viernes, 29 de julio de 2016

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 18º DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C – (31-7-2016)

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12,13-21

“En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús:

- Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.

Él le contestó:

- Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?

Y dijo a la gente:

- Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.

Y les propuso una parábola:

- Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: ¿qué haré? No tengo dónde almacenar la cosecha.

Y se dijo: haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: «Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años: túmbate, come, bebe y date buena vida».

Pero Dios le dijo: «Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?».

Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.”


CONTRA LA INSENSATEZ

Cada vez sabemos más de la situación social y económica que Jesús conoció en la Galilea de los años treinta. Mientras en las ciudades de Séforis y Tiberíades crecía la riqueza, en las aldeas aumentaba el hambre y la miseria. Los campesinos se quedaban sin tierras y los terratenientes construían silos y graneros cada vez más grandes.

En un pequeño relato, conservado por Lucas, Jesús revela qué piensa de aquella situación tan contraria al proyecto querido por Dios, de un mundo más humano para todos. No narra esta parábola para denunciar los abusos y atropellos que cometen los terratenientes, sino para desenmascarar la insensatez en que viven instalados.

Un rico terrateniente se ve sorprendido por una gran cosecha. No sabe cómo gestionar tanta abundancia. “¿Qué haré?”. Su monólogo nos descubre la lógica insensata de los poderosos que solo viven para acaparar riqueza y bienestar, excluyendo de su horizonte a los necesitados.

El rico de la parábola planifica su vida y toma decisiones. Destruirá los viejos graneros y construirá otros más grandes. Almacenará allí toda su cosecha. Puede acumular bienes para muchos años. En adelante, solo vivirá para disfrutar:”túmbate, come, bebe y date buena vida”. De forma inesperada, Dios interrumpe sus proyectos: “Imbécil, esta misma noche, te van a exigir tu vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?”.

Este hombre reduce su existencia a disfrutar de la abundancia de sus bienes. En el centro de su vida está solo él y su bienestar. Dios está ausente. Los jornaleros que trabajan sus tierras no existen. Las familias de las aldeas que luchan contra el hambre no cuentan. El juicio de Dios es rotundo: esta vida solo es necedad e insensatez.

En estos momentos, prácticamente en todo el mundo está aumentando de manera alarmante la desigualdad. Este es el hecho más sombrío e inhumano: ”los ricos, sobre todo los más ricos, se van haciendo mucho más ricos, mientras los pobres, sobre todo los más pobres, se van haciendo mucho más pobres” (Zygmunt Bauman).

Este hecho no es algo normal. Es, sencillamente, la última consecuencia de la insensatez más grave que estamos cometiendo los humanos: sustituir la cooperación amistosa, la solidaridad y la búsqueda del bien común de la Humanidad por la competición, la rivalidad y el acaparamiento de bienes en manos de los más poderosos del Planeta.

Desde la Iglesia de Jesús, presente en toda la Tierra, se debería escuchar el clamor de sus seguidores contra tanta insensatez, y la reacción contra el modelo que guía hoy la historia humana.

José Antonio Pagola
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viernes, 22 de julio de 2016

EL EVANGELIO DEL DOMINGO:17º DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C – (24-7-2016)

Lectura del santo evangelio según san Lucas 11,1-13


“Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: "Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos."

Él les dijo: "Cuando oréis decid: "Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación."" Y les dijo: "Si alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle: "Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle."

Y, desde dentro, el otro le responde: "No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos."

Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.

Pues así os digo a vosotros:

Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre.

¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra?

¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?

Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?".”


TRES LLAMADAS DE JESÚS


“Yo os digo: Pedid y se os dará. Buscad y hallaréis. Llamad y se os abrirá”. Es fácil que Jesús haya pronunciado estas palabras cuando se movía por las aldeas de Galilea pidiendo algo de comer, buscando acogida y llamando a la puerta de los vecinos. Él sabía aprovechar las experiencias más sencillas de la vida para despertar la confianza de sus seguidores en el Padre Bueno de todos.

Curiosamente, en ningún momento se nos dice qué hemos de pedir o buscar ni a qué puerta hemos de llamar. Lo importante para Jesús es la actitud. Ante el Padre hemos de vivir como pobres que piden lo que necesitan para vivir, como perdidos que buscan el camino que no conocen bien, como desvalidos que llaman a la puerta de Dios.

Las tres llamadas de Jesús nos invitan a despertar la confianza en el Padre, pero lo hacen con matices diferentes. “Pedir” es la actitud propia del pobre. A Dios hemos de pedir lo que no nos podemos dar a nosotros mismos: el aliento de la vida, el perdón, la paz interior, la salvación. “Buscar” no es solo pedir. Es, además, dar pasos para conseguir lo que no está a nuestro alcance. Así hemos de buscar ante todo el reino de Dios y su justicia: un mundo más humano y digno para todos. “Llamar” es dar golpes a la puerta, insistir, gritar a Dios cuando lo sentimos lejos.

La confianza de Jesús en el Padre es absoluta. Quiere que sus seguidores no lo olviden nunca: “el que pide, está recibiendo; el que busca, está hallando y al que llama, se le abre”. Jesús no dice que reciben concretamente lo que están pidiendo, que encuentran lo que andan buscando o que alcanzan lo que gritan. Su promesa es otra: a quienes confían en él, Dios se les da; quienes acuden a él, reciben “cosas buenas”.

Jesús no da explicaciones complicadas. Pone tres ejemplos que pueden entender los padres y las madres de todos los tiempos. “¿Qué padre o qué madre, cuando el hijo le pide una hogaza de pan, le da una piedra de forma redonda como las que pueden ver por los caminos? ¿O, si le pide un pez, le dará una de esas culebras de agua que a veces aparecen en las redes de pesca?

¿O, si le pide un huevo, le dará un escorpión apelotonado de los que se ven por la orilla del lago?

Los padres no se burlan de sus hijos. No los engañan ni les dan algo que pueda hacerles daño sino “cosas buenas”. Jesús saca rápidamente la conclusión: “Cuánto más vuestro Padre del cielo dará su Espíritu Santo a los que se lo pidan”. Para Jesús, lo mejor que podemos pedir y recibir de Dios es su Aliento que sostiene y salva nuestra vida.

José Antonio Pagola

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sábado, 16 de julio de 2016

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 16º DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C – (17-7-2016)

Lectura del santo evangelio según san Lucas 10,38-42


“En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.

Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.

Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo:

- Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano.

Pero el Señor le contestó:

- Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán.”



NADA HAY MAS NECESARIO

El episodio es algo sorprendente. Los discípulos que acompañan a Jesús han desaparecido de la escena. Lázaro, el hermano de Marta y María, está ausente. En la casa de la pequeña aldea de Betania, Jesús se encuentra a solas con dos mujeres que adoptan ante su llegada dos actitudes diferentes.

Marta, que sin duda es la hermana mayor, acoge a Jesús como ama de casa, y se pone totalmente a su servicio. Es natural. Según la mentalidad de la época, la dedicación a las faenas del hogar era tarea exclusiva de la mujer. María, por el contrario, la hermana más joven, se sienta a los pies de Jesús para escuchar su palabra. Su actitud es sorprendente pues está ocupando el lugar propio de un “discípulo” que solo correspondía a los varones.

En un momento determinado, Marta, absorbida por el trabajo y desbordada por el cansancio, se siente abandonada por su hermana e incomprendida por Jesús: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano”. ¿Por qué no manda a su hermana que se dedique a las tareas propias de toda mujer y deje de ocupar el lugar reservado a los discípulos varones?

La respuesta de Jesús es de gran importancia. Lucas la redacta pensando probablemente en las desavenencias y pequeños conflictos que se producen en las primeras comunidades a la hora de fijar las diversas tareas: “Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; solo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán”.

En ningún momento critica Jesús a Marta su actitud de servicio, tarea fundamental en todo seguimiento a Jesús, pero le invita a no dejarse absorber por su trabajo hasta el punto de perder la paz. Y recuerda que la escucha de su Palabra ha de ser lo prioritario para todos, también para las mujeres, y no una especie de privilegio de los varones.

Es urgente hoy entender y organizar la comunidad cristiana como un lugar donde se cuida, antes de nada, la acogida del Evangelio en medio de la sociedad secular y plural de nuestros días. Nada hay más importante. Nada más necesario. Hemos de aprender a reunirnos mujeres y varones, creyentes y menos creyentes, en pequeños grupos para escuchar y compartir juntos las palabras de Jesús.

Esta escucha del Evangelio en pequeñas “células” puede ser hoy la “matriz” desde la que se vaya regenerando el tejido de nuestras parroquias en crisis. Si el pueblo sencillo conoce de primera mano el Evangelio de Jesús, lo disfruta y lo reclama a la jerarquía, nos arrastrará a todos hacia Jesús.

José Antonio Pagola.
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sábado, 9 de julio de 2016

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 15º DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C – (10-7-2016)

Lectura del santo evangelio según san Lucas 10,25-37

“En aquel tiempo, se presentó un letrado y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:

- Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?

Él le dijo:

- ¿Qué está escrito en la Ley?, ¿qué lees en ella?

El letrado contestó:

- Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo.

Él le dijo:

- Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida.

Pero el letrado, queriendo aparecer como justo, preguntó a Jesús:

- ¿Y quién es mi prójimo?

Jesús dijo:

- Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo, dio un rodeo y pasó de largo.

Pero un samaritano que iba de viaje, llegó donde estaba él y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo:

- Cuida de él y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta.

¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?

El letrado contestó:

- El que practicó la misericordia con él.

Díjole Jesús:

- Anda, haz tú lo mismo.”

NO PASAR DE LARGO

“Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo”. Esta es la herencia que Jesús ha dejado a la humanidad. Para comprender la revolución que quiere introducir en la historia, hemos de leer con atención su relato del “buen samaritano”. En él se nos describe la actitud que hemos de promover, más allá de nuestras creencias y posiciones ideológicas o religiosas, para construir un mundo más humano.

En la cuneta de un camino solitario yace un ser humano, robado, agredido, despojado de todo, medio muerto, abandonado a su suerte. En este herido sin nombre y sin patria resume Jesús la situación de tantas víctimas inocentes maltratadas injustamente y abandonadas en las cunetas de tantos caminos de la historia.

En el horizonte aparecen dos viajeros: primero un sacerdote, luego un levita. Los dos pertenecen al mundo respetado de la religión oficial de Jerusalén. Los dos actúan de manera idéntica: “ven al herido, dan un rodeo y pasan de largo”. Los dos cierran sus ojos y su corazón, aquel hombre no existe para ellos, pasan sin detenerse. Esta es la crítica radical de Jesús a toda religión incapaz de generar en sus miembros un corazón compasivo. ¿Qué sentido tiene una religión tan poco humana?

Por el camino viene un tercer personaje. No es sacerdote ni levita. Ni siquiera pertenece a la religión del Templo. Sin embargo, al llegar, “ve al herido, se conmueve y se acerca”. Luego,

hace por aquel desconocido todo lo que puede para rescatarlo con vida y restaurar su dignidad. Esta es la dinámica que Jesús quiere introducir en el mundo.

Lo primero es no cerrar los ojos. Saber “mirar” de manera atenta y responsable al que sufre. Esta mirada nos puede liberar del egoísmo y la indiferencia que nos permiten vivir con la conciencia tranquila y la ilusión de inocencia en medio de tantas víctimas inocentes. Al mismo tiempo, “conmovernos” y dejar que su sufrimiento nos duela también a nosotros.

Lo decisivo es reaccionar y “acercarnos” al que sufre, no para preguntarnos si tengo o no alguna obligación de ayudarle, sino para descubrir de cerca que es un ser necesitado que nos está llamando. Nuestra actuación concreta nos revelará nuestra calidad humana.

Todo esto no es teoría. El samaritano del relato no se siente obligado a cumplir un determinado código religioso o moral. Sencillamente, responde a la situación del herido inventando toda clase de gestos prácticos orientados a aliviar su sufrimiento y restaurar su vida y su dignidad. Jesús concluye con estas palabras. “Vete y haz tú lo mismo”.

José Antonio Pagola

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sábado, 2 de julio de 2016

HOMILÍA TERCER DÍA DEL TRÍDUO A SAN PEDRO

          Acto penitencial: A la luz de las palabras de Pablo en la 2º lectura, que nos dice: “He combatido bien mi combate, he recorrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día” .. nos miramos en ella como en un espejo… Para nosotros la “corona merecida con que nos premiará el Señor”.. es ahora el podernos acercar al altar a recibir al Señor… Por eso, invocamos al mismo Cristo de la Misericordia que nos preside, reconociendo que necesitamos de El, de su perdón y su gracia..

          Porque no combato bastante ... conmigo mismo.. y pierdo todas las batallas… Señor, ten piedad… Porque me he estancado en mi vida espiritual.. y no me planteo ya llegar a la meta .. Cristo, ten piedad… Porque he perdido parte de la fe y la confianza.. y necesito el fervor de los primeros amores.. en el seguimiento de Jesús.. Señor, ten piedad… ---------------

          Queridos hermanos/as, feligreses y amigos.. del Señor, de la Virgen y de todos..

          DIA DE LA PARROQUIA

          Celebramos en este solemne día de San Pedro y San Pablo el tercero del Triduo en honor de nuestro titular.. Y continuamos la tradición de ver esta fiesta como el Día de Parroquia que nos permita a todos conocernos mejor y seguir estrechando los lazos de amistad y fraternidad que ya nos unen, y aumentar así la cercanía y el aprecio mutuo.. Porque sólo de esa forma surge el amor… “Lo que no se conoce, no se ama”.. es una frase muy repetida porque se sigue cumpliendo

          ¡Pues era verdad!.. exclama Pedro… en la primera lectura… ¡Cuántas veces decimos lo mismo respecto a cosas que hemos tenido como falsas.. o no las hemos valorado como verdaderas… Y sin embargo estábamos en un error… Con las personas también nos sucede… que quizás las estemos mirando con un cristal equivocado…

          Pues este día de la Parroquia es una ocasión preciosa para descubrir de alguien alguna cualidad que nos llenará de alegría puesto que en el fondo no somos tan distintos…. Y la fe nos va hermanando mutuamente.. Por lo tanto, esa expresión de Pedro.. ¡era verdad!, nos sirve de acicate para seguir caminando así: reconociendo errores o juicios pasados y abriéndonos a la verdad de siempre.. Porque solo la verdad edifica..

          IGLESIA DE PEDRO Y PABLO

         Y este día ”parroquial”.. lo contemplamos a la luz de Pedro y Pablo.. Es decir, de la Iglesia de Pedro y la Iglesia de Pablo… O mejor, la única Iglesia del Señor, según la estructura orgánica y jerárquica que le dio el Señor al fundarla sobre Pedro .. Y la Iglesia que se ha ido formando al irse sumando las comunidades venidas a la fe por la predicación de Pablo y muchos más, de judíos y gentiles, provenientes de todo el orbe.. como la mañana de Pentecostés acudieron al Cenáculo …

          La Iglesia, pues, contemplada desde el Evangelio es “petrina”.. fundada sobre Pedro.. y el colegio de los Apóstoles… En ella contemplamos unas “notas” que la identifican.. Y así lo confesamos en el credo: “la Iglesia es una, santa, católica y Apostólica”.

          UNA (unida, en comunión… con Pedro y bajo Pedro), SANTA (en su Cabeza y en sus miembros y doctrina, culto y costumbres..), CATOLICA (universal en el tiempo y en el espacio, en razas y culturas, ) y APOSTOLICA (sobre el cimiento de los Apóstoles..)

          PUEBLO DE DIOS

          Recordamos que la palabra “eclessia” hace referencia a la “asamblea” de Israel en el desierto… Esa fue la imagen que fue espejo para la primera comunidad de Jesús … la asamblea que, caminando por el desierto hacia la tierra prometida, era “convocada” a la escucha de la Palabra de Dios por medio de Moisés .. como profeta.. y Aarón como sacerdote.. Por eso la “Eucaristía” es para nosotros la imagen de la “eklessía”, de la “asamblea” reunida a la escucha de la Palabra de Dios… contestando a ella, lo mismo que el pueblo del desierto: “haremos todo lo que ha dicho el Señor”.

          CUERPO DE CRISTO

          Y es también la asamblea que se reúne en torno al “altar” donde se ofrece el Sacrificio.. Y al mismo tiempo la “familia” reunida en torno a la “mesa” para comer el Cordero pascual.. A Juan Pablo II le gustaba hablar de “las dos mesas”.. la mesa de la Palabra y la mesa del Sacramento.. ► En una se recuerdan las maravillas de Dios escritas en la memoria del pueblo y leídas de la Escritura para ser transmitida a los hijos, de generación en generación.. ► Y en la otra, se ofrece el Sacrificio donde Jesús es el Sacerdote, la Victima y el Altar… Como víctima es el Cordero pascual inmolado que comemos en convite divino en la Sagrada Comunión de su Cuerpo y su Sangre..

          La Iglesia aparece así como el “Cuerpo de Cristo”.. donde el sacerdote hace presente a Cristo Cabeza.. y todos los demás, miembros del mismo Cuerpo.. y al servicio del mismo… “la Iglesia se hace  <Cuerpo de Cristo>  alimentándose del Cuerpo de Cristo”, es una fórmula de gran contenido teológico.

          La Eucaristía es también la ocasión de compartir nuestros bienes, entre nosotros y especialmente con los más necesitados. Es algo que hacemos ahora mediante la “colecta”, que hoy está destinada como donativo al Papa para sus obras misionales propias.. Y algo que haremos después compartiendo fraternalmente lo que cada uno haya preparado para obsequiar a los demás. La Iglesia, pues, se edifica desde la Eucaristía.

          MINISTERIOS

          A partir de Pedro… un hito importante en la organización de la Iglesia fue la elección de los diáconos… “No es conveniente que abandonemos la Palabra por el servicio a las mesas.. es necesario que se elijan unos hermanos que se encarguen de ese servicio”… Vemos cómo en la Iglesia primitiva se fueron formando los ministerios que ahora contemplamos.. el del Obispo, presbítero y diácono… Los dos primeros participan del sacerdocio ministerial de Cristo, haciéndolo presente como “Cabeza” en la Eucaristía: el Obispo en primer grado y plenitud .. y los presbíteros en segundo como colaboradores. Los Diáconos al servicio del obispo y las necesidades asistenciales de la Diócesis.

          CONCILIOS

          Otro hito importante en la organización de la Iglesia son los concilios, convocación de todos los obispos para dirimir un asunto importante que necesita un especial discernimiento en el Espíritu Santo, que es quien guía a la Iglesia. El primero, celebrado en Jerusalén, por apóstoles y presbíteros, resolvió la entrada de los gentiles en la Iglesia sin exigirle el cumplimiento de las obligaciones que afectaba al pueblo judío, pero caducadas ya una vez consumada la Segunda y Eterna Alianza llevada a cabo por Cristo Jesús en virtud de su Sangre derramada para el perdón de los pecados.

          Un hecho lamentable, profetizado por el Señor.. fue la ruptura de la unidad por la aparición de herejías que han dividido a la Iglesia a lo largo de los siglos.. Y que ha motivado la convocatoria de sucesivos concilios a lo largo de la historia. El último celebrado ha sido el Vaticano II clausurado en 1965 .. llamado “ecuménico” como aspiración a ser una oportunidad para unir de nuevo a la Iglesia en un solo rebaño.. convocado por el Papa Juan XXIII y con asistencia de todos los Obispos del mundo.. y al que asistieron “observadores” de otras iglesias (Ortodoxa y Anglicana) y comunidades eclesiales de la Reforma promovida por Lutero en el s. XVI (Protestantes). 


          Dado que las rupturas han sido por no aceptar la comunión con Pedro como Primado Y Obispo de Roma.. y roca sobre la cual el Señor edifica “su” Iglesia.. en el Concilio Vaticano I (1870) se definió como Dogma la “infalibilidad” del Papa en cuanto a asuntos de “fe y costumbres”.. Lo que el Papa defina y determine especialmente en esos aspectos, con la autoridad recibida por Pedro directamente de Cristo, como hemos escuchado en el Evangelio… es vinculante y obligatorio para toda la Iglesia… La Infalibilidad no abarca ni se refiere a otros aspectos, en los cuales el Papa es tan falible como cualquiera.. Pero en cuestión de fe y moral… no

          Dentro de esta organización eclesial.. a partir del Vaticano II han surgido los “Sínodos” que son a modo de pequeños concilios.. sobre un tema puntual.. Tienen una preparación de unos dos años.. y una duración de un mes… en una asamblea formada por unos 100 obispos designados por el Papa para dirimir una cuestión a la que toda la Iglesia ha respondido por escrito su opinión y objeciones a algo que se le ha planteado..

          El último Sínodo, celebrado por Francisco en 2015.. ha tenido como fruto la Exhortación Apostólica “Amoris Leticia”.. ”la alegría del amor”.. Un documento sobre la familia donde el Papa ha recogido lo debatido en el Sínodo y su propia aportación personal como Obispo de Roma y responsable pastoral y doctrinal de toda la Iglesia.

          Un hecho entrañable surgido también en la Iglesia.. es el “deseo de ver a Pedro”… Ver al Papa.. es una forma de honrar a Jesucristo en la persona de su Vicario… Espontáneamente, primero los romanos, y después toda la iglesia.. ha peregrinado hacia el sepulcro de Pedro, es decir, la Basílica de San Pedro, el Vaticano..

          Pero además, con el deseo de ver al Papa, poder escuchar sus palabras o bien saludarlo, si es posible.. Seguramente algunos o muchos de vosotros ya habéis estado.. otro todavía no.. No sería extraño que de aquí surgiera algún día una peregrinación, también,.. para ver a Pedro.. después de la deuda de gratitud que tenemos con el Apóstol como titular y honrarlo en la persona de su sucesor..

Eclesiología CARISMATICA

Pero a la luz de Pablo, un Apóstol que surgió no de la comunidad de los Doce.. sino de una iniciativa particular del Señor.. encomendándole una misión.. y dándole una autoridad para llevarla a cabo … es decir, un “carisma”… ha ido surgiendo una eclesiología.. “carismática” podríamos decir… Iniciativas del Espíritu santo… llamando a una persona en concreto.. como en el AT aparecían los Profetas.. y dando lugar a una edificación de la Iglesia.. que la Iglesia de Pedro, la jerarquía, ha tenido primero que discernir su origen.. Y después integrar en la construcción…

          La vida consagrada… con sus diversos fundadores.. las órdenes religiosas.. Los diferentes, antiguos y nuevos movimientos que ha habido, hay, y siguen surgiendo en la Iglesia.. es ese aspecto carismático que la va formando según el sentir de los tiempos.. Y el nuevo hombre que va surgiendo en cada cultura.. Pero en fidelidad a la doctrina de siempre..

          San Pablo, salió al paso de ese mal que rompe y divide.. aplicando a la Iglesia la imagen del “cuerpo”.. que es uno.. con muchos miembros… y todos trabajan no para interés particular, sino para el bien de todo el cuerpo.. Así, todos dependen de todos… Pues en la Iglesia todos dependemos también de todos.. Y “no puede decir el ojo al pie no te necesito.. ni la mano a la boca no te necesito”.. Ni el presbíteros a los laicos no cuento contigo.. .. Ni los seglares a los sacerdotes no os necesitamos…

          INSTITUCION Y CARISMA

          La Iglesia, la Iglesia una, la Iglesia de Cristo.. es Iglesia de Pedro y de Pablo.. es como decíamos ayer, “institución” y “carisma”… Así es la Diócesis.. Y así es la Parroquia.. En ella la “institución” es el Párroco, representante del Obispo, de la autoridad jerárquica en comunión con el Papa… Los “carismas” son las diversas Asociaciones, grupos, hermandades.. que pueden haber en una parroquia y van conformando toda la vida litúrgica, sacramental, formativa y asistencial.. de una verdadera familia al servicio de los hermanos. Aquí tenemos.. y dentro de casa, la Hermandad de Loreto.. un carisma al servicio de la fe.. integrada en la Parroquia.. Y a la que pedimos que aumente los lazos de integración afectiva y efectiva.. para que todos nos reconozcamos hermanos en torno a la mesa de la Eucaristía…

          “La Eucaristía hace la Iglesia.. y la Iglesia hace la Eucaristía”.. Eso quiere decir que la Iglesia, la Parroquia, se edifica desde el Altar.. desde la Misa.. y sobre todo de la misa del domingo, que es institución para Iglesia.. y obligación de todo cristiano .. Y en la Misa nos damos cuenta que somos un cuerpo.. donde todos somos necesarios.. Aquí no sobra nadie.. pero faltan muchos.. Y nos tenemos que ayudar unos a otros colaborando desde los servicios más sencillos.. hasta los que más especializados. Nos encomendamos, pues, a nuestro titular.. para que su protección nos haga fieles y dóciles a las iniciativas que entre nosotros inspire y sugiera el Espíritu Santo.

MARIA… La Virgen es figura y Madre de la Iglesia. La veneramos en la imagen de Ntra Sra de Loreto, acogiéndonos a su maternal intercesión: “Ruega por nosotros..”

José Hachero Alvarez, Párroco

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HOMILÍA PRIMER DÍA DEL TRÍDUO A SAN PEDRO

Queridos hermanos/as:

          Los santos reflejan todos el Rostro de Jesús… porque el Espíritu Santo nos configura a su imagen… Y el Padre ve en los santos el Rostro de su Hijo… Por eso los cristianos somos “hijos de Dios”.. Y por eso Dios Padre nos adopta como hijos porque el “hombre nuevo” que llevamos dentro… nuestro verdadero yo “restaurado” por el Espíritu Santo –“derramado en nuestro corazón”- en virtud de la “gracia” recibida en el Sacramento del Bautismo… “brotada” de la Pasión de Jesús a nuestro favor, … Y directamente de su Corazón, de su “costado abierto” atravesado por la lanza, como vemos al Cristo de la Misericordia que nos preside..

          Porque el “hombre nuevo” –decimos- es “obra de Dios” en nosotros.. gracias también a nuestra “colaboración”, es decir, a nuestra “respuesta” a la gracia… Pero fundamentalmente es “obra de Dios”, la gloria es suya.. Por eso en el Prefacio de la fiesta de los Santos se alaba a Dios diciendo: “al coronar sus méritos coronas tu propia obra”.

          Pedro es una “obra” de Jesús… Pedro, el Cabeza de la Iglesia, como Vicario de Cristo en la Tierra, la “piedra” sobre la cual el Señor edifica “su” Iglesia… Pedro, el Apóstol al que se la ha dado el poder de “atar y desatar” .. es obra de Jesús..

          A partir de Simón, nacido en Betsaida, de Galilea, un pequeño rincón del Imperio Romano… hijo de Juan y hermano de Andrés, yerno de aquella mujer a la que Jesús curó la fiebre.. Y socio de Zebedeo y sus hijos –Santiago y Juan-, en el trabajo de la pesca diaria en Cafarnaum, a la orillas del lago de Genesaret…

          Simón, el pescador, algo mayor que Jesús.. murió en Roma también crucificado, pero boca abajo, como cuenta la tradición.. Y cuyas reliquias se veneran en la cripta, -en un cofre que dice “Pedro está aquí”-, bajo el altar central de la Basílica construida en su honor, en Roma –el Vaticano- .. primer templo de la cristiandad.. Esa fue la obra de Jesús.. en Pedro… Más bien la obra de la misericordia del Padre.. mediante el Espíritu Santo, gracias a la Pasión y muerte del Hijo… En definitiva, del amor de Dios.. de la misericordia de Dios..

          Por eso los santos nos acercan a Jesús.. Porque si le damos la mano a Simón el pescador.. nos encontramos abrazados a Pedro, el primer Papa … Pedro es como un “eslabón” que nos une a Cristo… Porque está muy cerca de El.. Nos abrazamos a la mano de Pedro y vemos que con la otra mano está él sostenido por la de Jesús..

          Este primer día vamos a titularlo “Pedro y Jesús”.. Vamos a ir recordando algunos pasajes que fueron fraguando, anudando, entretejiendo, la relación de amistad- admiración-fervor-cariño-respeto-veneración .. que parece desprenderse, a la luz del Evangelio –los cuatro- de los distintos encuentros, diálogos, acontecimientos y experiencias vividas en común .. Entre el Hijo de Dios, hecho hombre, Jesús de Nazaret… y el pescador de Galilea, Simón, hermano de Andrés.

          En todos ellos “emerge” un “rostro” que los pintores “inspirados” han ido como “adivinando”, con unos rasgos en los cuales es fácil reconocer a Pedro, ya sea como solemne Papa con las llaves del Reino de los cielos en las manos, como pescador admirado ante la pesca milagrosa .. o bien con un surco en las ojeras, debido a las lágrimas derramadas con arrepentimiento y pesar después de haber “negado” tres veces a Cristo, antes que cantara el gallo, en aquella noche tan grabada en su corazón..

          Bastó que se encontrase con la “mirada” de Jesús, para que se desbordara ese manantial de llanto, que expía el pecado y limpia el corazón… Como bastó también la mirada del Maestro cuando a él y a su hermano les dijo “veníos conmigo y os haré pescadores de hombres”.. para que, “al instante, dejándolo todo, le siguieron”.

          Aquella misma noche ya el Señor le había reprochado dos veces el que no hubiera “velado” con Él, -en suprema angustia entre los olivos de Getsemaní- “ni siquiera una hora”… Y poco más tarde, tras haberle cortado la oreja a uno de los que intentaban prender a Jesús en el huerto, el Maestro le dijo: “mete la espada en la vaina, el que a hierro mata a hierro muere”..

          De aquí deducimos, así, de pronto, dos cosas… Primero, que el Señor no dice sólo con las palabras.. también hablan su “silencios”… Y es admirable la fuerza de su mirada.. tanto cuando al mirar a los ojos a un discípulo con cariño .. le dice: “¡sígueme!”… Como cuando a otro con rostro severo reprende o con rostro doliente reprocha…

          Deducimos también que a través de esos relatos, “emerge”, más que el rostro, el “carácter” de Simón, el llamado Pedro. Así lo vemos como: pasional, arrojado, valiente, débil, sincero, pecador, leal, fanfarrón, sencillo, .. Rudo a veces, pero siempre entrañable .. Como, aquellas palabras que dijo a Jesús en un momento de crisis en sus oyentes, que, escandalizados porque Jesús había dicho que “quien no come mi carne y bebe mi sangre no tiene vida eterna” .. se fueron marchando uno tras otro… “¿También vosotros queréis marcharos” –les preguntó Jesús-…. “¿Adonde iríamos, Señor?, -le contestó Pedro, en nombre de los Doce- “Sólo Tú tienes palabras de vida eterna”.

          Encuentros importantes entre Jesús y Pedro.. fueron todos.. Pero destacaríamos, de entre los primeros, aquel momento en que Andrés, que ha conocido a Jesús, en el entorno de Juan el Bautista, le presentó a su hermano, tras haberle dicho: “hemos encontrado al Mesías”… Jesús, se le quedó mirando, con aquella mirada que ve el diamante donde sólo aparece un pedrusco.. y le dijo «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas» - que quiere decir, “Piedra”.

          Mateo repite esta afirmación de Jesús después de la sincera y solemne confesión que hiciera Pedro de Jesús, a aquella pregunta que el Maestro les formuló a los Doce, en Cesarea de Filipo, en los confines de Galilea, en un contexto de retiro y oración: “Y, vosotros, ¿quién decís que soy yo?” … Pedro, inspirado por el Padre, como después le dijo Jesús, contestó: “Tú eres el Cristo, el hijo de Dios vivo”.

          Qué duda cabe que esa escena, tan gloriosa para Pedro, que ha quedado como el núcleo esencial de la fe cristiana, .. seguida de la increpación de Pedro a Jesús, cuando el Salvador comienza a hablar de su pasión y muerte (“.. que .. debía sufrir mucho por parte de los sumos sacerdotes y escribas.. se ejecutado y resucitar… “) .. Continuada por la reprensión de Jesús a Pedro, “¡Apártate de mí, Satanás… tu piensas como los hombre, no como Dios”, es un momento cumbre en la relación de Jesús y Pedro, y por consiguiente, en la vida de ambos. Y, ¡como no!, para nosotros, que somos fruto de la Redención de Jesús y de la fe de Pedro.

          Como también lo fue aquella noche en el lago, cuando Jesús andando sobre las aguas, les dijo, viendo su miedo al creerle un fantasma: “animo, soy Yo, no temáis” … Pedro, arrojado y sincero, le dijo: “Señor, si eres Tú, mándame ir a Ti, andando sobre el agua”¡Ven!, le dijo Jesús… Se bajó Pedro de la barca y comenzó a caminar confuso y admirado. Pero, mirando las olas, le entró miedo, .. surgió el Simón que llevaba dentro, y gritó, nuevamente invadido por el miedo: ¡Señor, sálvame!… Jesús lo agarró diciéndole: ”hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?”. Escena ésta que fue coronada por la confesión amorosa y admirada de todos en la barca, postrados ante Jesús diciéndole: “Verdaderamente eres hijo de Dios”.

          Igualmente memorable aquel día glorioso que siguió al nublado tras la confesión de Cesarea. Jesús subió a orar al monte Tabor, escogiendo como compañeros de subida solo a Pedro, Juan y Santiago, que serán testigos, los tres, de otros momentos entrañables de Jesús.

          En lo alto del monte Jesús

“se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.. Se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con Él. Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: «Señor, bueno es estarnos aquí. Si quieres, haré aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”…

          “Pues no sabía qué responder ya que estaban atemorizados”, añade Lucas a la versión de Mateo de la misma escena, dado que “entraron en la nube y oyeron la voz del Padre: “Este es mi Hijo Amado.. ¡escuchadle!”.       De momento, el Señor les dijo que no contaran a nadie lo que habían visto.. hasta que Él “resucitara de entre los muertos”, lo cual no entendieron ninguno de los tres, preguntándose dentro de sí “qué significaría eso de “resucitar de entre los muertos”. Pero lo “guardaron en el corazón”..

          Y cuando ya resucitado Jesús, hablaban a otros discípulos de Quién era el Señor, al que habían conocido y seguido … y ahora eran sus “testigos ante el pueblo”, narraban la experiencia del Tabor, donde lo contemplaron glorioso y con “el rostro y los vestidos brillantes como la luz”. Así lo hace Pedro en su Segunda Carta: ”Porque recibió de Dios Padre honor y gloria, cuando la sublime Gloria le dirigió esta voz: «Este es mi Hijo muy amado en quien me complazco.» Nosotros mismos escuchamos esta voz, venida del cielo, estando con Él en el monte santo”.

          El Pedro “testigo” de Cristo Resucitado.. es posterior a 3 momentos importantes que voy someramente a resaltar:

          1º La triple negación.   El Simón arrojado y sincero se atreve a decirle a Jesús en el contexto del anuncio de la inminente persecución: «Aunque todos se escandalicen de Ti, yo nunca me escandalizaré». Jesús –comprensivo como siempre- le dijo: «Yo te aseguro: esta misma noche, antes que el gallo cante, me habrás negado tres veces.». Y así fue.

          2º La confirmación del Primado.    Tiene lugar en la misma orilla del lago, testigo de tantas experiencias entre Jesús y los Doce. «Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?» .. «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» .. «Apacienta mis corderos.» .. ¿me amas?» «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» ..Por tercera vez: «¿me quieres?» .. «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.» .. «Apacienta mis ovejas. «En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras.» Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme.»

          3º La venida del Espíritu Santo.    La narra San Lucas en los Hechos de los Apóstoles enmarcada en la fiesta de Pentecostés 50 días después de la Pascua. Los 120 discípulos, entre ellos los 12, reunidos en torno a la Virgen… “De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse”.

          Muchas cosas quedan por decir… como exclama San Juan al final de su Evangelio. Vamos a terminar con una expresión de Pedro en su 1ª Carta a modo de mensaje de nuestro titular:

              “..Habéis sido rescatados de la conducta necia heredada de vuestros padres, no con algo caduco, oro o plata, sino con una sangre preciosa, como de cordero sin tacha y sin mancilla, Cristo, predestinado antes de la creación del mundo y manifestado en los últimos tiempos a causa de vosotros; los que por medio de Él creéis en Dios, que le ha resucitado de entre los muertos y le ha dado la gloria, de modo que vuestra fe y vuestra esperanza estén en Dios”.

José Hachero Alvarez, Párroco

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viernes, 1 de julio de 2016

NUESTRA MADRE ATAVIADA PARA LA ÉPOCA ESTIVAL

Fotos tomadas este pasado miércoles tras la eucaristía con motivo de la festividad del titular del templo,San Pedro apóstol,sede de nuestra corporación.

Como curiosidad la Señora estrena manto de brocado donado por nuestro hermano Daniel Gónzalez y confeccionado por nuestro taller de costura,así mismo luce broche donado por aquella juventud de finales de los 80.










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EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 14º DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C – (3-7-2016)

Lectura del santo evangelio según san Lucas 10,1-12. 17-20


“En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:

- “La mies es abundante y los obreros pocos: rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.

¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino.

Cuando entréis en una casa, decid primero: «Paz a esta casa», y, si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.

Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan: porque el obrero merece su salario.

No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: «Está cerca de vosotros el Reino de Dios».

Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: «Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el Reino de Dios».

Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo.”

Los setenta y dos volvieron muy contentos y le dijeron:

- “Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.”

Él les contestó:

- “Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno. Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.””



SIN MIEDO A LA NOVEDAD

El Papa Francisco está llamando a la Iglesia a salir de sí misma olvidando miedos e intereses propios, para ponerse en contacto con la vida real de las gentes y hacer presente el Evangelio allí donde los hombres y mujeres de hoy sufren y gozan, luchan y trabajan.

Con su lenguaje inconfundible y sus palabras vivas y concretas, nos está abriendo los ojos para advertirnos del riesgo de una Iglesia que se asfixia en una actitud autodefensiva: “cuando la Iglesia se encierra, se enferma”; “prefiero mil veces una Iglesia accidentada a una que esté enferma por encerrarse en sí misma”.

La consigna de Francisco es clara: “La Iglesia ha de salir de sí misma a la periferia, a dar testimonio del Evangelio y a encontrarse con los demás”. No está pensando en planteamientos teóricos, sino en pasos muy concretos: “Salgamos de nosotros mismos para encontrarnos con la pobreza”.

El Papa sabe lo que está diciendo. Quiere arrastrar a la Iglesia actual hacia una renovación evangélica profunda. No es fácil. “La novedad nos da siempre un poco de miedo, porque nos sentimos más seguros, si tenemos todo bajo control, si somos nosotros los que construimos, programamos y planificamos nuestra vida según nuestros esquemas, seguridades y gustos”.

Pero Francisco no tiene miedo a la “novedad de Dios”. En la fiesta de Pentecostés ha formulado a toda la Iglesia una pregunta decisiva a la que tendremos que ir respondiendo en los próximos años: “¿Estamos decididos a recorrer caminos nuevos que la novedad de Dios nos presenta o nos atrincheraremos en estructuras caducas que han perdido la capacidad de respuesta?

No quiero ocultar mi alegría al ver que el Papa Francisco nos llama a reavivar en la Iglesia el aliento evangelizador que Jesús quiso que animara siempre a sus seguidores. El evangelista

Lucas nos recuerda sus consignas. “Poneos en camino”. No hay que esperar a nada. No hemos de retener a Jesús dentro nuestras parroquias. Hay que darlo a conocer en la vida.

“No llevéis bolsas, alforjas ni sandalias de repuesto”. Hay que salir a la vida de manera sencilla y humilde. Sin privilegios ni estructuras de poder. El Evangelio no se impone por la fuerza. Se contagia desde la fe en Jesús y la confianza en el Padre.

Cuando entréis en una casa, decid:”Paz a esta casa”. Esto es lo primero. Dejad a un lado las condenas, curad a los enfermos, aliviad los sufrimientos que hay en el mundo. Decid a todos que Dios está cerca y nos quiere ver trabajando por una vida más humana. Esta es la gran noticia del reino de Dios.

José Antonio Pagola
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