GLORIA A CRISTO RESUCITADO
Pasada la Semana Santa alcanzamos la gloria. La gloria de saber que Cristo vive, que no está muerto, que ha resucitado.
Cristo vive, lo presentíamos el Viernes Santo tras una ejemplar Estación Penitencial sumamente edificante por cuanto nos aportó en todos los sentidos. Podemos los hermanos de Loreto estar sumamente satisfechos de nuestra pasada Estación Penitencial porque, un año más, hemos sido fieles a nuestra condición de miembros de una Hermandad que se afana en dar auténtico testimonio de fe en la calle. Me llegan múltiples felicitaciones por el ejemplo que dimos el pasado Viernes Santo, ofreciendo una imagen de Cofradía modélica, dificilmente alcanzable sin el compromiso serio de quienes formaron un cortejo que se está consolidando ya como el gran referente de la Semana Santa de Jerez. Un privilegio, como apuntó algún medio de comunicación, para toda la ciudad y su Semana Santa. Un privilegio que hemos conseguido entre todos y que debemos mimar como uno de nuestros tesoros más preciados. Para conseguirlo mis deseos de que no dejemos de amar nunca nuestra túnica nazarena porque es el instrumento que tenemos los cofrades para, desde el animato y la reflexión intima, acercarnos más a Dios, y que a su vez, esta apego al hábito, seamos capaces de trasmitir a los demás con el fin de que, entre todos, logremos, con nuestras limitaciones, atraer a cuantos más mejor a la causa de Jesucristo.
Como ejemplo de amor a la túnica el de nuestro hermano Francisco García Gómez que, a sus 87 años, aún sigue portando su morado hábito nazareno con el mismo orgullo que lo viene haciendo desde hace 56 años, concretamente desde que la Hermandad de Loreto saliera por primera vez a calle. Todo un testimonio de este hermano nuestro, quizás decano de los nazarenos de Jerez, para quienes pudiendo acompañar a su Hermandad de nazareno no lo hacen.
Ha sido una Estación Penitencial llena de satisfacciones, atrás quedaron unos días duros, de enorme trabajo, de llegar a casa a altas horas de la madrugada, de inconvenientes y de buscar soluciones, de novedades y momentos de grata convivencia. Quiero agradecer como Hermano Mayor el esfuerzo realizado tanto en los días previos como en la propia salida procesional, empezando por nuestro Director Espiritual que nos facilitó cuanto necesitábamos y que como pastor puso de nuevo todo su interés en que seamos cada vez más auténticos a la luz de la fe, pasando por la entrega encomiable de mis compañeros de la Junta de Gobierno, por todos los incondicionales que siempre responden a la llamada aunque sus circunstancias personales no le permitan cuanta ayuda desean ofrecer, el equipo de capataces y costaleros desbordado este año en número y en ganas por ofrecer lo mejor pora la Madre y Señora de Loreto, al equipo de dirección de cofradía que dirigido por nuestro hermano Lorenzo lo bordó un año más, a Jesús por hacer posible lo imposible resaltar aún más la belleza de Nuestra Madre, a nuestro hermano diácono Enrique que al salir de preste hizo posible que no faltara ese cortejo litúrgico tras el paso que tanta prestancia ofrece en la calle, a todos los que desde fuera o desde dentro pusieron su granito de arena para que una vez recogida la cofradía, los rostros cansados de los hermanos se llenaran de luz con la alegría desbordante de haber ofrecido, un año más, lo mejor de nosotros a Nuestra Madre de Loreto.
En este año quiero hacer patente una especial gratitud a David Calleja y a Antonio Mata y a su ayudantes, que sin el compromiso y la responsabilidad que supone ser hermano de nuestra Cofradía se han volcado este año en su servicio a la Hermandad sin importarle las horas, el trabajo, los compromisos contraídos anteriormente, las distancias, accediendo a cuantas propuestas se les han hecho y ofreciendo todo el arte del mundo para que el misterio de la Soledad de María alcanzara todo la belleza y realismo con el que ha salido este año a la calle. Gracias a todos los que han hecho posible que ser cofrade de Loreto sea hoy aún más importante en Jerez y gracias a esta Hermandad que sin importarle la raza ni el color de la piel, sin importarle el que dirán porque está segura de su destino, ama a todos sus hermanos y hace el bien, porque Cristo, también como cofrades de Loreto,en nuestros cultos, en procesión o haciendo vida de hermandad, nos necesita para amar.
FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN Y QUE DIOS NOS AYUDE Y NOS ACOMPAÑE SIEMPRE.
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