viernes, 6 de noviembre de 2015

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 32º DEL TIEMPO ORDINARIO (8-11-2015)

El texto evangélico es de Mc 12, 38-44 y dice lo siguiente:


“En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: -¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Ellos recibirán una sentencia más rigurosa. Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad. Llegó una viuda pobre y echó dos reales. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: -Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.”



* Jesús pone en guardia a la gente ante la conducta de quienes luchan por los honores y aplausos, por los que tienen deseos de prestigio y preeminencia, por los que ambicionan los primeros puestos para que les vean...., y utilizan la religión para explotar a los demás, principalmente a los débiles.

El precepto de amar a Dios hay que cumplirlo en profundidad, no con manifestaciones estériles. No vale una religiosidad externa. Hay que confiar más en Dios que en la lógica del mundo.


* En contraposición a la conducta de los escribas, de los dirigentes, nos presenta Jesús el episodio de la viuda, símbolo de la persona despreciada y empobrecida, perteneciente a una clase social abandonada y necesitada.

Una pobre viuda que cree en Dios echa su única monedita en el cepillo del templo. ¿Dónde está la fuerza de este evangelio?

En la viuda porque no se reserva nada para ella, incluso lo que podía necesitar para vivir. Sabía que su vida dependía de Dios y deseaba que siguiera estando en sus manos. Daba todo lo que tenía para que Dios pudiera seguir siendo el único garante de su existencia.

Jesús nos manifiesta aquí tres preciosas enseñanzas. Primera, saber mirar a la gente adivinando lo que hay en su corazón (“saber mirar es saber amar”). Segunda, nos enseña a saber valorar a la gente; valora el gesto de la viuda de dar todo lo que tenía. Tercera, nos indica las características de nuestras limosnas: debemos dar de lo nuestro, dar de lo necesario, dar con generosidad.

Jesús observa a la viuda con cariño, descubre lo que realmente importa, y se lo indica a sus discípulos para darles una lección de desprendimiento y auténtica devoción. Una lección de respeto, porque todas las personas son dignas y nobles a sus ojos: se fijó en una pobre viuda. Y una lección de profundidad, porque su mirada atraviesa todo, hasta lo más íntimo: descubrió el sentimiento, la oración y la generosidad de esa mujer.


* Pero nuestra ofrenda no debe convertirse en una excusa para sentirnos buenos o para pensar que ya hemos hecho suficiente, sino que debe ser una oportunidad para reconocer que todo lo recibimos de Dios.

Si uno al Señor lo que poseo y lo que hago, entonces ya no dependo de mis solas fuerzas, sino principalmente de su amor. Mi corazón puede estar unido al suyo y su amor puede transformar toda mi existencia.


* Señor, mientras los soberbios escribas ostentaban su prepotencia haciendo el ridículo, tú te fijas y alabas a la pobre viuda que daba una pequeña-enorme limosna. Qué poco ha de

importarme la opinión que la gente tenga de mí. ¡Sólo me interesa lo que tú opines de mí, aunque sé que, sea cual sea tu opinión, me quieres con locura! Te lo agradezco de corazón.

Señor, que yo aprenda de esta pobre viuda la gran lección de no solo dar, sino de darme; no de dar algo de lo mío sino de dar mi corazón; no de dar unas monedas, sino mi vida entera.

Porque como decía San Juan Crisóstomo: “Tú no miras la cantidad que se te ofrece sino el amor con que se ofrece”.


* María, intercede por nosotros para que tengamos un corazón puro y una mirada limpia que nos permita descubrir dónde está lo realmente importante.




Estos puntos ayudan a iniciar la reflexión, a partir de ahora esperamos vuestras aportaciones que nos abran nuevos horizontes y nos acerquen a una comprensión más completa de la Palabra.

Muchas gracias a todos por vuestra participación.

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