Desde entonces hasta su fallecimiento nuestro hermano Ignacio fue un cofrade ejemplar de Loreto, hombre educado, entregado a su Hermandad, paradigma de oficial de Junta, un cofrade de vocación que vivia por y para su Hermandades sobre todo por la de la Oración en el Huerto y por la de Loreto, a la que nunca abandonó ni siquiera en los más duros momentos, a él se le debe, entre otros méritos, que la Hermandad encontrara cobijo en Santo Domingo y la aportación de cuantos enseres eran necesarios para la salida procesional, además de otras donaciones personales.
Ignacio vistió hasta el último momento su hábito nazareno y fue, pocos días después de aquel Sábado Santo que llevó a Nuestra Señora de Loreto a San Pedro tras permanecer aquel año en la Catedral por lluvia cuando cayó enfermo, enfermedad que le llevó hasta la muerte.
Un par de años antes, concretamente en 1983, en el trascurso del tradicional almuerzo de Hermandad le fue impuesta la primera medalla de oro de la Hermandad a una trayectoria digna de todo elogio. Tras su muerte en la Secretaria fue colocado un cuadro con su retrato para perpetuar su memoria, la leyenda del mismo dice así:
Ignacio Rodríguez Leonardo, miembro de la Junta de fundadores, perteneció a la Junta de Gobierno de la Hermandad de Loreto durante más de 25 años. En 1983 encabezando la lista de hermanos como el más antiguo y en reconocimiento a su constancia y entrega recibió la primera medalla de oro de la Hermandad. A su fallecimiento la Junta de Gobierno acordó la colocación de este cuadro para perpetuar su memoria. Hermandad de Loreto, Abril de 1985.
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Eduardo Velo,Hno Mayor
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