La hermandad de la Exaltación comunicó a sus hermanos que esperarían una hora, y que irían rezando el vía crucis dentro de la parroquia de Las Viñas en ese tiempo. Una decisión sabia, responsable, que evita inconvenientes y que las cofradías deberían imitar. De hecho, la Soledad hizo lo propio. Es complicado mantener a casi 500 hermanos en una iglesia, durante una hora, esperando sin hacer nada, para luego decidir no salir a la calle y tener que rezar el vía crucis, prolongando aún más la estancia en una sede. Y mucho más, si es pequeña. Así que eso ocurrió en Las Viñas, y tras una hora de espera, las túnicas empapadas de la junta de gobierno dejaron bien a las claras que la situación, a esa hora, era imposible. Y ahí acabó la historia de Las Viñas.
El resto de hermandades fueron haciendo lo propio. Tras la negativa de la Exaltación, llegaría desde San Pedro la confirmación de que este año la Virgen de Loreto no saldría a la calle. Algo lógico y esperado en una cofradía del corte y la seriedad de la que preside Eduardo Velo, cofrade sensato y cabal donde los haya. Jerez se perdió con esta decisión algunos estrenos importantes para nuestra Semana Santa, y una cofradía que es un regalo para los sentidos. Una corporación clásica, de aires decimonónicos, de las que escasean en Jerez. Una lástima, pero acertada la decisión de la cofradía de Loreto, por mucho que luego no cayera una gota de agua en la ciudad por la noche.
Fuente: http://www.lavozdigital.es/
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