jueves, 27 de enero de 2011

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 4º DEL TIEMPO ORDINARIO (30-1-2011)

El texto evangélico es de Mt 5, 1-12ª y dice lo siguiente:

“Al ver a la multitud, subió al monte. Se sentó y se le acercaron los discípulos. Tomó la palabra y los instruyó en estos términos: Dichosos los pobres de corazón, porque el reinado de Dios les pertenece. Dichosos los afligidos, porque serán consolados. Dichosos los desposeídos, porque heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque serán tratados con misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque se llamarán hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa del bien, porque el reinado de Dios les pertenece. Dichosos vosotros cuando os injurien, os persigan y os calumnien de todo por mi causa. Estad alegres y contentos pues vuestra paga en el cielo es abundante.”

* Las bienaventuranzas marcan un camino a todos los buscadores de Dios, es el camino a seguir para ser semejantes a Jesús. Si a veces Dios se nos oculta, se  nos vuelve a descubrir con  más intensidad en la medida que vamos viviendo personalmente las bienaventuranzas.
Las bienaventuranzas no son un sistema de pensamiento abstracto, sino el resultado del encuentro con Jesús, la expresión de la felicidad.

* Las bienaventuranzas son para hoy, por ejemplo, la de los que lloran porque en el cielo Jesús enjugará las lágrimas, pero ¿de verdad yo me siento bienaventurado cuando Dios permite que tenga que llorar?.
La de condenar a los ricos: no se trata de condenarlos por su riqueza, sino por estar atados a ella. Jesús no ensalza la pobreza ni la miseria, pero sí muestra los peligros de la riqueza y cuál debe ser la actitud del cristiano ante ella.

* Señor, en este inicio del Sermón de la Montaña se encuentra la máxima sabiduría de todos los tiempos. ¡Qué belleza, qué profundidad y qué difícil de entender y de practicar.
Ser pobre, atribulado, sufrido, hambriento de justicia, misericordioso, perseguido, insultado, calumniado... repele a la naturaleza humana y a los criterios del mundo. ¡Pero yo sé que sólo Tú tienes palabras de vida eterna!

* María, dame la valentía de saber dejar todo aquello que me impida seguir a tu Hijo, y concédeme el gozo de seguir por la senda de la bienaventuranzas.


Estos puntos ayudan a iniciar la reflexión, a partir de ahora esperamos vuestras aportaciones que nos abran nuevos horizontes y nos acerquen a una comprensión más completa de la Palabra.
Muchas gracias a todos por vuestra participación.
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