jueves, 3 de noviembre de 2011

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 32º DEL TIEMPO ORDINARIO (6-11-2011)

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El texto evangélico es de Mt 25, 1-13 y dice lo siguiente:

“ En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco eran necias y cinco prudentes. Las necias, al tomar sus lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las prudentes llevaban alcuzas de aceite con sus lámparas. Como el esposo tardaba, les entró el sueño a todas y se durmieron. A media noche se oyó una voz: ¡Que llega el esposo, salid a recibirlo! Todas las doncellas se despertaron y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: Dadnos algo de vuestro aceite porque se nos apagan las lámparas. Pero las prudentes contestaron: Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, es mejor que vayáis a comprarlo a la tienda. Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo. Las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas y la puerta se cerró. Más tarde llegaron las otras doncellas diciendo: Señor, Señor, ábrenos. Él respondió: Os aseguro que no os conozco. Por tanto, velad, porque no sabéis ni el día ni la hora.”

* La parábola de hoy nos invita a estar atentos, a mantener encendida la lámpara de la vigilancia, a que seamos prudentes y responsables mientras velamos día y noche a la espera del Señor, mientras nuestra alma aguarda el encuentro con el Señor.
¿Nos reconocerá el Señor cuando venga? ¿Seremos los que Él esperaba y deseaba encontrar?


* El aceite de las lámparas ha sido interpretado muchas veces como las obras de caridad. Quien de verdad espera al Señor realiza obras de misericordia, y mientras la caridad arde en su corazón se va iluminando el camino que conduce a Cristo.
El aceite puede significar el interés y la atención para no dormirnos, para que el amor no llegue a apagarse en nuestros corazones, para que no se enfríen nuestros corazones.
El aceite puede significar el ansia de Dios que tienen nuestras almas, que incluso dormidas, mantienen la memoria de quien las ama, y que nos lleva a querer hacer lo mejor en cada momento, como expresión de ese anhelo por Dios.
El aceite es signo de la previsión. Cada día Cristo nos busca muchas veces pero ¿estamos atentos a las cosas pequeñas y detalles que hacen posible que le recibamos como él quiere ser recibido?



* María, que mi corazón, como el tuyo, esté siempre en vela para que puede ser digno de recibir dignamente a tu Hijo.


Estos puntos ayudan a iniciar la reflexión, a partir de ahora esperamos vuestras aportaciones que nos abran nuevos horizontes y nos acerquen a una comprensión más completa de la Palabra.
Muchas gracias a todos por vuestra participación.
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