miércoles, 11 de diciembre de 2013

REFLEXIÓN DE LA FESTIVIDAD DE LORETO

.
Ofrecemos hoy a los hermanos que no hayan podido asistir, la reflexión evangélica de la Festividad de Ntra. Sra. de Loreto.

Las lecturas del día corresponden a dicha festividad y el texto evangélico es de Jn 2, 1-11 (las bodas de Caná).

Estamos en un día importante para esta Hermandad que celebra su función principal y, centrados en la Virgen María, estamos hoy todos llamados a evaluar nuestra fe, a analizar cuál es el termómetro de nuestra fe.

Estos días, en nuestras reflexiones, hemos visto como hay personas que piensan que son muy creyentes porque le piden muchas cosas a Dios, pero pedir cosas a Dios no es la señal de identidad del creyente, porque incluso hay personas que se confiesan no creyentes, y en momentos de apuro y gran necesidad le piden algo por "si haya alguien ahí arriba".

La diferencia entre el creyente y el no creyente es que el creyente sabe vivir en clave de agradecimiento a Dios y a la Virgen por todo lo que somos y tenemos. Por tanto, debemos aprender a crecer en esta clave de agradecimiento.

Teniendo en cuenta esta primera premisa, el Señor nos enseña hoy a través de la Virgen, cómo tenemos que pedir las cosas desde el punto de vista de la fe.

Este evangelio se emplea mucho en las bodas para explicarle a los novios cómo María intercede ante su Hijo para que cambie el agua del "desamor" en el vino del amor, de la alegría, de la paz, de la felicidad... Pero en este evangelio hay algo que a veces se nos escapa y es: cómo tiene que ser nuestra oración de petición.

La segunda premisa a tener en cuenta es que a veces pedimos las cosas a Dios y parece como si Dios no nos hiciera caso. Pero debemos tener en cuenta que nosotros creemos en un Dios que se manifiesta en la cruz. La cruz es inseparable de nuestra fe. La llevamos con orgullo colgada en el cuello, la tenemos en la cabecera de nuestras camas..., pero nos gusta muy poco llevarla en nuestros hombros.

Y no hay oración más anticristiana que pedirle a Dios que nos quite nuestra cruz, porque el mismo Jesús nos dice "quien quiera ser mi discípulo que tome su cruz y me siga". Lo que debemos pedirle es fuerza y ayuda para llevar nuestra cruz.

Una vez explicadas estas dos premisas, pasamos a analizar este evangelio. Y en primer lugar nos fijamos en María que le pide algo a Jesús: que ayude a esos novios que se han quedado sin vino. Jesús le responde a su madre de una manera algo cortante "déjame, todavía no ha llegado mi hora". Si a nosotros nos pasa esto, seguro que tiramos la toalla. Cuando pedimos cosas a Dios, pecamos de falta de perseverancia. Pero, como María, debemos ser perseverantes, no tenemos que desanimarnos a la primera de cambio, pero tampoco podemos exigirle a Dios que actúe según nuestro cronómetro. Cuántas veces somos impacientes con el actuar de Dios, cuántas veces nos desanimamos y no somos capaces de aguantar de pie con nuestra cruz. Si tenemos algún problema y pedimos a Dios que intervenga, pidámoslo con perseverancia, con fe.

En segundo lugar nos fijamos en los hombres a los que Jesús se dirige, a los camareros de la boda, que podrían pensar que Jesús estaba loco al pedirles que llenaran de agua, cántaro a cántaro, las seis tinajas de cien litros. Pero lejos de contradecir a Jesús aunque pensaran que eso era absurdo, aquellos camareros se ponen manos a la obra.

Cuánta convicción hay que tener para llevar a cabo esa tarea, que parecía sin sentido, hasta el final. Normalmente nosotros, en la mitad de la tarea pararíamos y no seguiríamos más.

Sabemos cuáles son los mecanismos que Dios nos propone, pero optamos por soluciones más inmediatas, no por la voluntad de Dios.


Tras estas reflexiones, pidamos por tanto, que seamos capaces de vivir en generosidad y agradecimiento. Que seamos capaces de vivir en acción de gracias, sabiendo que tenemos que pedir con insistencia y perseverancia, aunque parezca que Dios no nos hace caso. Y que seamos capaces de vivir la voluntad de Dios hasta el final.


Pidamos a la Santísima Virgen que vivamos nuestra fe con perseverancia y constancia, y haciendo lo que Jesús nos dice, como ella nos enseña.

.

No hay comentarios: