viernes, 20 de noviembre de 2015

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO (22-11-2015)

El texto evangélico es de Jn 18, 33b-37 y dice lo siguiente:


“En aquel tiempo, dijo Pilato a Jesús: -¿Eres tú el rey de los judíos? Jesús respondió: -¿Lo dices por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí? Pilato respondió: -¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí, ¿qué has hecho? Jesús le contestó: -Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi Reino no es de aquí. Pilato le dijo: -Entonces, ¿tú eres rey? Jesús contestó: -Tú lo dices; soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.”


* La solemnidad de Jesucristo, Rey del universo, pone fin al año litúrgico.

Para nuestra mentalidad, este es un titulo difícil de entender. El evangelio de hoy muestra esa dificultad. Jesús se proclama rey ante Pilato. Sin embargo, su presencia es la de un hombre condenado que no hace nada por liberarse del maltrato a que lo someten. La mansedumbre del Señor, a los ojos del mundo, oculta su realeza.

Pero Jesús no es rey como los de este mundo. Su corona es de espinas, su cetro es una caña, su trono es la cruz. No se pone del lado de los poderosos, de los violentos, de los que sólo piensan en sus intereses. Se pone al lado de los desheredados, de los pecadores, de los marginados. Esa es su realeza. Cristo es un Rey que se da a los suyos y como respuesta quiere de nosotros nuestra entrega y el compromiso de nuestra palabra y nuestro corazón.

Cristo es un rey muy especial. Un rey que muestra su corazón misericordioso. Un rey que se hace muy próximo a las personas. Un rey que quiere para todos la felicidad. Un rey cuyo rostro lo podemos encontrar en los que viven la limitación, la exclusión, la enfermedad, la soledad, la privación de libertad, la necesidad. Un rey así no lo encontramos en ningún cuento de reinos lejanos, por muy fantásticos que sean.


* También hoy, cuando en tantos frentes asistimos a la victoria del mal, puede parecer imposible que Cristo reine.

El reino de Jesús no es de este mundo, pero está en este mundo. El reino de Jesús no se sustenta en la fuerza, ni en la violencia, ni en poder alguno que someta al hombre.

El reino de Jesús es un reino de verdad, amor, justicia, libertad y paz. De verdad, que nos hace libres; de amor que nos hace sentirnos y ser hijos de Dios, y hermanos de todos; de justicia que nos hace solidarios; de libertad que nos hace responsables; y de paz que nos hace sonreír de esperanza.

Jesús nos gobierna haciéndonos libres y engrandeciéndonos con su amor. Para reinar con Él es preciso servir como Él nos ha enseñado. Jesús nos gobierna mediante su misericordia. Servirle no es más que responder agradecidos a todo lo que él nos da.

Es posible otro mundo. Un mundo en el que brille la honradez, el respeto, la igualdad de derechos y garantías de todos los humanos, la bondad por encima de todo y la ayuda a todo el que sufre. Ese mundo, ese reino, es el reino de Jesús. En nuestras manos está el implantarlo.

Y esto abarcando todas las dimensiones de la existencia humana, también las realidades sociales y políticas. Impulsados por Jesús, las relaciones con el prójimo pueden ser mejores, al igual que la distribución de las riquezas y el modo de ejercer la autoridad.


* Cristo no quiere imponer su realeza por la fuerza. Nos dice Benedicto XVI: “Él es amor y verdad, y tanto el amor como la verdad no se imponen jamás: llaman a la puerta del corazón y de la mente y, donde pueden entrar, infunden paz y alegría. Éste es el modo de reinar de Dios; éste es u proyecto de salvación, un “misterio” en el sentido bíblico del término, es decir, un designio que se revela poco a poco en la historia”.


* La Iglesia hoy da gratitud a Cristo por su amor derramado en todo el año litúrgico, y alabanza al proclamarle Rey del universo, de todo lo creado y de nosotros.


* ¿Es de verdad Cristo mi único rey, es Cristo quien reina en mi vida?

Jesucristo Rey, tú eres el verdadero y único Rey del Universo: quiero que seas mi único Rey, quiero que reines en mi corazón, y a través de mí en todo el mundo, quiero hacer lo que tú quieres, quiero hacer lo que tú harías.


* María, que venga a nosotros el reino de tu Hijo, y reina tú también en nuestras vidas para que así nos sea más fácil extender su reino en nuestro mundo.



Estos puntos ayudan a iniciar la reflexión, a partir de ahora esperamos vuestras aportaciones que nos abran nuevos horizontes y nos acerquen a una comprensión más completa de la Palabra.

Muchas gracias a todos por vuestra participación. 


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