El texto evangélico es de Jn 13, 31-33a.34-35 y dice lo siguiente:
Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: “Ahora es glorificado el Hijo del hombre y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado. La señal por la que conocerán que sois discípulos míos, será porque os amáis unos a otros.
* El amor es la señal del cristiano. Jesús nos enseña que no hay otro camino que el del amor al prójimo. Pero ¿somos capaces de amar como Cristo nos amó?, ¿es el amor el distintivo de mi vida?
Nuestro mundo necesita testimonios vivos más que palabras vacías. Si yo amara a los demás como Jesús me ama, sería un buen testigo para que la gente que me conoce crea en ti. ¡Qué gran responsabilidad tengo!
* En la antigua alianza se nos mandaba practicar la justicia (haz a los demás lo que quieras que te hagan a ti); en la nueva alianza a la que Cristo da plenitud, debemos actuar por encima de la justicia, por amor.
Y no con cualquier amor, sino con el mismo amor con el que Cristo nos amó.
Ese amor es convertir mi vida en total entrega, en ofrenda para gloria de Dios y como servicio a los demás.
* María, modelo de amor. Que mi caminar por este mundo sea un cumplimiento del mandato que tu Hijo nos dejó.
Estos puntos ayudan a iniciar la reflexión, a partir de ahora esperamos vuestras aportaciones que nos abran nuevos horizontes y nos acerquen a una comprensión más completa de la Palabra.
Muchas gracias a todos por vuestra participación.
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