Mañana sábado los cofrades de Loreto tendremos la ocasión de reflexionar sobre la vida consagrada, sobre la vida oculta en oración, en la visita que vamos a realizar al convento de las Reparadoras.
El Papa Juan XXIII fue un fervoroso devoto de la advocación lauretana, a tal punto llegó su devoción por la Virgen de Loreto que su primer viaje fuera de Roma, tras más de un siglo de una vida oculta de los Papas entre los muros del Vaticano, fue para dirigirse a la Basilica de Loreto y postrarse ante la Patrona de los cielos. Una predilección que le llevó a que días antes del inicio del Concilio Vaticano II volviera ante la Virgen Lauretana para poner bajo su protección tan importante acontecimiento de la Iglesia. La ciudad de Loreto levantó un monumento a este Papa Lauretano que tanto ha significado para la historia del catolicismo.
Sobre la vida oculta de Jesús y la grandeza de la familia dijo Juan XXIII en Loreto: "El misterio de la Encarnación consagra los treinta años de vida transcurridos por Jesús en el silencio de
Nazareth con María y con José. Y así como de la Encarnación toma nuevamente el camino del hombre hacia la patria celestial y su elevación a la nobleza de coheredero del cielo, de la vida oculta se eleva el cántico en alabanza de la dignidad y de la grandeza de la familia."
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