miércoles, 14 de abril de 2010

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 3º DE PASCUA




        El texto evangélico es de Jn 21, 1-19 y dice lo siguiente:

Después Jesús se apareció de nuevo a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Se apareció así: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos. Les dice Simón Pedro: ---Voy a pescar. Le responden: ---Vamos contigo. Salieron, pues, y montaron en la barca; pero aquella noche no pescaron nada. Ya de mañana Jesús estaba en la playa; pero los discípulos no reconocieron que era Jesús. Les dice Jesús: ---Muchachos, ¿tenéis algo de comer? Ellos contestaron: ---No. Les dijo: ---Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis. La echaron y no podían arrastrarla por la abundancia de peces. El discípulo predilecto de Jesús dice a Pedro: ---Es el Señor. Al oír Pedro que era el Señor, se ciñó un blusón, pues no llevaba otra cosa, y se tiró al agua. Los demás discípulos se acercaron en el bote, arrastrando la red con los peces, pues no estaban lejos de la orilla, apenas doscientos codos. Cuando saltaron a tierra, ven unas brasas preparadas y encima pescado y pan. Les dice Jesús: ---Ahora, traed algo de lo que habéis pescado.Pedro subió a la barca y arrastró hasta la playa la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y, aunque eran tantos, la red no se rompió. Les dice Jesús: ---Venid a almorzar. Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó pan y se lo repartió e hizo lo mismo con el pescado. Ésta fue la tercera aparición de Jesús, ya resucitado, a sus discípulos. Cuando terminaron de comer, dice Jesús a Simón Pedro: ---Simón, hijo de Juan, ¿me quieres más que éstos? Le responde: ---Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dice: ---Apacienta mis corderos. Le pregunta por segunda vez: ---Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Le responde: ---Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dice: ---Apacienta mis ovejas. Por tercera vez le pregunta: ---Simón hijo de Juan, ¿me quieres? Pedro se entristeció de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le dijo: ---Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero. Jesús le dice: ---Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro, cuando eras mozo, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras. Lo decía indicando con qué muerte había de glorificar a Dios. Después de hablar así, añadió: ---Sígueme.

* Todas las apariciones de Jesús resucitado se producen alrededor de una comida: símbolo de la eucaristía, símbolo del compartir.
El cristiano tiene la obligación no de recibir sino de compartir, de dar y no sólo dar cosas sino darse, como Jesús.
El cristiano debe reconocer que todo lo que tiene y ha conseguido en la vida no es fruto sólo de su esfuerzo y trabajo sino de la ayuda de Dios, como vemos en este pasaje de la pesca.

* Los cristianos, como Pedro, a veces no reconocemos al Señor. Debemos saber reconocerlo en nuestros hermanos, y reaccionar como Pedro, saliendo enseguida a su encuentro.
Señor, Pedro te negó tres veces, yo miles de veces. Por eso me uno a Pedro para decirte tres y mil veces: Señor, tú conoces todo,  tú sabes que te quiero y que deseo amarte sobre todas las cosas.

* María, pido tu ayuda e intercesión para que pueda seguir, como Pedro, a Jesús, maestro de vida y esperanza


Estos puntos ayudan a iniciar la reflexión, a partir de ahora esperamos vuestras aportaciones que nos abran nuevos horizontes y nos acerquen a una comprensión más completa de la Palabra.

Muchas gracias a todos por vuestra participación.



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