Cuando en aquel año 1974 los cofrades de Loreto llegamos al convento de Santo Domingo, buscando cobijo tras el cierre de nuestra sede, la parroquia de San Pedro, él ya estaba allí, acababa de incorporarse a la comunidad, era sumamente educado, un predicador de profundos conocimientos, fino en su palabra y fino en su silueta, un fraile místico, prudente y a su vez cordial que desde el primer momento supo ganarse el aprecio de todos. El Padre Amador formaba parte de aquella comunidad que integraba el Padre Paco, Francisco Fernández Cano, que ejercía las labores de Prior, el Padre Ramón Fernández Aparicio, el Padre Agustín López García, el propio padre Amador y Fray Domingo Campos López, y que nos acogieron con tanta hospitalidad. Estos eran, se puede decir, los fijos, luego formaban parte de la comunidad otros frailes que iban y venían según mandaba la superioridad y que también gozaron de nuestro aprecio y cariño.
El Padre Amador pronto hizo amistad con los hermanos de Loreto, predicando nuestros primeros cultos en el templo dominico, haciéndose presente desde entonces en la predicación de muchos cultos que siguieron, incluso cuando ya la reapertura de San Pedro obligó nuestro traslado a nuestra iglesia de siempre. Fue en el año 2000 el último Quinario que presidió el recordado Padre Amador
Aquella histórica comunidad dominica permaneció muy unida a nuestra Hermandad incluso muchos años después de que abandonáramos el templo de Cristina. Anualmente se organizaba un almuerzo de convivencia en honor de los frailes dominicos, algo que era esperado con ilusión por toda la comunidad, así mismo eran invitados al tradicional almuerzo de Hermandad tras la solemne Función Principal.
Los sucesivos priores, el Padre Plaza, el Padre Agustín Turrado, el Padre Porfirio Pérez Pontejo,el Padre José Gabriel Rodríguez, el Padre Vicente Cudeiro o el Padre José Cuenca, los miembros de la comunidad Isidoro Cañizares, José Berlanga, Francisco García o Martín Alexis han mantenido esa estrecha vinculación con nuestra corporación nacida en aquellos años, todos han estado presentes, con su docta palabra, en distintas celebraciones religiosas que hemos celebrado.
Y entre ellos la figura incomparable del Padre Amador, aquel que nos recibió hace ya más de treinta seis años en su nueva casa, el templo de Santo Domingo de Cristina, aquel que nunca se negó a exaltar a María bajo la celestial advocación de Loreto, aquel que aún al vernos nos saludaba con alegría y añoranza.
En el día de la Asunción de María, la Milicia Angélica, ha venido por él, para, al igual que hicieron con la casita de Nazaret, llevarlo, con su sempiterno hábito blanco y rosario en la cintura, a predicar, en tan señalado día, las glorias de María.
Dios le premie sus predicaciones y su profundo amor por María, le tendremos siempre presente en nuestras oraciones.
Eduardo Velo
Hno. Mayor
El Padre Amador bajo la mirada maternal de Nuestra Madre de Loreto .
Comda de Hermandad del año 1985. El Padre Amador, el primero por la izquierda, junto con nuestros hermanos José Luis Ferrer, ex-Hermano Mayor y en aquellos años Presidente de la Unión de Hermandades; el Padre Agustín Turrado, prior de los dominicos; Charo Rios de Ferrer, el Padre Agustín López, Mª José Márquez de Puyol; el Padre Ramón y Miguel Puyol entonces Hermano Mayor.
Comda de Hermandad del año 1985. El Padre Amador, el primero por la izquierda, junto con nuestros hermanos José Luis Ferrer, ex-Hermano Mayor y en aquellos años Presidente de la Unión de Hermandades; el Padre Agustín Turrado, prior de los dominicos; Charo Rios de Ferrer, el Padre Agustín López, Mª José Márquez de Puyol; el Padre Ramón y Miguel Puyol entonces Hermano Mayor.
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1 comentario:
Hace años conocí a un seminarista dominico, destinado en Salamanca.
El único dominico "jerezano" al que conocía era precisamente al padre Amador, que según me informó era muy valorado por aquellos entonces seminaristas, por sus conocimientos y la altura de su expresión.
Se nos ha ido un gran predicador. Oremos por el eterno descanso de su alma.
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