Este rato que pasamos hablando cordialmente con las religiosas, separados solo con la reja de la clausura pero unidos estrechamente en el amor a Dios Eucaristía y a María Santísima, supone, para muchos de nosotros, un auténtico revulsivo para el espíritu, un verdadero retiro para, en este tiempo de adviento, poder vivir un trocito de cielo escondido entre tanta falta de oración y tanto materialismo.
Antes de irnos nos ofrecieron como una muestra más de su gran hospitalidad,un vino dulce y unos exquisitos dulces navideños realizados por ellas mismas.
Que nuestra Señora bendiga a cada una de ellas y oramos para que jóvenes valientes digan un sí a la vocación contemplativa, tan necesaria en nuestros días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario