jueves, 1 de agosto de 2013

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 18º DEL TIEMPO ORDINARIO (4-8-13)

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El texto evangélico es de Lc 12, 13-21 y dice lo siguiente:


“En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús: -Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo. Jesús le respondió: -Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros? Y dijo a la gente: -Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes. Y les propuso una parábola: - Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: ¿qué haré? ; no tengo dónde almacenar la cosecha. Y se dijo: Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros mayores en los cuales meteré mi trigo y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados ; túmbate, come, bebe y date buena vida. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será? Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.”


*La parábola de hoy nos enseña que poner la confianza en las riquezas significa fiarse de uno mismo y no de Dios. El hombre de la parábola organiza las cosas para darse “la buena vida”. Su horizonte de felicidad es muy pequeño, porque la vida plena sólo la encontramos en Dios. Además el hombre siempre quiere más, vive bajo la angustia de la saciedad. Esta es una actitud de nuestro tiempo.

Todos los bienes de este mundo resultan vacíos si no somos capaces de ordenarlos adecuadamente. Jesús nos invita a hacernos ricos ante Dios.


* El afán de poder ha sido siempre y sigue siendo la mayor tentación del hombre. Esto trae la opresión al mundo, el egoísmo, la falta de amor.

Nosotros, que pretendemos acceder al reino de los cielos debemos andar sin cargas excesivas, ligeros de equipaje, no codiciando los bienes terrenos. El mayor bien de nuestra vida debe ser el estar junto a Dios, gozar de su paz y su amor. ¡Enamorémonos de Jesús!


*Señor, está claro que esta vida se acaba, como se acaba el camino que llega a la meta, que es el principio de la Vida sin fin.

Es absurdo por tanto, centrar todas las ambiciones y trabajos en esta vida caduca, y olvidar que lo único importante es ser rico ante Ti.


* Madre, que aunque a veces tengo deseos de poder, de dominar, de poseer, de imponerme…, sepa mirar e imitar tu virtud de la humildad que es el verdadero camino de la paz.



Estos puntos ayudan a iniciar la reflexión, a partir de ahora esperamos vuestras aportaciones que nos abran nuevos horizontes y nos acerquen a una comprensión más completa de la Palabra.
Muchas gracias a todos por vuestra participación.

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