jueves, 10 de marzo de 2011

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 1º DE CUARESMA (13-3-2011)

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El texto evangélico es de Mt 4, 1-11 y dice lo siguiente:

“Entonces Jesús, movido por el Espíritu, se retiró al desierto para ser tentado por el Diablo. Guardó un ayuno de cuarenta días con sus noches y al final sintió hambre. Se acercó el Tentador y le dijo: ---Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Él contestó: ---Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Luego el Diablo se lo llevó a la Ciudad Santa, lo colocó en el alero del templo y le dijo: ---Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, pues está escrito: Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti; te llevarán en sus palmas para que tu pie no tropiece en la piedra. Jesús respondió: ---También está escrito: No pondrás a prueba al Señor, tu Dios. De nuevo se lo llevó el Diablo a una montaña altísima y le mostró todos los reinos del mundo en su esplendor, y le dijo: ---Todo esto te lo daré si postrado me rindes homenaje. Entonces Jesús le replicó: ---¡Aléjate, Satanás! Que está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, a él sólo darás culto. Al punto lo dejó el Diablo y unos ángeles vinieron a servirle.”

* El Espíritu es el que nos lleva a la conversión, pero no hay conversión sin soledad, sin experiencia de “desierto”, como tuvo Jesús. El desierto es el lugar de la prueba y la purificación, en donde al ser humano sólo le queda encararse consigo mismo y con Dios, donde mejor se da la oración, el diálogo con Dios.
Necesitamos olvidarnos de todo y entrar en la soledad con Jesús. Un buen momento para ello es la Cuaresma, que acabamos de empezar.

* El mundo nos presenta las tentaciones, éstas son las tres principales de las que derivan todas las demás:
- riqueza, materialismo, afán de tener y no de ser;
- poder, ansia de ser más que el hermano, de estar por encima de los demás, egoísmo, mi yo por encima del yo de los otros;
- triunfalismo, vanidad, Dios no ha venido a hacer milagritos cuando haga falta (que llueva, que no llueva, que me toque la lotería...) sino a hacer la voluntad del Padre a costa de sacrificios, de sufrimientos, de su propia sangre para salvarnos.
Nosotros debemos sacrificarnos, cargar con nuestra cruz y seguirle, lo cuál es muy difícil, pues es muy fácil caer en las tentaciones.

* Jesús combate tajantemente las tentaciones con su fuerza de voluntad y confianza. Y teniendo como escudo y argumento la Sagrada Escritura. El verdadero poder del cristiano radica precisamente en su fe, en la confianza en la Providencia divina, en la acogida de su Palabra.
La victoria de Jesús sobre las tentaciones nos enseña que siempre se puede vencer la tentación, aunque no sea por nuestras propias fuerzas; y también nos enseña que la tentación ha de ser siempre rechazada. Con el mal no se puede jugar; a veces hemos de soportarlo, pero siempre hay que apartarse de él cuando nos invita a ser sus cómplices.

* Señor, me siento tan sacudido por las tentaciones, tan frágil y miserable, tan abandonado a las circunstancias de la vida, que sólo Tú, Señor, puedes sustentar mi aliento. María, ayúdame a confiar en Dios.


Estos puntos ayudan a iniciar la reflexión, a partir de ahora esperamos vuestras aportaciones que nos abran nuevos horizontes y nos acerquen a una comprensión más completa de la Palabra.
Muchas gracias a todos por vuestra participación.
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