jueves, 26 de marzo de 2015

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: DOMINGO DE RAMOS (29-3-20152)

El texto evangélico es de Mc 15, 1-38 y dice lo siguiente:


“Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes, con los ancianos, los escribas y el Sanedrín en pleno, se reunieron, y, atando a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato. Pilato le preguntó: --¿Eres tú el rey de los judíos?. Él respondió: --Tú lo dices. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato le preguntó de nuevo: --¿No contestas nada? Mira cuántos cargos presentan contra ti. Jesús no contestó más; de modo que Pilato estaba muy extrañado. Por la fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran. Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los revoltosos que habían cometido un homicidio en la revuelta. La gente subió y empezó a pedir el indulto de costumbre. Pilato les contestó: --¿Queréis que os suelte al rey de los judíos? Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás. Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó: --¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos? Ellos gritaron de nuevo: --¡Crucifícalo! Pilato les dijo: --Pues, ¿qué mal ha hecho? Ellos gritaron más fuerte: --¡Crucifícalo! Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran. Los soldados se lo llevaron al interior del palacio –al pretorio- y reunieron a toda la compañía. Lo vistieron de púrpura, le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a hacerle el saludo: --¡Salve, rey de los judíos! Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él. Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacaron para crucificarlo. Y a uno que pasaba, de vuelta del campo, a Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo, lo forzaron a llevar la cruz. Y llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de “la Calavera”), y le ofrecieron vino con mirra; pero él no lo aceptó. Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno. Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: El rey de los judíos. Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo:

--¡Anda!, tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo bajando de la cruz. Los sumos sacerdotes con los escribas se burlaban también de él, diciendo: --A otros ha salvado y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos. También los que estaban crucificados con él lo insultaban. Al llegar el mediodía, toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde. Y, a la media tarde, Jesús clamó con voz potente: --Eloí, Eloí, lamá, sabaktaní. Que significa: --Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?. Alguno de los presentes, al oírlo, decían: --Mira, está llamando a Elías. Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber, diciendo: --Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo. Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centurión, que estaba enfrente, al ver que había expirado, dijo: --Realmente este hombre era Hijo de Dios”.



* Comenzamos hoy la Semana Santa: la celebración del drama de la pasión y muerte de Cristo, y su gloriosa resurrección. Vivimos pues, los grandes misterios del cristianismo. Pero podemos hablar de "tres celebraciones de la Semana Santa" o de "tres Semanas Santas".

Primera, la Semana Santa de los templos, la de la liturgia de la Iglesia, en la que ojalá todos participemos, abriéndonos a la Palabra de Dios y a su torrente de gracias y dones.

Segunda, la Semana Santa de la calle, de la mano de las hermandades y cofradías, la de la religiosidad popular, la de los nazarenos y penitentes, la de los Cristos y Vírgenes representando los grandes misterios de nuestra redención, rebosante de símbolos que nos calan profundamente.

Tercera, la Semana Santa del corazón, la que vivirá cada uno de nosotros en su interior, recibiendo la salvación de Dios, tras el perdón de nuestros pecados.

Podríamos hablar de una última Semana Santa, la de todos aquellos que no celebrarán ninguna, porque se quedan al margen del mundo religioso, porque se alejan de él con desprecio o porque no tienen tiempo ni lugar para vivirlo.

Señor, queremos vivir la Semana Santa mirando la cruz, como les decía Santa Teresa de Jesús a sus monjitas ante el crucifijo "no os pido que penséis mucho, tan sólo os pido que le miréis". Señor, queremos mirarte a ti y recibir tu salvación.


* Domingo de Ramos, jornada de aclamación y cantos reconociendo a Jesús como el Mesías que ha de venir. Y él, como siempre, nos da ejemplo subido en un humilde burrito. Nunca se le sube la fama a la cabeza, lo suyo es la obediencia al Padre y servir con la ternura de la compasión.


* Día de algarabía y también de pasión. Hoy reflexionamos sobre la pasión de Jesús. Pasión que es amor y que es padecimiento de quien ama y por ello se enfrenta a cualquier poder injusto. Contemplar la pasión en nuestros pasos de Semana Santa, contemplar esas escenas evangélicas cargadas de dramatismo, es asomarse a un misterio que nos desborda. Contemplémoslas sintiéndolas, haciéndolas nuestras.


* El relato de la pasión de Jesús no nos debe dejar indiferentes. Este texto es muy gráfico pues no sólo nos indica los últimos momentos de la vida del Señor, sino también la reacción de multitud de personajes, y quizás encontremos puntos de contacto entre ellos y nuestra vida.


La pasión fue para Jesús la hora del testimonio supremo de toda su vida. Jesús dio su vida para hacernos hijos de Dios y hermanos unos de otros. Jesús acepta el sacrificio de la cruz, pero lo hace entregándose por todos nosotros. De Jesús debemos aprender a amar y sufrir por amor, para que no se malogre su pasión.

Sólo si buscamos conocer el corazón de Jesús y el amor que le lleva a recorrer el camino del Calvario, acabaremos conociendo la gran noticia de su victoria. Sólo si entramos de lleno en la órbita de Jesús y morimos al pecado con él, resucitaremos a una vida nueva, la vida de Dios.


* Personajes de la pasión:

- el pueblo voluble. Cuando entra Jesús en Jerusalén como un Mesías pacífico, a lomos de un borriquillo humilde, salen enfervorizados a recibirle. Sólo unos días más tarde, soliviantados, gritan que quieren su muerte.

- Judas el traidor. Imagen de los que hacemos un seguimiento mediocre de Jesús dudando si es el Mesías o si merece la pena seguir a un Mesías de ese tipo o apuntarnos a la salvación que viene del dinero, del poder, de la fuerza o de los nobles de este mundo.

- Pedro, el más débil y a la vez a quien más se le ha confiado. ¿Cómo es posible que Jesús confíe su Iglesia naciente a un hombre que a la primera dificultad seria le niega?

- Pilato, persona sin principios que se mueve por intereses. No le interesaba que hubiera revueltas, ¿tiene que morir un inocente?, ¿a mí qué?, ¿cómo gano más yo?, ¿cómo salgo menos perjudicado?

-Y yo, ¿con quién me identifico?


*Jesús, hoy unos te aclaman como Rey y Señor a tu entrada en Jerusalén, y otros traman tu muerte y le pedirán el viernes a Pilato que te crucifique. Yo quiero permanecer siempre en tu amor y tu alabanza. Tu eres mi Dios y mi Rey, aunque tu trono sea la cruz. Siempre debes reinar en mi corazón, aunque por confesarlo me menosprecien.


* María, quiero iniciar contigo este camino que llevará a tu Hijo a la Pascua. Sé tú mi guía y modelo en este caminar.



Estos puntos ayudan a iniciar la reflexión, a partir de ahora esperamos vuestras aportaciones que nos abran nuevos horizontes y nos acerquen a una comprensión más completa de la Palabra.

Muchas gracias a todos por vuestra participación. 


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