jueves, 24 de julio de 2014

UNA FOTO MÁS,UN DÍA MENOS: AQUELLA PARTICIPACIÓN EN EL VÍA LUCIS DE 2013

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Como os comentamos días atrás,nos gustaría, en estos meses de verano donde todos tenemos un poco mas de tiempo libre,nos enviaseis alguna foto,propia o ajena, relativa a nuestra Hermandad que para vosotros sea particularmente importante,intima,excepcional o bien entendáis signifique un momento trascendental en la vida de nuestra corporación. Por supuesto os pedimos un comentario explicando el porque de la importancia dada a esa instantánea. Esto nos hará que la espera en ver de nuevo a Nuestra Madre sea mas corta y llevadera.

El correo electrónico a donde debéis mandarnos todo esto es el del blog: cucosantacruz@hotmail.com

Hoy queremos traer una foto que en su día nos envío amablemente nuestro hermano Ángel Luís Tamayo .

Como habréis podido adivinar ya,corresponde a nuestra histórica participación en el Vía Lucis del 20 de mayo de 2013 y que fue organizado por nuestra Unión de Hermandades con motivo del año Jubilar.La instantánea no tiene desperdicio alguno,está tomada a la salida de nuestra Parroquia y en ella se puede observar en un primer término a nuestra Madre ya de espaldas empezando a enfilar la C/Bizcocheros,como lo hacíamos habitualmente hasta que se tomó la decisión de coger por Antona de Dios en el año 91 para una mejor organización del cortejo ante la próxima entrada en Carrera Oficial.Al fondo se pueden ver igualmente las filas de hermanos abriendo paso a la Señora y unas aceras abarrotadas de público ansioso de poder admirar y orar ante Ella,aún más ese año en que nuevamente por inclemencias meteorológicas nos fue imposible salir el Viernes Santo.

Atrás quedan aquellas bellas palabras de nuestro Hermano Mayor dirigidas desde este blog a todos nosotros que decían aquello de :

"Desde lo que me toca puedo decir que nuestra Hermandad lo consiguió, lo veía en cada mirada cuando el paso se nos acercaba,los rostros de los costaleros cuando esperaban ansiosos su relevo, en los gestos de felicitación que recibimos de cofrades en general; lo presentíamos en los cánticos de alabanza que nos deleitaron durante los traslados, en el momento cumbre de la Alameda Vieja, en el colofón al recorrido oficial con aquel guiño al pasado de la marcha que dedicó el maestro Orellana a Nuestra Madre, precisamente cuando se cumplían 25 años de su composición y que sirvió, también, como homenaje a cuantos cofrades lauretanos gozan ya de esos Viernes Santos eternos junto a la Virgen de Loreto.

Enamoró la llegada al barrio con esa calle Antona de Dios llena de cirios, encendidos y perfectamente alineados, en el crepúsculo de una jornada memorable mientras el “Hija de Sión” nos elevaba el espíritu. Y por último la recogida solemne, mágica, perfecta, sublime, sobrecogedora, como el Viernes Santo hasta la explosión de la luz que había dado sentido a esta procesión extraordinaria.

Y en el centro de todo Ella con su enorme majestad, con su cara divina, con su porte de reina, con todo lo inexplicable que le rodea y que le hace ser única, incomparable, portentosa, Señora de la Natividad y de una cofradía que la quiere hasta límites insospechados.

Una cofradía que supo estar a la altura de las circunstancias, con la misma impronta que se planta cada Viernes Santo en la Carrera Oficial, con el mismo sello que enamora a los paladares exquisitos de Jerez y a todos aquellos que saben mirar más allá de su sombra.

Cortejo clásico, elegante y señorial, trajes oscuros, ropones y sobrepellices, atuendos de servidores a los pies de la Señora y atuendos reales de los más exquisitos de la ciudad para la Reina de los cielos. Una Reina de los cielos que enamoró a Jerez, que fue, una vez más el contrapunto a una jornada llena de detalles cofrades pero que debía alejarse bastante de una Semana Santa de muerte y penitencia para convertirse en un estallido de luz por la gloria que nos vino de la Resurrección.

Nuestra Hermandad volvió a hacer historia, en nuestras retinas quedan tantos reflejos que difícilmente se nos olvidaran, serán uno de tantos estímulos para continuar este camino imparable hacia los más altos parajes estéticos y devocionales. La prueba está superada brillantemente y todo gracias a una Madre que un día enamoró a unos hijos y hoy sesenta años después sigue enamorando a todo el que se acerca a Ella con espíritu de servicio y de amor a Dios."


                                                   

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