jueves, 21 de febrero de 2013

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 2º DE CUARESMA (24-2-2013)

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El texto es de Lc 9, 28b-36 y dice lo siguiente:


En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: “Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. No sabía lo que decía. Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: “Este es mi Hijo, el escogido, escuchadle”. Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.

* Una de las claves de nuestro camino cuaresmal es la oración. Pero a veces encontramos muchas dificultades para orar: falta de tiempo, pensar que Dios no nos escucha, distracciones... Podemos rezar siempre, pero hemos de saber buscar momentos y lugares en que nos sea más fácil.
La oración requiere un trabajo de nuestra parte, pero Dios siempre nos sorprende con mucho más. La oración no consiste en salir de nuestra vida sino en ver los acontecimientos de nuestra existencia a la luz de Dios, encontrar la fuerza para vivir mejor según el plan de Dios.


* Jesús sube a la montaña a orar, necesita el retiro, la soledad, el recogimiento para entrar en intimidad con Dios. ¿He descubierto el poder de la oración?, el acercamiento a Dios puede transformarnos, volvernos “blancos y brillantes”.
Pedro y sus compañeros se caían de sueño: ¿estamos en vela y orando, preparados para cuando venga Jesús a nuestro encuentro?
¡Qué hermoso es estar con Jesús!, pero no sólo estar con Jesús en las alegrías y viéndolo glorioso (en la transfiguración del monte Tabor), sino también en el sufrimiento, en el peligro, en las penas (en la agonía de Getsemaní).


* El relato de la transfiguración puede desconcertarnos. Hay que ver en él su significado espiritual o teológico: Jesús va camino de la cruz, pero ésta no tendrá la última palabra, y como adelanto, sirva este instante divino de luz, dialogando con el Antiguo Testamento, representado en Moisés y Elías, y dejándose bendecir por la presencia de Dios, simbolizada en una nube.
Esta es la segunda manifestación de Jesús como Hijo de Dios, la primera fue en el bautismo.


* La voz de Dios hoy también nos dice a nosotros “escuchad a mi Hijo”. ¿Dónde le escuchamos? Donde nunca ha dejado de hablarnos: ¡en su Evangelio! Confrontemos toda nuestra vida con la Palabra.


* Dios de mi esperanza, sé que mi camino está lleno de dificultades. No permitas que jamás pierda la perspectiva de la resurrección, de la vida en abundancia que viene de Ti.
María, ayúdame a estar al lado de Jesús en todos los momentos.



Estos puntos ayudan a iniciar la reflexión, a partir de ahora esperamos vuestras aportaciones que nos abran nuevos horizontes y nos acerquen a una comprensión más completa de la Palabra.
Muchas gracias a todos por vuestra participación.


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