martes, 10 de diciembre de 2013

REFLEXIÓN 3er DÍA DEL TRÍDUO

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Ofrecemos hoy a los hermanos que no hayan podido asistir, la reflexión evangélica del 3º día de Triduo a Ntra. Sra. de Loreto.

Las lecturas del día corresponden al lunes de la 3º semana de Adviento. El texto evangélico es de Lc 5, 17-26 (la curación de un paralítico).

El evangelio de hoy resume un poco lo que significa ser cristiano. En este tiempo de Adviento, el deseo y el grito del cristiano es "Ven, Señor, Jesús". Por eso preparamos nuestros corazones y almas para la venida de Jesús. Y en el encuentro con el Señor, como descubrimos en este evangelio, siempre hay tres momentos: el antes, el durante y el después.


* Momento previo: "el antes". Ser cristianos requiere esfuerzo y perseverancia. Los hombres que llevan al paralítico, a causa del gentío no pueden entrar, pero no se desaniman ni se marchan; suben a la azotea, abren un boquete y con unas cuerdas le bajan hasta los pies del Señor.

Nosotros no podemos bajar los brazos nunca. A veces encontrarnos con Jesús requiere gran esfuerzo y perseverancia. Como cuando nos hacemos un análisis y tenemos alto el colesterol, nos preparamos y hacemos todo el ejercicio necesario.

En nuestra vida pensamos que ser cristiano nos viene "bajado del cielo". Pero ser cristiano requiere meterse en un "gimnasio espiritual", entrenarnos, ponernos manos a la obra, no quedarnos en el fracaso del primer contratiempo, no tirar la toalla.

Este evangelio nos enseña que cuando la puerta está cerrada, siempre hay un boquete en el techo para encontrarse con Dios.


* Momento del encuentro. "el durante". Jesús no empieza enseguida con la curación del paralítico. Lo primero que hace es perdonarle los pecados.

Lo que Dios ha venido a hacer en nuestras vidas es salvarnos del pecado y la muerte y no sólo a curarnos las enfermedades, eso vendrá luego.

Solemos pensar que Dios es justiciero, que disfruta con el castigo. Todavía (aunque ya menos) se les suele decir a los niños "...que Dios te va a castigar". En el momento del encuentro, Jesús quiere hacer ver a todos que la parálisis, la enfermedad no es consecuencia del pecado. Separa la vida espiritual de la física.

El Dios que nos presenta Jesucristo es el de la ternura, la misericordia, el perdón y el amor.

¿Buscamos nosotros ese camino y perdón que Dios nos quiere dar?


* Momento final: "el después". El después de este encuentro del paralítico con Jesús también es desconcertante. Jesús no le dice "levántate y vete a casa", sino "levántate, coge tu camilla y vete a casa". ¿Por qué hay que coger la camilla si ya estamos curados?

En nuestro encuentro con el Señor no podemos olvidarnos de dónde venimos. Un agnóstico o un ateo puede llegar a pedir ayuda a Dios en un momento de desesperación, pero luego nunca llegará a dar gracias a Dios. Esto sólo lo podemos hacer si sabemos de dónde venimos, si reconocemos nuestra realidad y si reconocemos cómo Dios nos ha salvado.

Jesús nos dice "el que quiera ser discípulo mío, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga". La cruz es el símbolo del seguimiento a Dios. Dios también se manifiesta en el sufrimiento, en la lucha.


El evangelio de hoy nos pone a prueba para conocer y experimentar el encuentro con Dios, en estos tres momentos.


Que la Santísima Virgen de Loreto nos ayude a vivir nuestra condición de cristianos y nos ayude a vivir esa espera gozosa del Adviento.

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