jueves, 25 de noviembre de 2010

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 1º DE ADVIENTO (28-11-2010)

Comienza un nuevo año litúrgico este domingo, primer domingo de Adviento, tiempo fuerte para la Iglesia en el que vamos a preparar la venida del Mesías; tiempo en el que tenemos que abrir nuestros corazones, escuchar su Palabra y emocionarnos con su espera. ¡Señor, que no pase de largo este Adviento en nuestras vidas!
Este año entramos en el llamado por la Iglesia “Ciclo A”, en el que se nos presenta para nuestra reflexión el evangelio de San Mateo.

    El texto evangélico de este domingo es de Mt 24, 37-44 y dice lo siguiente:
“En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Cuando venga el Hijo del Hombre, pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio  la gente comía y bebía y se casaba, hasta que Noé se metió en el arca. Y ellos no se enteraron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos. Así será la llegada del Hijo del Hombre. Estarán dos hombres en un campo: a uno se lo llevarán, al otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán, a la otra la dejarán. Así pues, velad, porque no sabéis el día que llegará vuestro Señor. Y sabéis que, si el amo de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, estaría velando para que su casa no fuese asaltada. Por tanto, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del Hombre.”
* Adviento, tiempo de espera. Esperamos al Hijo del Hombre pero no sabemos cuándo vendrá.
Pregunta clave para todo el Adviento: ¿estoy preparado para cuando venga el Hijo del Hombre?, ¿está mi corazón preparado para recibirte?
Palabra clave para todo el Adviento: ¡despertad! Urge la conversión, pero no de boquilla sino de obras.
En medio de la negatividad del mundo (violencia, injusticias, catástrofes, guerras...) debo convertirme en instrumento de amor y de paz, debo transformar el mal en bien, debo convertir la noche oscura en un luminoso día de esperanza; y todo esto mientras espero la venida del Hijo del Hombre, venida que ya se debe estar produciendo en nuestros corazones.

* Señor, en este nuevo año litúrgico que empieza, vuelvo a escuchar tu consejo “estad en vela”. Quiero ponerme en camino, recorrer tus pasos, para así preparar tu venida.

* María, te pido que seas  mi compañera de camino en este Adviento, y mi modelo de fe. Porque nadie como tú supo esperar y acoger a Jesús.


  
            Estos puntos ayudan a iniciar la reflexión, a partir de ahora esperamos vuestras aportaciones que nos abran nuevos horizontes y nos acerquen a una comprensión más completa de la Palabra.
Muchas gracias a todos por vuestra participación.

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