lunes, 31 de diciembre de 2018

SOLEMNIDAD DE SANTA MARIA MADRE DE DIOS – CICLO C – (1-1-2019)

LUCAS 2, 16-21.

“En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho. Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.”

Como ya es tradicional la Iglesia coloca el primer día del año, dos celebraciones la solemnidad de Santa María Madre de Dios de la Jornada Mundial de oración por la Paz. Jornada cuyo lema de este año escogido por el Papa Francisco es “La buena política está al servicio de la paz”, el camino para la paz siempre será el trabajar por ella, llevándola cada día a todo lo que hacemos, en nuestras cosas y en el trato con los demás. En este comienzo de año pedimos al Señor para que en todo nuestro mundo todas las personas de buena voluntad puedan pensar y comportarse según sus creencias religiosas, llevando a la práctica esta dimensión desde el respeto y la tolerancia hacia todos.

Pero además estamos en el comienzo del año 2019, iniciamos un nuevo calendario en el que todos los días están por venir. En él habrá días mejores y días peores, días alegres y días tristes, pero ahora no sabríamos indicar cuáles van a ser porque los desconocemos. Un cristiano reflexiona también sobre el devenir del tiempo, sobre cómo va pasando los días y vamos construyendo nuestra vida y nuestra historia de la mejor forma posible y en ese camino nos encontramos a un Dios cercano, un Dios que un día nos dio la vida y nos la mantiene hasta el día de hoy, un Dios que nos acompañará en nuestro camino y nos sostendrá en pié a pesar de los dificultades y los obstáculos que encontremos en nuestro camino. Como hemos escuchado en la primera lectura del libro de los Números el Señor nos bendice, nos da su paz, y será nuestro compañero de camino a lo largo del año que comenzamos.

No está mal y siempre es útil echar una mirada atrás, reconocer nuestros aciertos y asimilar los fallos. Pero, quizá sea más interesante reflexionar sobre ¿qué podemos hacer, a partir de ahora, en el nuevo año que comienza? Aprovechemos para decidirnos a cambiar en eso que nos cuesta tanto, en eso que nos hemos propuestos y en lo que cada vez reconocemos nuestros fracasos. Si cada nuevo amanecer es una nueva oportunidad que Dios pone en nuestras manos para que sigamos construyendo su Reino, al comenzar un nuevo año, redoblamos nuestro esfuerzo para aprovecharlo al máximo, siendo un poco más fieles a lo que El quiere de nosotros, siendo más constantes en lo que decimos creer, haciendo mejor lo que cada uno tiene entre manos.

Como dijimos al principio, la Iglesia coloca en este primer día del año, la fiesta de Santa María Madre de Dios; y la Jornada por la Paz. A pesar que desde que el hombre es hombre, sus instintos egoístas le han enfrentado con sus semejantes, a pesar que los enfrentamiento, las luchas y el matarse unos a otros con un odio incomprensible, también es verdad que la paz ha sido y es una de las aspiraciones mas preciosas de la humanidad, cada año comenzamos con nuevos propósitos para lograrla. Fanatismos de todo tipo, formas de pensar que se quieren imponer, poner las ideas por encima de las personas, olvidarse de la justicia, no respetar la vida por encima de todo. Son un cúmulo de cosas y situaciones que hacen que la paz siga siendo zarandeada y siga siendo una aspiración.

Hemos comenzado un nuevo año, ojalá todos los buenos deseos que tenemos se nos cumplan a lo largo de él, ojalá todas las buenas intenciones que hoy tenemos no sean flor de un día, y permanezcan entre nosotros siempre.

Se lo pedimos al Señor, los unos para los otros, especialmente para los que estamos aquí, hoy también es un buen día para recordar a los que comenzaron el año terminado con nosotros y ahora ya no están, a los que nos dejaron, pedimos por todos ellos, especialmente por los familiares, amigos y conocidos, nos acordamos también de las personas que menos tienen, que sufren, o que están solos, a los que le les falta el amor y el cariño que todos necesitamos, por los enfermos, para que el nuevo año les mantenga la esperanza y la ilusión y las mismas sean una constante a lo largo de su vida, por todos los más necesitados para que el año nuevo sea mejor para todos.



D. Antonio Pariente, párroco de la Parroquia de San Blas de Cáceres.
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