jueves, 3 de octubre de 2013

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 27º DEL TIEMPO ORDINARIO (6-10-2013)

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El Texto evangélico es de Lc 17, 5-10 y dice lo siguiente:



“En aquel tiempo los apóstoles dijeron al Señor: -Auméntanos la fe. El Señor dijo: -Si tuvierais fe como una semilla de mostaza, diríais a esta morera: Arráncate de raíz y plántate en el mar, y os obedecería. Si uno de vosotros tiene un siervo arando o pastoreando, cuando éste vuelva del campo, ¿le dirá, acaso, que pase enseguida y se ponga a la mesa? No le dirá, más bien: prepárame de comer, cíñete y sírveme mientras como y bebo, después comerás y beberás tú. ¿Tendrá que agradecer al siervo que haga lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho cuanto os han mandado, decid: Somos siervos inútiles, sólo hemos cumplido nuestro deber.”


* Los apóstoles le piden a Jesús que les aumente la fe porque se les escapaban muchas cosas de Él; no bastaba con acompañarlo cada día ni asistir a sus milagros y enseñanzas, la relación con Él pedía entrar en un camino de confianza.

Jesús no les dice que no creen, sino que hay un amplísimo margen de crecimiento, es decir, que por la fe somos capaces de realizar obras grandes, ya que dejamos que Dios actúe en nosotros; como comprobamos en las vidas de los santos (Francisco Javier, Teresa de Calcuta...): la desproporción entre los medios empleados y los resultados muestra que alguien se valía de su entrega para multiplicar los frutos, porque Dios encontraba en ellos una gran fe.

Jesús en este pasaje quiere decirnos que con la fe se puede todo y que quien vive de la fe experimenta la grandeza de Dios, su misericordia, su inmensidad y su poder. Nada hay imposible para Dios, no podemos ponerle límites a Dios ni reducirlo a nuestro pensamiento.


* El deseo de los apóstoles de pedirle a Jesús que les aumente la fe, debe ser una oración continua del cristiano. Porque la fe no es un remedio mágico que va a resolver los problemas de nuestra vida; pero sí un estímulo, un consuelo, una ayuda para no desfallecer ante las dificultades.


* La fe es un regalo de Dios. La fe cristiana no es devoción o veneración a una imagen, eso es religiosidad. La fe cristiana es un compromiso serio con el proyecto de Jesús, es poner mi vida al servicio de los demás para así seguir sus pasos; es hacer el bien a los que necesiten que les eche una mano. Ése es el trabajo que, como buenos siervos, debemos hacer; ése es el deber que debemos de cumplir.


* La vida de la fe nos lleva querer servir en todo a Dios, en cada instante de nuestra vida. Es querer vivir siempre para Dios.

No se trata sólo de tener fe sino de vivir de fe. Y cada día tenemos que pedir crecer en esa fe, buscando la voluntad de Dios en cada acontecimiento de nuestra vida. Incluso en los momentos de oscuridad pidiendo el auxilio de Dios, sin dejar de esperar en Él, que, como dice el profeta Habacuc, nunca de retrasa.


* Madre, muchas veces mi fe flaquea; muchas veces me cuesta comprender la vida; muchas veces también me cuesta comprender a Dios que parece estar ausente. Por eso mi oración de intercesión es hoy para pedirte que aumentes mi fe, para poder sentir siempre presente en mi vida a tu querido Hijo.




Estos puntos ayudan a iniciar la reflexión, a partir de ahora esperamos vuestras aportaciones que nos abran nuevos horizontes y nos acerquen a una comprensión más completa de la Palabra.

Muchas gracias a todos por vuestra participación.

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