martes, 9 de junio de 2009
D. JOSE MAZUELOS........ OBISPO DE JEREZ
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La Catedral acogió el pasado sábado la segunda ordenación episcopal de la historia de Asidonia-Jerez, un brillante, bien organizado y solemne acto que reunió a más de 1.600 personas, 200 sacerdotes, 14 obispos y dos cardenales.
A las 12,25 del mediodía, José Mazuelos Pérez ya era obispo de Jerez y con su báculo en mano, ocupando la cátedra, recibía el contundente aplauso de las más de 1.600 personas que abarrotaron la Catedral. Eso sucedía hora y media después de iniciarse una celebración de enorme solemnidad, muy bien organizada y brillante en muchos aspectos. No en vano se trataba de ordenar y recibir al tercer obispo de Asidonia-Jerez para lo que no se reparó en medios y capacidad de organización con el concurso de numerosos voluntarios repartidos por los muchos frentes de trabajo que tuvo la misa de pontifical. En la brillantez de la ceremonia tuvo mucho que ver la coral y orquesta de la Catedral que desarrolló un repertorio variado, rico en matices musicales y adecuado a cada momento de la celebración, todo bajo una magnífica interpretación y dirección, con Ángel Hortas al frente. Y por supuesto, otra pieza clave en el éxito fue el trabajo de la dirección de liturgia que asumió el sacerdote y canónigo maestro de ceremonias de la Catedral de Sevilla, Luis Rueda, cuya participación fue sencillamente excelente demostrando una gran preparación para la dirección de ceremonias de enorme complicación litúrgica como la de ayer. El apoyo del episcopado fue explícito con la presencia de 14 prelados españoles y dos cardenales, uno de ellos el de Bogotá ciudad en la que dio sus primeros pasos en el sacerdocio José Mazuelos. No faltó el clero diocesano y otros sacerdotes que se sumaron a la ordenación "de un amigo". En la amplísima representación civil destacaron las alcaldesas de Jerez y Osuna así como de otras localidades de la diócesis; de la Universidad de Sevilla y de la Pablo Olavide; del Poder Judicial, de su pueblo natal, de las instituciones en las que ha estado, participado o colaborado, de organismos diocesanos de la capital hispalense, de la hermandad de Los Estudiantes de la que era su director espiritual, y por supuesto, su familia con su madre a la que al final le dijo directamente: "mama no pudiste estar en mi ordenación sacerdotal pero Dios te ha regalado estar en mi ordenación episcopal". Su progenitora estuvo al frente de un amplio grupo formado por sus hermanos, sobrinos y demás familia que en no pocas ocasiones pudieron contener las lágrimas de emoción de ver cómo este sacerdote nacido en Osuna, donde ejerció de médico, que fue párroco en Sevilla y Lora del Río, que ayer se acostó como presbiterio y hoy lo hará como obispo, posaba investido con los atributos episcopales que le fueron entregados en el transcurso del ritual de ordenación de obispos que se asemeja enormemente a la ordenación de los sacerdotes excepto en la unción con el Santo Crisma que recibió en la cabeza y que ésta es cubierta por el evangelio.
Esa ordenación se inició pasadas las 11,30 horas cuando por primera vez Mazuelos, que desde el inicio de la misa permaneció sentado en un estrado situado frente al presbiterio y acompañado por dos sacerdotes elegidos por él, Antonio Hiraldo y Mariano Pizarro, se acercó a los oficiantes principales -el cardenal Amigo, monseñor Del Río y el nuncio Monteiro de Castro- para oír la bula papal de su nombramiento que leyó Repetto Betes. A mediodía se escuchó su voz prometiendo los enunciados que fue preguntando fray Carlos Amigo. Escuchó las letanías tendido sobre el presbiterio y ya de rodillas recibió la imposición de manos de los tres celebrantes y del resto de obispos presentes. Con el evangelio cubriéndole la cabeza, se leyó la plegaria de ordenación, se le ungió la cabeza, recibió el evangelio, el anillo, la mitra y el báculo, regalo de la parroquia de La Victoria de su pueblo natal de Osuna. Este complejo ritual, que con suma atención y emoción siguieron todos los que cupieron en la Catedral, siguió con otros signos como el beso que recibió por parte de todos los obispos presentes una vez que ocupó la cátedra o sillón principal de la Catedral, el sitio destinado al obispo titular de la diócesis, en el que permanecieron a su derecha el cardenal de Sevilla y a su izquierda el prelado saliente Juan del Río.
Otro instante muy especial fue cuando tras la comunión el nuevo obispo recorrió la Catedral acompañado por el cardenal de Bogotá, Pedro Rubiano, y el obispo coadjutor de Sevilla, Juan José Asenjo, su formador en el periodo de preparación como prelado, impartiendo su bendición y recibiendo las felicitaciones de todos mientras sonaba con fuerza el Magnificat de Taizé. Solo restaba sus palabras finales y su primera bendición episcopal a todos los presentes, cerrándose la ceremonia a las 13,30 horas.
Casi tres horas antes comenzaba todo con la procesión de entrada a la Catedral que partió con todos los sacerdotes, obispos y cardenales desde la Casa de la Iglesia. Escoltando todo el recorrido estuvieron los grupos de scout locales. Y desde mucho antes ya estaban en el primer templo los primeros invitados y los que quisieron coger un sitio en la zona de libre ocupación. Como era previsible, El Arroyo presentaba desde bien temprano una inusitada actividad. La policía local cortó el tráfico dejando pasar sólo a los coches oficiales, y en los accesos a la Catedral ya se formaban retenciones de público e invitados para ser acompañados a los asientos asignados.
Así transcurrió la que posiblemente haya sido la misa más solemne y brillante que ha acogido la Catedral, en la que se puso en evidencia cómo ha crecido esta diócesis, especialmente en los nueve años de mandato de Juan del Río. Éste seguramente ayer en su interior guardaba mucho de nostalgia y 'daba la vez' a José Mazuelos, un hombre bueno, bondad que transmitía en su rostro, en sus formas y en sus primeros momentos como un nuevo obispo que lo primero que quiere hacer "es conoceros a todos como hermanos en la fe". Nació el mismo día del Patrón de Jerez, y ha escogido como lema para su ministerio las palabras de la primera encíclica de Juan Pablo II 'Redemptor hominis Iesus Christus', un Papa cuya imagen tendrá muy cerca, a vuelta de la Catedral, en el primer monumento que se le dedicó tras su fallecimiento.
Fuente: http://www.diariodejerez.com/
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2 comentarios:
Ojala sus manos sean las Coronen Canonicamente a Nuestra Señora de la Esperanza de la Yedra, la mas dolorosa de las dolorosas...y que pase por San Pedro Viva la Esperanza y Viva Loreto
ME HA GUSTADO MUCHO EL NUEVO OVISPO EL DIA DEL ASCENSO DEL XEREZ EN LA MERCED BONITAS PALABRAS Y SIMPATICAS
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