). Estas súplicas, tan apropiadas al Adviento que hoy comienza, encuentran apoyo en las palabras de San Pablo. A los que aguardan la manifestación de Jesucristo les asegura que el Señor los mantendrá firmes hasta el final (1Cor 1,7-8). Es la promesa más oportuna para los que tratamos de mantener viva la esperanza.


ATENCIÓN Y VIGILANCIA

A lo largo del año litúrgico que hoy comienza se nos ofrecerá la lectura del evangelio según san Marcos. En este primer domingo del Adviento escuchamos una invitación de Jesús a mantener una esperanza despierta y vigilante (Mc 13,33-37).

• “Estad atentos y vigilad”. Es este un aviso importante para creyentes y no creyentes. Hoy todo nos invita a vivir apresuradamente. La frivolidad se ha convertido en nuestro estilo habitual. Las noticias y los acontecimientos pasan con toda velocidad. Prestar atención a lo que sucede es una buena medida de prudencia.

• “No sabéis cuándo es el momento”. Por numerosos que sean los adivinos y los agoreros, no somos capaces de adivinar el futuro. Creyentes y no creyentes vamos caminando en la oscuridad. No podemos vivir en la indiferencia. Es pecado distraernos. Vigilar el curso de la historia es una obligación moral.

Estas actitudes de la atención y la vigilancia se reflejan en la parábola de los criados que aguardan el regreso de su amo. Como el portero de la casa, hemos de permanecer en vela.


LA IMAGEN DEL PORTERO

Es importante recordar el deber del portero. El texto evangélico se hace eco de la última palabra de esa parábola. Con ello indica que ese era el punto central del mensaje.

• Velad, pues no sabéis cuándo vendrá el Señor de la casa. Nuestros cálculos no son de fiar. Nuestros programas pastorales no pueden certificar el momento en que las personas y las estructuras podrán reflejar la presencia del Señor.

• Que no venga inesperadamente. El Señor viene a este escenario del mundo. Está viniendo siempre. Pero con demasiada frecuencia nosotros vivimos distraídos, prestando atención a mil bagatelas. Es un dolor que él llegue y no estemos esperándolo.

• Que no os encuentre dormidos. El papa Francisco ha dicho que una de las tentaciones del evangelizador es la desidia. Nos hemos acomodado en la poltrona y nos hemos quedado dormidos. Es hora de despertar de nuestra modorra.

- Señor Jesús, perdona nuestra desesperanza y nuestra presunción. No saber el tiempo de tu llegada nos invita a velar y trabajar. Queremos vivir en esperanza.

José-Román Flecha Andrés.

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miércoles, 25 de noviembre de 2020

CULTOS EXTRAORDINARIOS EN EL CONVENTO DE SANTO DOMINGO

Nuestra Madre regresará a Santo Domingo 39 años después para celebrar los cultos por la Festividad de Ntra.Sra. de Loreto.

La hermandad se encuentra muy ilusionada con el inminente regreso de Nuestra Madre a la iglesia de Santo Domingo, que se enmarca en la celebración del Año Jubilar Lauretano.

En concreto, se ha previsto una función solemne para el próximo jueves 10 de diciembre, coincidiendo con la festividad de la Santísima Virgen.

A esa efeméride seguirá un triduo que culminará el domingo 13 de diciembre con la función principal de instituto que no pudo celebrarse esta pasada Cuaresma por motivos de derivados de la pandemia.



sábado, 21 de noviembre de 2020

AVISO DESDE TESORERÍA : CUOTAS DE LOS HERMANOS

Información general para todos los hermanos.
Para cualquier duda o consulta, el teléfono de la hermandad es el: 639645072 El equipo de tesorería atenderá vuestro mensaje.



EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 34º DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO A – (22-11-2020) SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO

 Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 31-46

“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

- «Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones.

Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras.

Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.

Entonces dirá el rey a los de su derecha:

"Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.

Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme."

Entonces los justos le contestarán:

"Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?»

Y el rey les dirá: Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis."

Y entonces dirá a los de su izquierda:

"Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis."

Entonces también éstos contestarán:

"Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?"

Y él replicará:

"Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo."

Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna».”


EL REY PASTOR

“Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas siguiendo su rastro”. Así comienza el texto del profeta Ezequiel que se lee en esta fiesta de Jesucristo, Rey del Universo. Nos es bien conocida esta imagen del buen Pastor, que el profeta atribuye al mismo Dios.

Pero hay momentos en la vida en los que leemos estas palabras desde una nueva experiencia. Y comprendemos que esta afirmación del Pastor no es gratuita ni retórica. No es una poesía estéril. Esa profecía me atañe a mí personalmente. Dios me ha estado buscando siempre, “siguiendo mi rastro” con tanta paciencia como esperanza.

Por eso, con el salmo responsorial puedo hoy afirmar con tanta certeza como humildad: “El Señor es mi pastor, nada me falta” (Sal 22,1).

Pero el Pastor no sólo nos alimenta. Da la vida por nosotros y nos da la vida verdadera. Como escribía san Pablo, si por Adán hemos muerto todos, por Cristo todos volveremos a la vida (1Cor 15,22).


DOS SENTENCIAS

En este último domingo del año litúrgico, se proclama la tercera de las parábolas de la esperanza, que contiene el capítulo 25 del evangelio de Mateo. Jesús compara al Hijo del hombre con un pastor que separa las ovejas de las cabras (Mt 25,31-46).

La escena del juicio sobre la humanidad contrapone dos sentencias definitivas que ha de pronunciar el Señor de la historia. La primera evoca el tono amable de la acogida: “Venid, benditos de mi Padre”. La segunda resuena con la fuerza terrible del rechazo: “Apartaos de mí, malditos”.

Instintivamente, todos nos colocamos en el bando de los corderos que reciben atención y recompensa por las buenas acciones realizadas al menos alguna vez. Pero, a lo largo de la vida, raras veces pensamos que podemos ser condenados por nuestra indiferencia ante las necesidades de los demás.


PREGUNTA Y RESPUESTA

El criterio para ese discernimiento final no será lo que hemos dicho o escrito. Ese diálogo entre los hombres y el Señor no solo orienta nuestro definitivo examen de conciencia sino también la última de las revelaciones de su identidad.

• “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos?” A la asombrada pregunta de los que se han entregado por los más abandonados, responde el gran Abandonado: “Lo que hicisteis con mis hermanos, lo hicisteis conmigo”.

• “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed… y no te asistimos?” A la escandalizada pregunta de los que han vivido solo para sí mismos, responde el gran Marginado: “Lo que no hicisteis con los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo”.

En el examen final el Señor solo tendrá en cuenta nuestra actitud y nuestro compromiso activo a favor de nuestros hermanos. Y, por cierto, al juicio no serán convocados solo los discípulos de Jesucristo. Creyentes y no creyentes, creyentes no practicantes y practicantes no creyentes, todos seremos examinados de igual manera.

- Señor Jesús, sabemos que la meditación sobre el juicio último es una de las escuelas para aprender y vivir la esperanza. No permitas que olvidemos la tarea sobre la cual seremos examinados. Amén.


José-Román Flecha Andrés.

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viernes, 13 de noviembre de 2020

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 33º DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO A – (15-11-2020)

 Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 14-30

“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:

- «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.

El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.

Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos.

Se acercó el que habla recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor."

Se acercó luego el que habla recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor."

Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: "Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo."

El señor le respondió: "Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabias que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues deblas haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene.

Y a ese empleado inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes".”


LOS TALENTOS

“Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará? Vale mucho más que las perlas… Cantadle por el éxito de su trabajo, que sus obras la alaben en la plaza” (Pro 31,10.31). He ahí el principio y la conclusión de ese espléndido himno que encontramos en el libro de los Proverbios.

Algunos estudiosos sugieren que puede ser un himno a la sabiduría personificada. Gracias a ella se mantiene en pie la familia y vive en armonía toda la sociedad. Pero la imagen empleada contiene un elogio a la mujer hacendosa. Sostiene su hogar con su trabajo, atiende a su familia y, además, se muestra compasiva con los pobres y los necesitados.

La imagen ideal de la familia reaparece en el salmo responsorial. Precisamente este salmo 127 ha sido glosado por el papa Francisco en su exhortación Amoris laetitia.

En este penúltimo domingo del año litúrgico es muy oportuna la lectura en la que Pablo pide a los Tesalonicenses que vivan en la luz y estén siempre preparados para el “Día del Señor”, que llegará como un ladrón en la noche (1Tes 5,1-6).


EL ENCARGO Y EL JUICIO

Como sabemos, en el capítulo 25 del evangelio de Mateo encontramos tres parábolas sobre la esperanza. Tras la parábola de las diez doncellas invitadas a la boda, se incluye la de los talentos

que, antes de irse de viaje, un hombre entrega a sus siervos, con el encargo de que negocien con ellos (Mt 25,14-30).

• El primero recibe cinco talentos, negocia con ellos y gana otros cinco. Al regresar, su amo lo alaba, calificándolo como “siervo bueno y fiel”, y le promueve en su cargo.

• El segundo recibe dos talentos, con los que logra hacer negocio y ganar otros dos. También él es alabado por su amo, que le confía una importante responsabilidad.

• El tercero recibe un talento. Precisamente él, que presume de conocer bien a su amo, no secunda sus proyectos. Así que esconde bajo tierra el talento para devolverlo a su amo, que, en el juicio, lo condena por inútil, negligente y holgazán.


ESPERANZA RESPONSABLE

Hemos meditado muchas veces esta parábola de los talentos. Y tantas otras veces hemos reflexionado sobre las lecciones que encierra para nosotros.

• En primer lugar nos complace ver que el amo confía en sus propios criados. Y agradecemos a Dios que también a nosotros nos haya confiado tantos tesoros de la naturaleza y de la gracia.

• Además, vemos que la espera de la venida del Señor no puede justificar nuestra pereza. Si creer es crear, esperar es operar. La esperanza no puede alejarnos de la tarea de trabajar por el progreso humano y por la extensión del Reino de Dios.

• Finalmente, descubrimos que el premio concedido a los que viven una esperanza activa y comprometida no consiste en algún bien material. El mayor premio es “entrar en el gozo de nuestro Señor” y el mayor castigo es ser alejados de él.

- Señor Jesús, sabemos y creemos que hemos de vivir esperando tu manifestación. Agradecemos los dones que nos has confiado. Y te pedimos que tu gracia nos ayude a vivir una esperanza gozosa y responsable. Amén.

José-Román Flecha Andrés.

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sábado, 7 de noviembre de 2020

FORMACIÓN CURSO 2020/21

Desde la Delegación de Cultos y Formación de la Hermandad vamos a poner en marcha el programa formativo aprobado para este curso. Atendiendo a las limitaciones a las que estamos sometidos por las Autoridades Sanitarias, este programa lo llevaremos a cabo a través de distintos vídeos formativos que iremos compartiendo periódicamente con todos vosotros.

En este primer trimestre, de cara a prepararnos espiritualmente para la Función Solemne a Ntra. Sra. de Loreto (prevista para el 10 de diciembre) y el posterior Triduo de Gloria (días 11, 12 y 13 de diciembre), la temática de los vídeos girará en torno al Año Jubilar Lauretano que nos encontramos celebrando.

Desde aquí nos ponemos a vuestra disposición para cualquier comentario, propuesta o sugerencia que nos queráis hacer llegar al respecto.

En este primer vídeo podréis descubrir el Santuario-Basílica de la Santa Casa de Loreto, su origen, por qué está ubicado en esa ciudad italiana, su historia y su importancia en la vida de la Iglesia a lo largo de los siglos. Esperemos que os sea provechosa su visualización.

EL EVANGELIO DEL DOMINGO : 32º DEL TIEMPO ORDINARIO – CILO A – (8-11-2020)

Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 1-13

"En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:

-«Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo.

Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas.

Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.

El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.

A medianoche se oyó una voz:

¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!

Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas.

Y las necias dijeron a las sensatas:

"Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas."

Pero las sensatas contestaron:

"Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis."

Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.

Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo:

"Señor, señor, ábrenos."

Pero él respondió:

"Os lo aseguro: no os conozco.

Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».”


ESPERA Y ESPERANZA

“Radiante e inmarcesible es la sabiduría… La encuentran los que la buscan… Quien temprano la busca no se fatigará, pues a su puerta la hallará sentada… Ella misma busca por todas partes a los que son dignos de ella” (Sab 6,12.14.16). En este hermoso poema sobre la sabiduría por tres veces aparece el verbo “buscar”.

Y con razón, porque la sabiduría es para la Biblia el gran tesoro. Es el mayor de los dones de Dios. Para encontrarla hay que prescindir de muchas cosas. Y decidirse a buscarla para descubrirla al amanecer, sentada a nuestra puerta. Es ella la que viene a encontrarnos. Esa es la gran tarea y la enorme alegría de la esperanza cristiana.

Es evidente que la sabiduría se identifica con el mismo Dios. Es él a quien buscamos, a veces sin saberlo. Por eso el salmo responsorial nos invita a cantar: “Oh, Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti” (Sal 62,2).

Esa sed, que resume nuestra esperanza, no quedará defraudada. San Pablo nos asegura que quien ha creído en la resurrección de Jesucristo estará siempre con el Señor (1Tes 4,17).


ESPERA Y COMPROMISO

El capítulo 25 del evangelio de Mateo nos ofrece tres hermosos textos sobre la esperanza. El primero es la parábola de las diez doncellas invitadas a la celebración de una boda (Mt 25,1-13). ¿Qué es lo que las caracteriza?

• Tienen en común que todas ellas tienen una función importante en la celebración de la fiesta: han de salir a esperar al esposo e iluminar el cortejo con sus lámparas. Para todas se hace pesada la espera y todas se dejan vencer por el sueño.

• Pero se diferencia en algo muy importante. Cinco de ellas han tomado aceite para alimentar sus lámparas. Las otras cinco, no. Las previsoras aparecen como prudentes, mientras que las otras cinco son calificadas como necias o descuidadas.

La parábola nos recuerda que la esperanza no es solo un sentimiento. No puede identificarse con la frivolidad ni con la pasividad. La esperanza es activa y comprometida. Exige sabiduría. Esperar implica operar.


LA ORACIÓN Y LAS OBRAS

En la segunda parte de esta parábola se nos dice que la espera no es una falsa ilusión. El esposo llega a la fiesta. Como ha dicho el papa Francisco, “nuestra esperanza tiene un rostro”. El texto recoge un breve diálogo y una exhortación.

• “Señor, Señor, ábrenos”. Las jóvenes descuidadas pierden tiempo al tratar de remediar su error y llegan tarde a la fiesta. Su lamento resume la súplica de todos los que, aun si saberlo, deseamos encontrarnos con el Señor.

• “En verdad os digo que no es conozco”. Nos engañamos si pensamos que la esperanza es una virtud fácil y trivial. No se sostiene solo con palabras, sino que requiere esfuerzo y prudencia. La oración ha de ir acompañada por las obras.

• “Velad, porque no sabéis el día ni la hora”. Con esta exhortación concluye Jesús la parábola. El mismo papa Francisco nos dice que el problema no es “cuándo” se mostrará el Señor, sino el “estar preparados para el encuentro”.

- Señor Jesús, queremos mantener viva nuestra esperanza. Que nuestra espera refleje el compromiso diario con el que preparamos nuestro encuentro contigo. Amén.

José-Román Flecha Andrés.

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domingo, 1 de noviembre de 2020