jueves, 12 de marzo de 2015

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 4º DE CUARESMA (15-3-2015)

El texto evangélico es de Jn 3, 14-21 y dice lo siguiente:


“Dijo Jesús a Nicodemo: Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el, Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él, no será condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. Ésta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. en cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios”.



* En el evangelio de hoy se nos invita a reconocer el amor de Dios, se nos habla de que el Hijo del hombre ha de ser elevado. Así se anuncia el misterio de la cruz, cuando Cristo cargue con las consecuencias de nuestras culpas para alcanzarnos la salvación.

Por eso, en el camino de conversión cuaresmal, no podemos dejar de mirar al crucificado. La salvación viene de una persona: Cristo, que ha muerto y resucitado por nosotros. Por ello es necesario mirarle. Sólo así nos damos cuenta del gran mal del pecado y de la grandeza de la misericordia divina. Sólo mirando al crucificado descubrimos que todo el mal y el pecado son vencidos por Cristo; e igualmente vemos allí que él nos ofrece su perdón y que podemos empezar de nuevo.


* Contemplando a Cristo se hace la luz. Un mundo que reniega de la cruz y que no mira al crucificado, prefiere las tinieblas del pecado.

¿Podemos decir no a la claridad de la luz y refugiarnos en la tristeza de la oscuridad?

¿Podemos decir no a Jesús que viene a nuestro encuentro como salvador y como luz?


* En Jesús clavado también vemos el amor de Dios “tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo para salvarlo”. Palabras para repetir y para creer.

Por eso el evangelio señala que hemos de creer en Cristo. Porque por la fe experimentamos que todo viene del amor de Dios. La fe nos lleva a acoger ese amor de Dios, que se nos ofrece gratuitamente, y a hacer que lo esperemos todo de Él.

Necesitamos experimentar su amor compasivo y responderle con nuestro amor agradecido. Aunque somos incapaces de cambiar por nuestras solas fuerzas, Jesús nos espera y nos ofrece su salvación. Él nos espera en los sacramentos y nos cura;; él nos da la fuerza para que, después, podamos caminar de una manera nueva practicando las buenas obras.


* Señor, doblo mi rodilla ante la inmensidad del amor que nos tiene el Padre, dándonos a su Hijo para nuestra salvación. Y alabo tu obediencia incondicional, entregándote a la muerte en cruz para destruir mi pecado.


* María, que al mirar a tu Hijo desee que mi vida sea de otra manera; que una vez recibida su gracia, me incline a hacer obras buenas que sirvan para iluminar a mi prójimo.



Estos puntos ayudan a iniciar la reflexión, a partir de ahora esperamos vuestras aportaciones que nos abran nuevos horizontes y nos acerquen a una comprensión más completa de la Palabra.

Muchas gracias a todos por vuestra participación.

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