jueves, 5 de diciembre de 2013

SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA (8-12-2013)

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Al coincidir el segundo domingo de Adviento con la solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, y siguiendo los dictámenes de la Congregación del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos; la primera lectura y el evangelio se toman de dicha solemnidad, y la segunda lectura del segundo domingo de Adviento para no perder el sentido de este tiempo litúrgico.


El texto del evangelio de esta festividad es de Lc 1, 26-38 y dice lo siguiente:


"En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una Virgen, desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la Virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo : “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres”. Ella se turbó ante estas palabra y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: “No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin”. Y María dijo al ángel: “¿Cómo será eso, pues no conozco varón?”. El ángel le contestó: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible”. María contestó: “Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Y la dejó el ángel."


* El día de hoy ponemos nuestra mirada en María, la gran figura del Adviento porque encarna todas las actitudes importantes de este tiempo de preparación a la Navidad: esperanza, alegría, entrega, austeridad, oración, sencillez. A ella mira e intenta imitar la Iglesia en este tiempo litúrgico.

Los padres de la Iglesia comparan a María con la luna que recibe con especial abundancia la luz de Cristo e ilumina en la noche. A lo largo de nuestra vida, no exenta de momentos de oscuridad, María nos conduce hacia Cristo, el sol que nace de lo alto.


* Y para nuestra reflexión, tenemos de nuevo el pasaje de la anunciación. La anunciación es un diálogo, una llamada y una respuesta, una vocación.

¿Cómo estaba el corazón de María en la anunciación?:

- atento a la escucha de Dios, en un clima de silencio interior. Dios no está mudo, sigue hablándonos hoy pero muchas veces no le escuchamos. Dios no llama sólo en lugares ni momentos importantes, la llamada de Dios es una llamada cotidiana.

- con una piedad profunda, piedad aprendida por María en la familia (oraciones que recitaban los judíos, salmos, bendición de la mesa...). Es importante que hoy, en la familia, se le dé sentido y valor religioso a todo lo que se hace y a todo lo que en ella ocurre. Ese es el regalo más importante que los padres pueden dar a sus hijos.

- con capacidad para admirarse del amor de Dios, pues se sorprende ante el anuncio del ángel. Hemos vivido tantas veces el Adviento y celebrado la Navidad que, sin darnos cuenta podemos haber perdido la capacidad de sorpresa y haber caído en la rutina. Mirando a María podemos fortalecer nuestra esperanza y podemos dejarnos modelar mejor por Dios; preparando así la Navidad que Dios quiere, siempre más grande que la que nosotros podemos imaginar.

- generoso, dispuesto a darse totalmente. Esta es una actitud opuesta al egoísmo que propugna la sociedad de hoy. Por eso es importante que los jóvenes adquieran la capacidad de sacrificio, que no lleva en absoluto a la frustración. Sacrificarse por algo importante en

cualquier momento lleva al bienestar. Ante esto los padres no deben ser débiles ni darles todo hecho a sus hijos sino pedirles esfuerzo.


* Hoy se cumplen 159 años de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción de María. Convenía que la Madre de Dios estuviera limpia de pecado, Dios podía hacerlo, luego Dios lo hizo. Este dogma nos invita a vivir imitando la pureza de María, a sentirnos más cerca de ella y a alegrarnos con nuestra Madre.


* María es la mujer de la entrega total, sin reservas, del “sí “ a Dios sin condiciones. No hay en ella obstáculo alguno ni objeciones a la iniciativa divina. Ella es la llena de gracia, la joven humilde con total disponibilidad para Dios, la que sabe de escucha y de obediencia. María es la siempre fiel a Dios.


* ¿Está el Señor siempre conmigo como estaba con María? ¿Soy capaz de responder a Dios como María? ¿Soy capaz de decirle: hágase en mí según tu palabra?

¡Señor, ayúdame a hacer y aceptar siempre tu voluntad!

Que veamos siempre en María, sobre todo la juventud de nuestros días, el mejor ejemplo para esta difícil vida cristiana que se nos presenta.



Estos puntos ayudan a iniciar la reflexión, a partir de ahora esperamos vuestras aportaciones que nos abran nuevos horizontes y nos acerquen a una comprensión más completa de la Palabra.

Muchas gracias a todos por vuestra participación.

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