viernes, 10 de febrero de 2017

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 6º DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO A – (12/2/2017)

Lectura del santo evangelio según San Mateo 5, 17-37


“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “No creáis que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno sólo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos. Os lo aseguro: Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será procesado. Pero yo la condena del fuego. Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano “imbécil”, tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama “renegado”, merece que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto.

Habéis oído el mandamiento “no cometerás adulterio”. Pues yo os digo: El que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior. Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en el infierno. Si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero al infierno. Está mandado: “El que se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio.” Pues yo os digo: El que se divorcie de su mujer, excepto en caso de impureza, la induce al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio.

Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No jurarás en falso” y “Cumplirás tus votos al Señor”. Pues yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo pelo. A vosotros os basta decir “si” o “no”. Lo que pasa de ahí viene del Maligno.”



JESÚS Y LA LEY


Los judíos estaban orgullosos de la Ley de Moisés. Según la tradición, Dios mismo se lo había dado a su pueblo. En ella encontraban todo lo que necesitaban para ser fieles a Dios.

Para Jesús también la Ley es importante, pero no es el centro. Lo principal para Él es comunicar el reino de Dios. No tenemos sólo que cumplir la Ley de Moisés, tenemos que abrirnos al Padre y trabajar con él, para hacer la vida más justa y fraterna.

Por lo tanto, según Jesús, no es suficiente, "No matarás", como pide el cumplimiento de la ley. Es necesario erradicar de nuestras vidas la agresión, el odio y la venganza; es necesario liberarse de la violencia y construir una vida más humana.

Se está expandiendo una lengua, en la sociedad actual que refleja un aumento de la agresividad. Son cada vez más los insultos, los desprecios, las faltas de respeto, las palabras de rechazo, resentimiento. Por otro lado, las conversaciones son a menudo injustas y mezquinas, llenas de enojo y faltas de amor.

Esto no está sucediendo sólo en la convivencia social. Es también un grave problema en la Iglesia de hoy. El Papa Francisco sufre cuando ve "a los cristianos luchando contra otros cristianos", cuando ve las divisiones, conflictos y enfrentamientos entre los que formamos la Iglesia. Esto es tan contrario al Evangelio, que siente la necesidad urgente de realizar esta llamada: "No a la guerra entre nosotros."

En las comunidades cristianas no se puede permitir ninguna forma de odio, calumnia, descrédito, celos, venganza, imposición o persecución. No se puede evangelizar con este tipo de comportamiento.

El evangelio de hoy también nos dice no cometerás adulterio y si caemos en la cuenta, no somos adúlteros, sin embargo nuestros pensamientos y nuestras relaciones no buscan la continuidad y la fidelidad; también nos dice no jurarás y normalmente, no juramos, pero levantamos falsos testimonios y no vamos con la verdad por delante.

Por tanto, el eje central en la vida de toda persona, y en especial del cristiano, no es la Ley sino «vivir la alegría del Evangelio».

Cuando descubrimos a Dios, vivimos el amor, la esperanza, la acogida, la ternura, la cercanía; valores humanos que hacen presente el Reino de Dios en la tierra. Descubrir a Dios es amar a los demás aunque tengan otras ideologías, otras confesiones o etnias distintas. Todos tenemos la gran tarea, seamos cristianos o no, de trabajar por un mundo más justo, cercano y humano.

Como Iglesia para ser creíbles debemos de desterrar la imposición, los enfrentamientos y sobre todo apoyar a los más olvidados de la sociedad del bienestar. Eso es «vivir la alegría del Evangelio».

José Antonio Pagola.

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