viernes, 17 de abril de 2015

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 3º DE PASCUA (19-4-2015)

El texto evangélico es de Lc 24, 35-48 y dice lo siguiente:


“En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había sucedido en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Estaban hablando de esto, cuando se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: -Paz a vosotros. Espantados y temblando de miedo, pensaban que era un fantasma. Pero él les dijo: -¿Por qué estáis turbados? ¿Por qué se os ocurren tantas dudas? Mirad mis manos y mis pies, que soy el mismo. Tocad y ved, que un fantasma no tiene carne y hueso, como veis que yo tengo. Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Era tal el gozo y el asombro que no acababan de creer. Entonces les dijo: -¿Tenéis aquí algo de comer? Le ofrecieron un trozo de pescado asado. Lo tomó y lo comió en su presencia. Después les dijo: -Esto es lo que os decía cuando todavía estaba con vosotros: que tenía que cumplirse en mí todo lo escrito en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Entonces les abrió la inteligencia para que comprendieran la Escritura. Y añadió: -Así está escrito: que el Mesías tenía que padecer y resucitar de la muerte al tercer día; que en su nombre se predicaría penitencia y perdón de pecados a todas las naciones, empezando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de ello.”

* Jesús, en sus apariciones, se nos muestra humano y cercano. Jesús resucitado no se aleja, se hace presente, se deja ver, tocar, palpar, come ante todos... Nuestros diálogos con Él en el Sagrario han de rebosar confianza plena, intimidad y cariño. Jesús está con nosotros, camina con nosotros, se hace uno de nosotros, hasta alimentarnos con su Cuerpo y con su Sangre en la Eucaristía.


* En el clima de la Pascua, la liturgia sigue presentándonos a Jesús resucitado y las distintas reacciones que experimentan los discípulos: miedo, dudas...

Esta vivencia de la primitiva Iglesia es una pauta para nuestra vida de fe, de adhesión personal a Jesús. Él trata también hoy de “abrir nuestras mentes para comprender las Escrituras”, es decir, que al vencer a la muerte nos ha traído la salvación para todos. En su carne resucitada se anticipa la resurrección de todos los que le aman.

En esta aparición Jesús nos muestra la importancia de las Escrituras y cómo necesitamos de su ayuda para comprenderlas bien. La Sagrada Escritura es Palabra de Dios y, si abrimos nuestro corazón a su gracia, también en ella nos habla y se nos muestra en su bondad, nos da consuelo y nos ilumina.

Esta escena es de gran realismo, y para que no creamos que la aparición de Jesús era fruto de la imaginación o la autosugestión, les dice “miradme, tocadme, dadme algo de comer...”.

En este relato también nos deja Jesús sus inapreciables regalos: el don de la paz y la misión de anunciar el perdón y la conversión a todos los pueblos.


* ¡Paz a vosotros! Falta me hace escuchar tus palabras después de resucitar. Porque, a pesar de tus continuas muestras de amor, aún se cuelan dudas y falsas alarmas en mi corazón. Jesús, quiero sentirte a ti, vivo, en persona, que abras mi entendimiento para comprender las Escrituras y los designios del Padre que te resucitó para mi salvación.


* María, en nuestras dificultades, danos el consuelo de Jesús, única luz verdadera que puede iluminar los sufrimientos y dar un sentido a todas las situaciones de nuestra vida.



Estos puntos ayudan a iniciar la reflexión, a partir de ahora esperamos vuestras aportaciones que nos abran nuevos horizontes y nos acerquen a una comprensión más completa de la Palabra.

Muchas gracias a todos por vuestra participación.

.

No hay comentarios: