miércoles, 17 de octubre de 2012

ESTE DOMINGO NUESTRA IGLESIA CELEBRA EL DOMUND

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La Jornada Mundial de las Misiones adquiere este año un significado especial. Está enmarcada en la celebración del 50 aniversario del comienzo del Concilio Vaticano II, la apertura del Año de la Fe y el Sínodo de los Obispos sobre la nueva evangelización. Las tres celebraciones suponen una afirmación solemne, como dice el Papa, de la voluntad de la Iglesia de comprometerse con más valor en la misión ad gentes, para que el Evangelio llegue hasta los confines de la tierra.

Continuamente el magisterio de la Iglesia insiste en el mandamiento misionero, que Cristo ha confiado a sus discípulos y que es un compromiso de todo el Pueblo de Dios, porque los hombres que esperan a Cristo siguen siendo un número inmenso. El mandato de Jesús de predicar el Evangelio implica todas las actividades de la Iglesia, todos sus sectores, todo su ser y su hacer. Es el paradigma de todas las actividades eclesiales y de la misma identidad de la Iglesia, constituida por la fe en el misterio de Dios, revelado en Cristo, y por la misión de testimoniarlo y anunciarlo al mundo.

La Iglesia es consciente de que la complejidad de la situación actual requiere nuevo ardor evangelizador y nuevas formas para poder comunicar eficazmente la Palabra de Dios. Exige, sobre todo, el testimonio de una firme adhesión de fe personal y comunitaria al Evangelio de Jesucristo. No cabe duda de que, actualmente, uno de los mayores obstáculos para el impulso de la evangelización es la crisis de fe.

La celebración del Domund, de este año, no es solo compromiso de solidaridad y colaboración con quienes trabajan fuera de nuestras fronteras en la tarea de la evangelización. Es también llamada a todos los cristianos a dejarse evangelizar, a abrirse al Evangelio, a adherirse más fielmente a Jesucristo. El compromiso de transmitir la fe pasa inexorablemente por la propia conversión y evangelización, por un seguimiento más coherente de Jesús. La misión ad gentes nos exige promover una nueva evangelización de las comunidades y países de antigua tradición cristiana, que están perdiendo la referencia de Dios, para volver a descubrir el entusiasmo y la alegría de creer.



Eugenio Alburquerque Frutos
Salesiano

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