jueves, 25 de julio de 2013

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 17º DOMINGO TIEMPO ORDINARIO (28-7-2013)

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El texto evangélico es de Lc 11, 1-13 y dice lo siguiente:


“Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: - Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos. Él les dijo: - Cuando oréis decid: Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación. Y les dijo: -Si alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle: amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle. Y, desde dentro, el otro responde: no me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos. Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite. Pues así os digo a vosotros: pedid y se os dará, buscad y hallareis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre. ¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?”

* El evangelio de hoy nos habla de la oración, que es algo que existe en todas las culturas, y que como decía Santo Tomás “es expresión del deseo que el hombre tiene de Dios, del deseo de mayor proximidad con Él”. Por eso la oración, más que una serie de fórmulas o ritos, debe ser un modo de situarse ante Dios.

Al ver cómo Jesús rezaba, los discípulos, que ya conocían las oraciones del Antiguo Testamento, sienten la necesidad de aprender un modo nuevo de dirigirse a Dios: el modo de Jesús, y le piden que les enseñe a orar.

El hombre siempre desea comunicarse con el cielo para que éste actúe en la tierra, y Jesús aquí nos enseña una comunicación más cercana con Dios, nos introduce en la intimidad de Dios enseñándonos a llamarle “Padre”, a tratarle con la misma confianza que a un Padre y a dirigirle nuestra peticiones como a un Padre.


* Padre Nuestro, la invitación que nos hace tu Hijo de pedirte, me mueve a poner en tus manos la oración que no puede ser desoída.

Te pido con fe, en nombre de Jesús, algo que es necesario para mi salvación: dame el Espíritu que configure mi vida con la de Jesús, que venga a mi vida tu reino de amor y de entrega.


* María, modelo de fe, de confianza en Dios y de disponibilidad; ayúdame a cumplir como tú lo hiciste, la voluntad de mi Padre Dios en todos los momentos de mi caminar por esta tierra, como le pido cada vez que rezo el Padrenuestro, la oración que tu Hijo me enseñó.




Estos puntos ayudan a iniciar la reflexión, a partir de ahora esperamos vuestras aportaciones que nos abran nuevos horizontes y nos acerquen a una comprensión más completa de la Palabra. 

Muchas gracias a todos por vuestra participación

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