jueves, 8 de julio de 2010

EL EVANGELIO DEL DOMINGO:15º DEL TIEMPO ORDINARIO (11-4-10)‏

El texto evangélico es de Lc 10, 25-37 y dice lo siguiente:

En esto un doctor de la ley se levantó y, para ponerlo a prueba, le preguntó: ---Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna? Jesús le contestó: ---¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué es lo que lees? Respondió: ---Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, con toda tu mente, y al prójimo como a ti mismo. Entonces le dijo: ---Has respondido correctamente: obra así y vivirás. Él, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: ---¿Y quién es mi prójimo? Jesús le contestó: ---Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó. Tropezó con unos asaltantes que lo desnudaron, lo hirieron y se fueron dejándolo medio muerto. Coincidió que bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verlo, pasó de largo. Lo mismo un levita, llegó al lugar, lo vio y pasó de largo. Un samaritano que iba de camino llegó a donde estaba, lo vio y se compadeció. Le echó aceite y vino en las heridas y se las vendó. Después, montándolo en su cabalgadura, lo condujo a una posada y lo cuidó. Al día siguiente sacó dos denarios, se los dio al posadero y le encargó: Cuida de él, y lo que gastes de más te lo pagaré a la vuelta. ¿Quién de los tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los asaltantes? Contestó: ---El que lo trató con misericordia. Y Jesús le dijo: ---Ve y haz tú lo mismo.

* ¿He pensado seriamente lo que significa amar a Dios con todo el corazón, con todas las fuerzas y con todo el ser? ¿Y amar al prójimo como a mí mismo?
Esa es la receta para ganar la vida eterna.

* Con frecuencia nuestra vida gira en torno a ideas religiosas desfasadas y rigoristas. Debemos librarnos de nuestro egoísmo y de nuestros prejuicios religiosos y sociales. Tenemos que comprender que la verdadera religión es el amor.

* Señor, eres el Buen Samaritano de la humanidad y el mío propio. Tu amor infinito y tu misericordia sin límites son tus más preciadas cualidades, y son el fundamento de mi esperanza.

* María, tu Hijo me manda practicar la misericordia. Ayúdame a conseguirlo y ser así más humano.

Estos puntos ayudan a iniciar la reflexión, a partir de ahora esperamos vuestras aportaciones que nos abran nuevos horizontes y nos acerquen a una comprensión más completa de la Palabra.
Muchas gracias a todos por vuestra participación.
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