jueves, 29 de noviembre de 2012

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 1º DE ADVIENTO (2-12-2012)

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Comienza un nuevo año litúrgico este domingo, primer domingo de Adviento, tiempo fuerte para la Iglesia en el que vamos a preparar la venida del Mesías; tiempo en el que tenemos que abrir nuestros corazones, escuchar su Palabra y emocionarnos con su espera.

En Adviento la Iglesia celebra la esperanza, con una doble expectativa. Por una parte, el recuerdo del nacimiento del Hijo de Dios, y por otra, la espera de la segunda venida de Cristo.

¡Señor, que no pase de largo este Adviento en nuestras vidas!

Este año entramos en el llamado por la Iglesia “Ciclo C”, en el que se nos presenta para nuestra reflexión el evangelio de San Lucas.


El texto evangélico de este domingo es de Lc 21, 25-28.34-36 y dice lo siguiente:


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación. Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneos de pie ante el Hijo del hombre”.


* Estas palabras contienen un mensaje de aliento “se acerca nuestra liberación” y ante esto surge espontáneamente el grito del adviento: “Ven, Señor, no tardes”.
Ven a librarme de tantas cosas que me impiden avanzar con libertad. Dame fuerza para escapar de todo lo que me separa de Ti. Que nunca se me embote la mente con los agobios de la vida. Lo único que realmente importa es vivir contigo.


* El cristiano debe estar siempre despierto. No puede andar despistado o desorientado en el oleaje del mundo sino con los ojos bien abiertos y los oídos atentos. Jesús nos alerta de que los signos más catastróficos no deben hacernos perder la esperanza, porque detrás de ellos viene él. El Señor siempre está en todos los acontecimientos, incluso en los más dolorosos de nuestra vida, aunque no siempre seamos capaces de reconocerlo.
Hasta la llegada definitiva del Hijo del hombre, la misión del cristiano es dar testimonio para que el Reino llegue a todos.
Por eso, ¿estoy realmente preparado para cuando venga el Hijo del hombre? Debo ponerme manos a la obra, convertirme no de boquilla sino con obras, salir al encuentro del Señor que ya vino y está continuamente llegando.

* Señor, en este nuevo año litúrgico que empieza, vuelvo a escuchar tu consejo “estad en vela”. Quiero ponerme en camino, recorrer tus pasos, para así preparar tu venida.

* María, te pido que seas mi compañera de camino en este Adviento, y mi modelo de fe. Porque nadie como tú supo esperar y acoger a Jesús.





Estos puntos ayudan a iniciar la reflexión, a partir de ahora esperamos vuestras aportaciones que nos abran nuevos horizontes y nos acerquen a una comprensión más completa de la Palabra.

Muchas gracias a todos por vuestra participación.


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