sábado, 3 de octubre de 2015

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 27º DEL TIEMPO ORDINARIO (4-10-2015)

El texto evangélico es de Mc 10, 2-16 y dice lo siguiente:


“En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y le preguntaron a Jesús, para ponerlo a prueba: -¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer? Él les contestó: -¿Qué os mandó Moisés? Respondieron: -Moisés permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio. Jesús les dijo: -Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer, y por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Así pues, lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre. Una vez en casa, los discípulos le preguntaron de nuevo sobre lo mismo. Él les dijo: -Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio. Le acercaban niños para que los tocara, pero los discípulos los regañaban. Jesús, al verlo, se enfadó y dijo: -Dejad que los niños se acerquen a mí; no se lo impidáis, de los que son como ellos es el Reino de Dios. Os aseguro, el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él. Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.”


* Los fariseos someten la cuestión del divorcio a Jesús con idea de tentarle. La respuesta de Jesús es clara. Como Mesías, con poderes divinos, viene a recordar la creación: el ideal de matrimonio, de familia, que crea Dios, implica un amor superior que lleva a constituir de dos, marido y mujer, “un sólo ser”. Y no debe haber leyes humanas, actitudes, caprichos o incomprensiones, que destruyan semejante igualdad.


* El matrimonio es una expresión de amor, que no está exenta de dificultades. Pero sobre todo ello, Jesús subraya la indisolubilidad del vínculo, y la igualdad del hombre y la mujer en dignidad y derechos. El matrimonio se constituye sobre la donación mutua. Jesús lo eleva a sacramento, haciendo presente en él un amor más grande, el amor de Dios. Por eso en el amor matrimonial debe haber también una respuesta a Dios por parte de los esposos, que desean vivir según el amor en el que hemos sido creados. Las personas hemos nacido de una unión amorosa y estamos llamadas a una vida según el amor.


*Durante este mes los obispos, reunidos en Sínodo, van a reflexionar sobre el matrimonio. Debemos acompañarlos con nuestra oración. Debemos pedir para que sus conclusiones nos ayuden a reconocer mejor la verdad del matrimonio, de su indisolubilidad y de todas las riquezas que encierra. Que la Iglesia sepa acompañar con la misericordia de Cristo a todos los que, por diferentes circunstancias, no viven la verdad del matrimonio cristiano pero quieren estar cerca del Señor. Él tiene poder para sanar y nunca defrauda a los que le abren el corazón con sencillez.


*Y por último, Jesús nos invita a fijarnos de nuevo en los niños, puestos como ejemplo de cómo hay que aceptar el reino de Dios.


* Señor, qué falta hace tu poderosa palabra en estos tiempos de menosprecio del matrimonio, incluso entre cristianos. Como estuviste presente en el momento del matrimonio, haz viva tu presencia en los momentos de crisis: que no sean sólo dos los que discutan y riñan, sino que estés tú también en medio poniendo paz, dando fuerzas para perdonarse mutuamente, y seguir caminando en el amor y la unidad, sólo posible contigo.

Señor te pido hoy por los matrimonios, para que descubran sus verdaderas señas de identidad: la unión de dos vidas en una sola vida y de dos corazones en un solo corazón; para que así las familias sean un manantial de amor y de felicidad.


* Además, hoy coges en brazos a un niño. ¿Un niño pequeño puede expresar la grandeza de Dios? Sí, Señor, tienes razón, de los que son como ellos es el Reino de Dios. Y a los que queremos hacernos como niños, “haznos instrumentos de tu paz”.

Hoy día de san Francisco nos viene muy bien recordar su vida de entrega a ti y a los hermanos, pobre, manso y humilde de corazón que te pedía:

“Señor, haz de mí un instrumento de tu paz:

donde haya odio, ponga yo amor;

donde haya ofensa, ponga yo perdón;

donde haya discordia, ponga yo armonía;

donde haya error, ponga yo verdad;

donde haya duda, ponga yo la fe;

donde haya desesperación, ponga yo esperanza;

donde haya tinieblas, ponga yo la luz;

donde haya tristeza, ponga yo alegría.

Que no me empeñe tanto:

en ser consolado, como en consolar;

en ser comprendido, como en comprender;

en ser amado, como en amar.

Porque dando, se recibe;

olvidándose de sí, se encuentra;

perdonando, se es perdonado;

muriendo, se resucita a la Vida”.


* María, madre del amor y de la humildad, enséñanos a vivir en ese amor superando nuestro egoísmo y siendo siempre fieles a tu Hijo.



Estos puntos ayudan a iniciar la reflexión, a partir de ahora esperamos vuestras aportaciones que nos abran nuevos horizontes y nos acerquen a una comprensión más completa de la Palabra.

Muchas gracias a todos por vuestra participación.

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