jueves, 13 de mayo de 2010

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: SOLEMNIDAD DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR (16-5-2010)


El texto evangélico es de Lc 24, 46-53 y dice lo siguiente:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Así estaba escrito: que el Mesías padecerá,  resucitará de entre los muertos  al tercer día y en su nombre se predicará la conversión  y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto”. Después los sacó hacia  Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y, mientras los bendecía, se separó de ellos, subiendo hacia el cielo. Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.


* El camino terrenal de Jesús concluye. El evangelista nos presenta aquí la ascensión, la subida al cielo, donde Dios lo exaltará por los siglos de los siglos. Pero Jesús no nos abandona, nos promete la “fuerza de lo alto”, el Espíritu Santo, nuestro Defensor.

* Jesús antes de marcharse nos deja a cargo de su Reino que ya ha comenzado, para predicar la salvación, la conversión, el perdón de los pecados. Esta es nuestra misión, continuar su obra revestidos con el aliento divino, con su Espíritu.

* Debemos hacer como María y los discípulos: estar siempre alegres y bendiciendo a Dios.

* Jesús, hoy en mi oración te pido:
         Llévame en tu compañía,
         donde tu vayas, Jesús,
         porque bien sé que eres tú
         la vida del alma mía;
         si tú vida no me das,
         yo sé que vivir no puedo,
         ni si yo sin ti me quedo,
         ni si tú sin mí te vas.
Aunque sé que tu partida es un “hasta luego”, porque te vas y te quedas siempre con nosotros.


Estos puntos ayudan a iniciar la reflexión, a partir de ahora esperamos vuestras aportaciones que nos abran nuevos horizontes y nos acerquen a una comprensión más completa de la Palabra.

Muchas gracias a todos por vuestra participación.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Jesús se ha ido pero se ha quedado, se queda como Cabeza del Cuerpo formado por todos los que le siguen en la Iglesia, se queda en la Palabra que nos transmite la Iglesia, se queda en todos los hombres creados a imagen y semejanza de Dios, se queda de forma especial en los sacramentos –en especial en el de la Eucaristía y en el del Perdón, en la Confesión en el que siempre nos está esperando-, vamos a buscarlo con todo empeño.