martes, 30 de octubre de 2012

PROGRAMA DE ACTIVIDADES PARA EL CURSO 2012-2013

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Aprobadas en el pasado Cabildo, junto con el Reglamento de Régimen Interno:


Septiembre 2012




Viernes 14.- 19,00 h.- Celebración de la festividad de la Exaltación de la Cruz.

Viernes 21.- 21,00 h.- Cultos semanales

Lunes 24.- Asistencia corporativa a la procesión de la Virgen de la Merced.

Viernes 28.- 21.00 h. Cultos semanales.

 

Octubre 2012

Viernes 5.- Cultos semanales

Viernes 19.- Cultos semanales

Jueves 25.- Cabildo General Ordinario de apertura de curso y Extraordinario de Reglamento de Régimen Interno.

Viernes 26.- Cultos Eucarísticos mensuales.

Lunes 29.- Apertura Taller de costura




Noviembre 2012

Viernes 2.- Cultos semanales

Lunes 5.- Taller de costura

Viernes 9.- Cultos semanales

Lunes 12.- Taller de costura

Viernes 16.- Cultos semanales

Lunes 19.- Taller de costura

Viernes 23.- Cultos semanales

Sábado 24.- Eucaristía por los hermanos difuntos.

Lunes 26.- Taller de costura.

Viernes 30.- Cultos Eucarísticos mensuales.




Diciembre 2012

Viernes 7.- Primer día del Triduo de Gloria

Sábado 8.- Segundo día del Triduo de Gloria

Domingo 9.- Tercer día del Triduo de Gloria

Lunes 10.- Función Solemne en la Festividad de Ntra. Sra. de Loreto y posterior convivencia.

Viernes 14.- Cultos semanales

Lunes 17.- Taller de costura

Viernes 21.- Cultos semanales

Sábado 22.- Visita a las Reparadoras

Viernes 28.- Cultos Eucarísticos mensuales y de acción de gracias por el nuevo año

Domingo 30.- Cena de la familia lauretana

 

Enero 2013

Viernes 4.- Cultos semanales

Lunes 7.- Taller de costuras

Viernes 11.- Cultos semanales

Lunes 14.- Taller de costuras

Viernes 18.- Cultos semanales

Lunes 21.- Taller de costuras

Viernes 25.- Cultos Eucarísticos mensuales

Lunes 28.- Taller de costuras.



Febrero 2013


Viernes 1.- Cultos semanales 

Lunes 4.- Taller de costuras 

Viernes 8.- Cultos semanales 

Lunes 11.- Taller de costuras 

Miércoles 13.- Miércoles de cenizas. Besamanos al Santo Ecce-Homo. 

Viernes 15.- Ejercicio del Vía-Crucis. 

Lunes 18.- Taller de costuras. 

Viernes 22.- Ejercicio del Vía-Crucis. 

Domingo 24.- Besamanos a Nuestra Señora de Loreto en su Soledad. 

Lunes 25.- Taller de costuras. 




Marzo 2013


Viernes 1.- Ejercicio del Vía-Crucis

Lunes 4.- Taller de costuras

Martes 5.
- Primer día del Quinario Penitencial

Miércoles 6.- Segundo día del Quinario Penitencial.

Jueves 7.- Tercer día del Quinario Penitencial.

Viernes 8.- Cuarto día del Quinario Penitencial.

Sábado 9.
- Último día del Quinario Penitencial. Recepción canónica de los nuevos hermanos y procesión claustral con S.D.M.

Domingo 10.- Función Principal de Instituto y almuerzo de Hermandad

Lunes 11.- Taller de costuras.

Jueves 14.- Cabildo General Ordinario de salida procesional.

Viernes 15.- Ejercicio del Vía-Crucis.

Lunes 18.- Taller de costuras.

Viernes 22.- Viernes de Dolores. Rezo de la Corona Dolorosa.

Domingo 23.- Domingo de Ramos. Recepción corporativa a la Hermandad de la Coronación a su paso por nuestra sede.

Lunes 24.- Lunes Santo. Recepción corporativa a la Hermandad de la Paz a su paso por nuestra sede.

Miércoles 26.- Miércoles Santo. Recepción corporativa a la Hermandad del Consuelo a su paso por nuestra sede.

Viernes 29.
- Viernes Santo. Recepción corporativa a la Hermandad de la Sentencia a su paso por nuestra sede y Estación Penitencial en la catedral.

Sábado 30.
- Sábado Santo. Participación en la ceremonia del Pésame a la Virgen organizada en nuestra sede y en la Vigilia Pascual.

 

Abril 2013

Viernes 5.- Cultos semanales en acción de gracias por los beneficios espirituales de la Estación Penitencial y posterior convivencia.

Viernes 12.- Cultos semanales

Viernes 19.- Cultos semanales

Viernes 26.- Cultos Eucarísticos mensuales

 

Mayo 2013

Viernes 5.- Cultos semanales

Viernes 10.- Convivencia de Feria.

Viernes 17.- Cultos semanales

Viernes 24.- Cultos semanales

Sábado 25.- Taller infantil y Ofrenda floral

Viernes 31.- Primer viernes del Tríptico Eucarístico

 

Junio 2013

Domingo 2.- Asistencia corporativa a la procesión del Corpus Christi.

Viernes 7.- Segundo viernes del Tríptico Eucarístico.

Viernes 14.- Último viernes del Tríptico Eucarístico.

Domingo 16.- Peregrinación mariana de final de curso.

Lunes 17.- Cabildo general ordinario de cierre de curso y cuentas.





*A partir del Cabildo de cierre los viernes de junio y julio el templo permanecerá abierto de 20,30 h. a 21,30 h. para que los hermanos y devotos puedan acercarse a rezar ante nuestros Sagrados Titulares.


*En el mes de agosto no habrá actividad retomándose el viernes 6 de septiembre con la reunión preparatoria de la festividad de la Exaltación de la Cruz y del inicio al curso 2013-2014.


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SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS (1-11-2012)

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El texto evangélico es de Mt 5, 1-12a y dice lo siguiente:


“En aquel tiempo, al ver Jesús a la multitud, subió al monte. Se sentó y se le acercaron los discípulos. Tomó la palabra y los instruyó en estos términos: Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten, os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos pues vuestra recompensa será grande en el cielo.”


* La santidad es una forma de ser y estar en el mundo, asumiendo el amor, las bienaventuranzas.
Las bienaventuranzas son, por tanto, el camino a seguir para ser semejantes a Cristo, para alcanzar la santidad.
Todos estamos llamados a la santidad. Y santidad no consiste sólo en hacer grandes cosas, sino en hacer bien las pequeñas cosas de cada día.
La santidad es el cielo que baja a la tierra. La santidad es experimentar la alegría de saberse amado de Dios.


* Dios nos ofrece la posibilidad de ser santos, pero ello conlleva poner nuestra vida en sus manos, dejarnos conducir por él.
La recompensa futura que nos promete es grande, sin embargo, en el presente la situación parece contradictoria: llorar, sufrir, trabajar... Seguirle requiere un esfuerzo concienzudo, porque lo que vale, cuesta.
Pero merece la pena, con tal de llegar a ser felices y bienaventurados con Cristo, como los santos que nos precedieron.


* Hoy la Iglesia conmemora a todos los santos del mundo, a los que fueron, a los que son y a los que serán, a los conocidos y a los anónimos, a todas las personas que pasaron por el mundo haciendo el bien, y gozan ya de la felicidad eterna, y a las que siguen haciendo de su vida un testimonio del amor de Dios.
Esta gran asamblea de todos los santos, que son un estímulo y un ejemplo para nosotros, viene hoy a testimoniar la verdad de las bienaventuranzas: fueron dichosos en la tierra en medio de sufrimientos; y son plenamente felices en el cielo. ¡Que un día me cuente entre ellos!


* María, hoy por tu intercesión y por la intercesión de todos los santos, pido a tu Hijo por esta Iglesia peregrina en la tierra, para que siguiendo su ejemplo y encontrándonos con Él, consigamos que el amor sea la razón de nuestra vida.



Estos puntos ayudan a iniciar la reflexión, a partir de ahora esperamos vuestras aportaciones que nos abran nuevos horizontes y nos acerquen a una comprensión más completa de la Palabra.
Muchas gracias a todos por vuestra participación.

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viernes, 26 de octubre de 2012

LOTERÍA NAVIDAD 2012

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El pasado jueves y tras los dos Cabildos celebrados en nuestra sede dio comienzo la venta de la Lotería de Navidad de nuestra hermandad en el 2012.

Este año jugamos el número 41.758, que propios y extraños han catalogado de "bonito", por lo que no dudamos de que tiene bastantes posibilidades de llevarse algún premio.

Como siempre, toda aquella persona interesada en adquirir participaciones, o bien en colaborar con la hermandad en la venta de las mismas, puede ponerse en contacto con nuestro tesorero, Daniel Castañeda, cualquier viernes por la noche durante los cultos que celebramos la hermandad, o mediante la dirección de correo electrónico: tesoreria@hermandaddeloreto.org

Muchas gracias a todos por colaborar y mucha suerte.





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EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 30º DEL TIEMPO ORDINARIO (28-10-2012)

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El texto evangélico es de Mc 10, 46-52 y dice lo siguiente:


“En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: -¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí! Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más fuerte: ---¡Hijo de David, ten compasión de mí! Jesús se detuvo y dijo: ---Llamadlo. Llamaron al ciego diciéndole: -¡Ánimo, levántate, que te llama! Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo: -¿Qué quieres que haga por ti? El ciego le contestó: -Maestro, que pueda ver. Jesús le dijo: -Anda, tu fe te ha curado. Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.”


* Jesús se encuentra hoy con un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. La ceguera indica la falta de luz; las tinieblas por el pecado; la oscuridad de quien no conoce a Jesus; el enfriamiento de la fe; las crisis o momentos de duda y turbación, cuando se deja de ver lo que hasta el momento parecía claro. El borde del camino indica que no se está de lleno en el camino, en el seguimiento; que no se está comprometido del todo. Pidiendo limosna indica que se pide y se conforma uno con migajas, que aun no se ha descubierto que Jesús es la riqueza completa.
Pero este ciego sabe aprovechar los demás recursos de que dispone: el oído. Por las voces del gentío reconoce que es Jesús quien se aproxima. De la conciencia de nuestra limitación nace la petición. Bartimeo suplica compasión al “hijo de David”. Aunque no ve , reconoce por lo que Jesús suscita a su alrededor, una señal de que es el Mesías esperado y anunciado por los profetas, y se acerca a Él.
La multitud intenta acallarlo cuando empieza a gritar. La compañía humana a veces nos impulsa al seguimiento a Jesús y a veces nos aparta. Ante la presencia de Jesús, Bartimeo sabe que ha de responder de manera personal y por ello no se queda en silencio, grita más hasta que Jesús le manda llamar.
Cuando somos llamados a la presencia del Señor, debemos acudir aprisa y sin anteponer nada, como el ciego, que da un salto abandonando el manto, que era cuanto poseía. Y así se hace totalmente disponible para la acción de Dios.
Jesús le pregunta qué quiere que haga por él. Esa es una pregunta que siempre encontramos en la oración, porque el Señor ha venido a salvarnos, se ha puesto a nuestro servicio para rescatarnos del pecado y darnos la felicidad.
La respuesta de Bartimeo, breve pero precisa, es un modelo para nosotros. Quiere ver, porque es lo que verdaderamente le falta: reconoce su necesidad, aunque Jesús ya la conocía. Dice San Agustín que “Dios conoce nuestras necesidades. Somos nosotros los que tenemos que presentárselas para no olvidar que las padecemos”. Jesús también espera que nosotros le hablemos; no hace falta que le digamos muchas palabras, ni que andemos con rodeos, pero sí que lo que pidamos sea verdadero.
El Señor le libra del mal, más allá de la curación física, salva toda su persona. Y el que estaba sentado, ahora se pone a seguirle por el camino. Esta es el compromiso, el paso final tras el encuentro con Jesús.


* Sólo cuando te encuentras con Jesús, de tú a tú, le sigues por el camino, te haces discípulo.
¿Dónde te encuentras actualmente? ¿Le sigues ya?


* Señor, hijo de David, ten compasión de mí, que soy un pecador. Señor, dame vista y dame vida. Señor, que pueda ver la magnitud de mis pecados y la infinidad de tu amor. Y responda con mi amor a tus atenciones.


* María, ayúdanos a responder a la llamada de tu Hijo, a que pasemos de las tinieblas a la luz. Que podamos abrir las puertas y ventanas de nuestras almas para que esa luz entre a raudales y nos penetre del todo.



Estos puntos ayudan a iniciar la reflexión, a partir de ahora esperamos vuestras aportaciones que nos abran nuevos horizontes y nos acerquen a una comprensión más completa de la Palabra.
Muchas gracias a todos por vuestra participación.

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jueves, 25 de octubre de 2012

HOY CELEBRAMOS DOS CABILDOS Y MAÑANA CULTOS MENSUALES A JESÚS SACRAMENTADO

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Como ya hemos ido avisando desde hace días,hoy Jueves celebraremos CABILDO GENERAL DE APERTURA DE CURSO  en nuestra sede canónica de la Parroquia del Apóstol San Pedro, a las 20,45 h. en primera convocatoria y 21,15 h. en segunda y última,

A la finalización de este Cabildo celebraremos CABILDO GENERAL EXTRAORDINARIO con un único punto del Orden del día:

+ Aprobación, si procede, del REGLAMENTO DE RÉGIMEN INTERNO DE LA HERMANDAD.

Un reglamento que se convertirá en un instrumento útil para el buen funcionamiento de la Hermandad a la hora de fijar un criterio justo y equitativo en todo aquello que, siendo necesario de organizar, no viene recogido en los Estatutos.

Por otro lado mañana viernes,,último de mes, reiniciaremos nuestros CULTOS MENSUALES EN HONOR Y GLORIA DE JESUS SACRAMENTADO.

El culto a la Eucaristía es el centro de la vida del cristiano, nuestro Hermandad siempre ha tenido presente ese culto al Cristo vivo del Sagrario en sus cultos, tanto semanales como en aquellos otros que marcan las Reglas. Pero de un tiempo a esta parte este fervor Eucarístico que nos ampara se ha incrementado de forma evidente, haciéndose patente en la notable presencia Eucarística que contiene la actividad de la Hermandad todo el año. Motivo por el cual hacemos un llamamiento para que esa presencia en torno a Jesús Sacramentado se acreciente aún más, reuniéndonos todos los hermanos de Loreto junto al mismo Dios que nos espera realmente presente, todos los días y en especial para este Hermandad, cada último viernes de mes, en el sublime misterio de la Eucaristía.

Nuestra mensual cita con Jesús Sacramentado, será como es habitual cada últimos viernes de mes, a las nueve de la noche, dentro de nuestros tradicionales cultos semanales y estará presidido por nuestro Director Espiritual Rvdo. P. D. Luis Delgado Serrano. Si nuestra condición de cofrade nos compromete a la participación activa en los cultos organizados por la Hermandad,a la llamada de Cristo ,vivo y realmente presente en la Eucaristía no debemos faltar nunca.

¡Hermano, Cristo nos llama! ¡Que no hagamos oidos sordos a su llamada! El siempre acude cuando lo necesitamos y hoy hace falta como cristianos y como cofrades que demostremos, con nuestra asistencia a los cultos en honor de Jesús Sacramentado, cuales son las prioridades de nuestra vida.

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miércoles, 24 de octubre de 2012

NUESTRO HERMANO MARCO A. VELO RECUERDA A ENRIQUE RODRÍGUEZ EN SU BLOG "DIARIO INCOFESO"

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Cuando las cosas vienen mal dadas, cuando los remoquetes más aciagos del destino cierran filas en torno a una misma fecha, cuando los requerimientos de las lágrimas colectivas tocan a retreta, cuando las pedanías de la tristeza se conectan e interconectan por callejuelas secundarias, entonces sólo nos resta apretar los dientes, aguantar el temporal, racionalizar los exabruptos de la naturaleza, desintonizar la programación contra natura y compadecer y auxiliar anímicamente a los protagonistas directos o indirectos del infortunio. En apenas una semana los cofrades de las Cinco Llagas hemos asistido al entierro del padre de una aquí anónima hermana veterana, a la fatal noticia del asentamiento de la universal enfermedad innombrable en el seno de otra cofrade bastante joven, al fallecimiento –a la edad de veintitrés años- del hijo de un cofrade entregado y bueno como el pan de Dios, y asimismo el óbito de la madre del sacerdote jerezano –ligado a esta cofradía del Silencio Blanco por espirituales y catequéticos motivos- Pablo Gómez Mateos.

Al alba sería… cuando hoy recae sobre nuestra sesera otra triste nueva: la muerte del diácono –y cofrade de Loreto y la Clemencia- Enrique Rodríguez. ¡Qué lástima, me cachis la mar! Un pinchazo en la espina dorsal de la esperanza a manos llenas sostenida por la entrañable gente de San Pedro. Enrique –tan dicharachero de pensamiento, tan sosegado de planteamiento- de continuo ubicó su personalidad en el altozano de una inteligencia práctica e incluso pragmática. A la manera de la sinfónica poética filosófica de Gerardo Diego. Enrique o su imantación evangélica. Orondo de blanca sonrisa, postulaba sin reticencias el debate siempre democratizado del sentido común. ¿Su lenguaje? La relatividad de los juicios extremos y la coherencia del humor. Un humor que, a la manera de las vanguardias literarias, derivaba en el optimismo de las ideas.

Enrique era colosal en la viñeta de su arraigada intelectualidad: nunca increpaba, siempre razonaba. Chisposo, movilizador, filosóficamente paródico, purgativo de costras convencionales, exultante de vitalismo, de biorritmo, ¿de neologismo? Su Evangelio estaba como formateado con un centón de recuadros del mejor guionista gráfico de la Biblia ilustrada para adultos del siglo XXI: como un Mingote al cristiano servicio de su bullente cotidianidad social. Todo en él era Cristo según el guiño de la referencia explícita o el regate corto de la parábola a tiempo o el bote pronto de una pirueta doctrinal sencilla y rotunda. Nunca saboreó la cicuta avinagrada de las medias verdades. Me agradaba de Enrique su desdramatización de los posibles ringorrangos ajenos. Su témpera conductual, su temperatura visual: ojo avizor y ojo clínico bajo una mirada serena, humilde y simpaticona. Hago referencia a los ojos de Enrique porque eran algo así como el hisopo constante de su poder comunicativo. Expresión y retina para un mismo mensaje.

Me atrajo, sí, su modo de mezclarse –de actuar y de interactuar- con la acción parroquial, con la solidaridad a la recíproca, con la invisible aflicción del procomún. Veía más allá de lo meramente visible y sin embargo no se empachaba de proclamas dogmáticas sino muy al contrario: salpicaba su derredor con un discurso sugestivo y convincente y moderado y calmoso y transparente como las aguas del lago Changhu. Solía estar en el espacio preciso. Así como cantó el poeta: “Desde un lugar que aprendo / a registrar cada mañana, vuelvo / sobre mis pasos y te aguardo / allí donde estoy solo”.

No concibió la vida como un pringoso Valle de Lágrimas –en razón a los desafueros de la patología humana- sino como un edén en marcha, en constante y sonante construcción (donde los operarios del apostolado de Jesús han de sembrar sin trabas la sementera del amor, de la conciliación, de la tipografía del corpus christi). Tomarse con Enrique una cerveza -¿una en singular? Más bien dos, tres…- hacía las veces de expurgo mental, de antídoto formal. De refresquería vitamínica. Ha muerto cuando el rictus del cansancio físico ya había hecho mella en su rostro. Cuando por el contrario el diagnóstico médico prometía mejores desenlaces. Cuando el salvoconducto de los recuerdos -¿verdad que sí, Inma?- refrescaba una memoria poblada de versos y de besos, de Ferias disfrutadas con sus hermanos lauretanos, de cultos revividos en la dermis de la Palabra de Dios, de risas y más risas, de romerías con la Virgen del Rocío como alfa y omega de una vocación descifrable y definitiva, de penúltimas acciones pastorales en Guadalcacín, de Viernes Santos estacionados al hilo y al pabilo del testimonio penitencial.

Era lector asiduo de mi blog ‘Diario Inconfeso’. Porque se reconocía “en el pensamiento barroco”. Un honor para este servidor proviniendo además de un conceptista como Enrique Rodríguez. No ha mucho coincidimos los cuatro hermanos Velo en una caseta de la desmemoria allá cuando la Feria del Caballo otra vez llegaba “en mayo con sabor a primavera”. Lo pasamos en grande las cinco parejas. Nos dieron las tantas. Entonces Enrique –jersey anudado al cuello, mano sobre nuestros hombros, confidencias al raso- nos dijo aquello de “la vida está justificada en estos ratitos”. Tu vida, mi querido Enrique, está justificada en todos los ratitos que, pieza a pieza como un puzle de trascendencia, han compuesto el decálogo de verdades de quien Dios puso en Jerez, en los barrios de San Pedro y San Benito, a nuestro servicio. Un servicio que, insisto, vio más allá de lo puramente visible. Un servicio que abominó de la razón de la fuerza. Un servicio que siempre sonreía al prójimo como un decálogo de cariño. ¡Gracias, Enrique, por haber existido! ¡Tú sí que fuiste sal de la tierra y luz del mundo!


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INTERESANTE DOCUMENTO GRÁFICO DE LOS AÑOS CINCUENTA

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Con suma alegría os mostramos hoy esta interesantísima foto que nos envía nuestro hermano Francisco Acosta desde Canarias.Según él mismo,está fechada en el año 1957 ,uno justo después de estrenar las capas en el hábito nazareno.Pertenecería por tanto a nuestra cuarta Estación Penitencial por las calles jerezanas de nuestra corta historia de por aquel entonces.
Como curiosidad podemos comprobar que recoge justamente la salida de la Cofradía de la Parroquia de San Pedro,observemos que la cruz de guía es la de la Hermandad de la Oración en el Huerto,detalle que hasta el momento desconocíamos,creyéndose que con la que se salió esos primeros años hasta los 90 era la anterior a la actual.Destacar igualmente que los faroles parecen que son los que se conservan en la parroquia, aunque muy deteriorados, y que se utilizaban para la procesión de impedidos.
 Nos comenta nuestro hermano Paco que a esta foto le guarda un gran cariño, ya que en la misma están su padre,que tiene la mano sobre el pecho, y su tío y padrino José García Andrade,que tiene la mano abierta y mira de frente a la cámara.

Tan sólo nos queda agradecer a este hermano su desinteresada y valiosa contribución para con la historia de nuestra Hermandad y animar a todo aquel que pudiera poseer algún documento gráfico similar a este, tenga a bien el compartirlo con nuestro blog y por tanto con el resto de hermanos lauretanos.



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martes, 23 de octubre de 2012

ESTE JUEVES CELEBRAREMOS DOS CABILDOS

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Estimado hermano:

De orden del Sr. Hermano Mayor y según establecen nuestros vigentes Estatutos, tengo el honor de convocarle al CABILDO GENERAL DE APERTURA DE CURSO que celebrará nuestra Hermandad el próximo día 25 de octubre, jueves, del presente año, en nuestra sede canónica de la Parroquia del Apóstol San Pedro, a las 20,45 h. en primera convocatoria y 21,15 h. en segunda y última, con arreglo al siguiente Orden del día:

1º) Lectura del acta anterior y su aprobación si procede.

2º) Programa de actividades para el ejercicio 2012-2013.

3º) Proyectos de la Hermandad para el ejercicio 2012-2013.

4º) Ruegos y preguntas.


A la finalización de este Cabildo celebraremos CABILDO GENERAL EXTRAORDINARIO con un único punto del Orden del día:

+ Aprobación, si procede, del REGLAMENTO DE RÉGIMEN INTERNO DE LA HERMANDAD.

Lo que le comunico a los efectos de citación, recordándole que todos los hermanos mayores de 18 de años, con al menos un año de antigüedad en la Hermandad y que hayan realizado la Recepción Canónica tienen el derecho y el deber de asistir a los Cabildos Generales.


Que Dios Nuestro Señor, que por su Santa Cruz redimió al mundo, y la Santísima Virgen de Loreto en su Soledad guarden a Vd. Muchos años.

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lunes, 22 de octubre de 2012

CARTA DE NUESTRO HERMANO MAYOR

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Carta recientemente enviada a los hermanos junto con las citaciones para los dos Cabildos que celebraremos, Dios Mediante,este Jueves :


Estimado hermano/a:

Junto a la citación de los Cabildos Generales que celebraremos (D.m.) el próximo día 25 de octubre en el cual trataremos temas de interés para todos los hermanos, es mi deseo dirigirme a ti de forma personal a fin de trasladarte una serie de inquietudes de la Junta de Gobierno.

De cara al nuevo curso son muchos los proyectos que, de contar con suficientes recursos humanos y materiales podrían abordarse con garantía de éxito, pero para ello es necesaria la implicación de todos, absolutamente todos, los hermanos y hermanas. Conservar y engrandecer nuestro patrimonio, emprender un plan serio de formación, potenciar la acción social por medio de nuestra Bolsa de caridad, fomentar la convivencia y dignificar aún más nuestros cultos y actos piadosos, son objetivos que la Junta de Gobierno no puede ni desea asumir en solitario, por el que hago una llamada a la reflexión personal para analizar si verdaderamente cumplimos con nuestras obligaciones para con la Hermandad y participamos asiduamente en la vida de la misma. No he de recordarte la importancia que tiene la presencia de los hermanos en cuantos actos se organizan en especial aquellos que tienen como fin el culto a nuestros venerados titulares y la adoración al inefable Misterio de la Eucaristía, una obligación como cristiano que debería ser absolutamente prioritaria y fundamental en la vida de los cofrades de Loreto.

Múltiples son los actos que la Junta de Gobierno ha programado para el nuevo curso, algunos ya consolidados y otros que necesitan de mayor respuesta por parte de los hermanos. Seguimos notando la carencia de vuestra cercanía en los cultos Eucarísticos de último viernes de mes, así como en las intenciones que se le dedica a cada hermano en los cultos de cada viernes, ausencias que verdaderamente nos extraña por cuanto se trata de pedir por las necesidades personales, con nombre y apellidos, de cada uno de los hermanos y de sus familiares.

Te invito a que no falte tu presencia en estos cultos semanales y, especialmente, en este Cabildo de apertura de curso y el posterior Cabildo extraordinario, en el que entre otros asuntos queremos poner en marcha una serie de iniciativas que nos ayuden a alcanzar grandes logros. Presentaremos, junto al programa de actos y proyectos para el nuevo curso, el tan necesario Reglamento de Régimen Interno y daremos a conocer el interesante programa formativo que ha organizado la Parroquia de San Pedro con motivo del Año de la Fe.

La pertenencia a nuestra Cofradía es un motivo de orgullo para todos y cada uno de nosotros, pero esa pertenencia nos obliga a asumir con diligencia su compromiso con ella. Tu presencia activa es lo que definitivamente hará crecer la Hermandad. Confío en poder saludarte personalmente el próximo día 25 de octubre.


Un fraternal abrazo de tu Hermano Mayor.

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sábado, 20 de octubre de 2012

FALLECIMIENTO DE NUESTRO HERMANO ENRIQUE RODRÍGUEZ

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Esta madrugada nos ha dejado inesperadamente D. Enrique Rodríguez Salas, diácono permanente y cofrade de las Hermandades de la Clemencia y Loreto.Enrique se encontraba ya en su casa ante la mejora que había mostrado hace días tras haber sufrido un hictus a finales del mes de Julio.

En nombre de la Junta de Gobierno y de la Hermandad entera es nuestro deseo enviar el más sincero pésame en estos momentos tan difíciles a la familia de nuestro hermano,pidiendo a Nuestra Madre de Loreto y a su Divino Hijo lo acoja en su seno.

El sepelio se llevará a cabo, Dios Mediante, este Domingo en la Parroquia de San Juan de Ávila y en horario de 9:00 de la mañana .

Rogamos encarecidamente una oración por su eterno descanso.Descansa en Paz hermano.

                            

jueves, 18 de octubre de 2012

OREMOS POR EL PRONTO RESTABLECIMIENTO DE D. ANTONIO LIMA

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Nos informan que el sacerdote D. Antonio Lima Torrado,Consilario Diocesano de Vida Ascendente y vecino nuestro en el edificio donde tenemos ubicada la Casa de Hermandad,anexo a la Parroquia,se encuentra delicado de salud en estos días.Rogamos encarecidamente a todos una oración por su pronta mejoría,pidiendo que la Virgen y su Hijo agilicen su recuperación y podamos tenerlo entre nosotros lo antes posible.


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EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 29º DEL TIEMPO ORDINARIO (21-10-2012)

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JORNADA MUNDIAL POR LA EVANGELIZACIÓN DE LOS PUEBLOS (DOMUND)


El texto evangélico es de Mc 10, 35-45 y dice lo siguiente:


“En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: -Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir. Les preguntó: -¿Qué queréis que haga por vosotros? Le respondieron: -Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda. Jesús replicó: -No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar? Ellos respondieron: -Lo somos. Jesús les dijo: -El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizareis con el bautismo con que yo me voy a bautizar; pero el sentarse a mi derecha y a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado. Los otros diez, al oír aquello, se indignaron con Santiago y Juan. Jesús, reuniéndolos, les dijo: -Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del Hombre no ha venido a que le sirvan, sino a servir y dar su vida en rescate por todos.” 


* Jesús enseña hoy el verdadero sentido del poder. Poder no es control, dominio o superioridad; es servir con alegría. Solemos tener tendencia a dominar, a imponer nuestras ideas o métodos, a intentar ejercer cierta autoridad; la tentación de la grandeza siempre nos ronda. Pero Jesús invierte los criterios de grandeza y de honor, insistiendo en la palabra “servir”. El hombre alcanza la propia plenitud sólo en la entrega de sí para un servicio total. Ésta fue la misión de Jesús y ésta debe ser la nuestra.


* Señor, en esta jornada misionera del Domund, pongo ante tus ojos la vida y la entrega de tantos miles de cristianos, religiosos, sacerdotes, laicos, que, lejos de las ambiciones terrenas, son capaces de beber cada día el cáliz de la pobreza, de la soledad, de la lejanía de los suyos. Han sido enviados a servir a los pobres y a dar su vida por su salvación. Concédenos, que cada uno desde nuestro ambiente, podamos vivir ese espíritu misionero que recibimos en nuestro bautismo.


* María, esclava de Dios y servidora de los hombres, infunde en nosotros tu espíritu de servicio que nos lleva a imitar a tu Hijo en este valle de lagrimas.


Estos puntos ayudan a iniciar la reflexión, a partir de ahora esperamos vuestras aportaciones que nos abran nuevos horizontes y nos acerquen a una comprensión más completa de la Palabra.
Muchas gracias a todos por vuestra participación.

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miércoles, 17 de octubre de 2012

LA JUNTA DE 1995

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Aunque esta misma foto la publicamos en este Blog en mayo de 2009,hemos visto conveniente volverla a sacar a la luz como continuación de las entradas recientemente publicadas de otras Juntas de Gobierno en legislaturas pasadas.
La instantánea en cuestión es un recorte de periódico,que nos envío gentilmente el hermano Jesús Soto,y en el que aparece una foto de la Junta de Gobierno que salió elegida tras el correspondiente Cabildo en el año 95 y que tras un disputado proceso electoral en donde por primera vez en la historia de nuestra cofradía concurrían dos candidatos al puesto de Hermano Mayor, salió elegido D. Antonio Berro.De arriba a abajo y de izquierda a derecha: D. Jesús Soto Romero,D. Alberto Saldaña Corrales,Jesús Delgado Brito,Rvdo. Padre D. Fernando Rueda Cantarero,D. José Martínez Campaña,D. Pedro Simón Rodríguez Martínez,D. Antonio Delgado Sánchez,D.Antonio Berro Flores (Hno Mayor) , D. José Martínez Romero y D. Julio César Jiménez Morales (no aparece).

Durante el mandato de legislatura a esta Junta le toca vivir y decidir entre otras cosas:

-El estreno de los actuales faldones del paso y lámparas votivas para la capilla de nuestra Madre.
-Aprobación en Cabildo durante su mandato de la realización del actual Estandarte.
-La toma de decisión en contar con la Capilla musical "Ciudad de Jerez" interpretando motetes antiguos delante del paso procesional ante la opción de la Banda Municipal de Jerez de no acompañar en Semana Santa a las Hermandades .
-Aparte reseñar como puntos positivos, que esta Junta, aún con sus diferencias de criterios con la otra candidatura,continuó con el largo caminar de la Cofradía hacia esa linea estética y evangelizadora que hasta entonces se había logrado duramente conseguir.En la calle el sello del añorado clacisismo se acentuó aún más y además se continuó contando con la labor de Jesús Tamayo como vestidor indiscutible de la Virgen.

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ESTE DOMINGO NUESTRA IGLESIA CELEBRA EL DOMUND

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La Jornada Mundial de las Misiones adquiere este año un significado especial. Está enmarcada en la celebración del 50 aniversario del comienzo del Concilio Vaticano II, la apertura del Año de la Fe y el Sínodo de los Obispos sobre la nueva evangelización. Las tres celebraciones suponen una afirmación solemne, como dice el Papa, de la voluntad de la Iglesia de comprometerse con más valor en la misión ad gentes, para que el Evangelio llegue hasta los confines de la tierra.

Continuamente el magisterio de la Iglesia insiste en el mandamiento misionero, que Cristo ha confiado a sus discípulos y que es un compromiso de todo el Pueblo de Dios, porque los hombres que esperan a Cristo siguen siendo un número inmenso. El mandato de Jesús de predicar el Evangelio implica todas las actividades de la Iglesia, todos sus sectores, todo su ser y su hacer. Es el paradigma de todas las actividades eclesiales y de la misma identidad de la Iglesia, constituida por la fe en el misterio de Dios, revelado en Cristo, y por la misión de testimoniarlo y anunciarlo al mundo.

La Iglesia es consciente de que la complejidad de la situación actual requiere nuevo ardor evangelizador y nuevas formas para poder comunicar eficazmente la Palabra de Dios. Exige, sobre todo, el testimonio de una firme adhesión de fe personal y comunitaria al Evangelio de Jesucristo. No cabe duda de que, actualmente, uno de los mayores obstáculos para el impulso de la evangelización es la crisis de fe.

La celebración del Domund, de este año, no es solo compromiso de solidaridad y colaboración con quienes trabajan fuera de nuestras fronteras en la tarea de la evangelización. Es también llamada a todos los cristianos a dejarse evangelizar, a abrirse al Evangelio, a adherirse más fielmente a Jesucristo. El compromiso de transmitir la fe pasa inexorablemente por la propia conversión y evangelización, por un seguimiento más coherente de Jesús. La misión ad gentes nos exige promover una nueva evangelización de las comunidades y países de antigua tradición cristiana, que están perdiendo la referencia de Dios, para volver a descubrir el entusiasmo y la alegría de creer.



Eugenio Alburquerque Frutos
Salesiano

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domingo, 14 de octubre de 2012

BOLSA DE CARIDAD "PADRE ANSELMO"

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Hacemos un llamamiento a todos los lectores de este Blog para que, dentro de sus posibilidades, se animen a colaborar con la Bolsa de Caridad de nuestra Cofradía,cada uno con lo que buenamente pueda,como de todos es sabido,las necesidades son muchas,cada día más.Como buen devoto de nuestra Madre de Loreto,hazte socio colaborador.
Si necesitas más información al respecto,ponte en contacto con este blog o bien con el Diputado de Caridad de nuestra Junta de Gobierno, Víctor M. Velo  victorvelog@yahoo.es
Gracias,Ella te lo agradecerá como siempre.


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BODA DE NUESTRO HERMANO MARCO A. VELO Y ESPERANZA VILLENA‏

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Marco Antonio Velo García y Esperanza Villena Bernal contrajeron el pasado mes de Julio matrimonio en la iglesia de San Marcos de Jerez de la Frontera. La ceremonia fue bendecida por el arzobispo castrense don Juan del Río. Su Santidad el Papa Benedicto XVI envió una bendición papal a los contrayentes. Asimismo presidieron la ceremonia el deán de la Santa Iglesia Catedral don Antonio López, el dominico don Vicente Cudeiro, el sacerdote don Pablo Gómez y los marianistas don Rafael Iglesias y don Antonio Pacheco. Sirvieron en el altar Eusebio y Daniel Castañeda. La novia lucía un precioso vestido diseñado por Rosa Clará, una antiquísima tiara en plata de ley de finales del XIX y el velo formado por una mantilla de encaje de chantillí. El novio –así como la práctica totalidad de los caballeros asistentes- vestía el clásico chaqué. Ejerció de madrina María del Carmen García Herrera y de padrino Víctor Manuel Velo. La ceremonia –solemnísima desde el punto de vista litúrgico- estuvo ilustrada musicalmente por Ángel Hortas Rodríguez-Pascual (órgano y tenor), Inmaculada Almeida (soprano), José David Guillén (trompeta), Antonio Torres (saxofón y percusión) y María Jesús Durán (órgano). Los novios fueron velados con una mantilla/rostrillo de Nuestra Señora de la Esperanza de la Yedra y un cordón/cíngulo de Nuestro Padre Jesús de la Vía-Crucis. Un total de 26 testigos rubricaron al final del enlace. A continuación el aperitivo, cena y barra libre –servido por Catering Las Vides- se celebró en el Complejo de Ocio Cortijo de Ducha. Marco A. y Esperanza disfrutaron de su Luna de Miel en un crucero por el Mediterráneo que recorrería las más importantes ciudades de Italia, Francia, Túnez y Mónaco.
Tan sólo desde este Blog desear al reciente matrimonio muchas Felicidades en esta nueva e ilusionante andadura juntos. 

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viernes, 12 de octubre de 2012

HOY COMIENZAN LOS ACTOS DE CELEBRACIÓN EN LA PARROQUÍA POR EL AÑO DE LA FE

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Hoy a las 19 horas y en nuestra parroquia de San Pedro,se dará comienzo con una Solemne Eucaristía en honor a la Virgen de Pilar,los actos previstos por la celebración del Año de la Fe, proclamado por el Papa Benedicto XVI, comenzó ayer 11 de octubre de 2012, en el 50 aniversario de la inauguración del Concilio Vaticano II y concluirá el 24 de noviembre de 2013, en la Solemnidad de Cristo Rey del Universo.

Al anunciar el Año de la Fe, el Papa dijo que este tiempo busca "dar un renovado impulso a la misión de toda la Iglesia, para conducir a los hombres lejos del desierto en el cual muy a menudo se encuentran en sus vidas a la amistad con Cristo que nos da su vida plenamente". Benedicto XVI convocó al Año de la Fe con la Carta apostólica Porta fidei del 11 de octubre de 2011,la cual se encuentra publicada en una entrada en el Blog anterior a esta.

A continuación os mostramos el amplio e interesante Calendario de actos con motivo de este Año de la Fe se celebrará en nuestra Parroquia durante todo este año y parte del que viene:



Para verlas más claramente,pincha en cada imagen

CARTA APOSTÓLICA "PORTA FIDEI" DE BENEDICTO XVI CON LA QUE SE CONVOCA EL AÑO DE LA FE

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1. «La puerta de la fe» (cf. Hch 14, 27), que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida. Éste empieza con el bautismo (cf. Rm 6, 4), con el que podemos llamar a Dios con el nombre de Padre, y se concluye con el paso de la muerte a la vida eterna, fruto de la resurrección del Señor Jesús que, con el don del Espíritu Santo, ha querido unir en su misma gloria a cuantos creen en él (cf. Jn 17, 22). Profesar la fe en la Trinidad –Padre, Hijo y Espíritu Santo– equivale a creer en un solo Dios que es Amor (cf. 1 Jn 4, 8): el Padre, que en la plenitud de los tiempos envió a su Hijo para nuestra salvación; Jesucristo, que en el misterio de su muerte y resurrección redimió al mundo; el Espíritu Santo, que guía a la Iglesia a través de los siglos en la espera del retorno glorioso del Señor.

2. Desde el comienzo de mi ministerio como Sucesor de Pedro, he recordado la exigencia de redescubrir el camino de la fe para iluminar de manera cada vez más clara la alegría y el entusiasmo renovado del encuentro con Cristo. En la homilía de la santa Misa de inicio del Pontificado decía: «La Iglesia en su conjunto, y en ella sus pastores, como Cristo han de ponerse en camino para rescatar a los hombres del desierto y conducirlos al lugar de la vida, hacia la amistad con el Hijo de Dios, hacia Aquel que nos da la vida, y la vida en plenitud»[1]. Sucede hoy con frecuencia que los cristianos se preocupan mucho por las consecuencias sociales, culturales y políticas de su compromiso, al mismo tiempo que siguen considerando la fe como un presupuesto obvio de la vida común. De hecho, este presupuesto no sólo no aparece como tal, sino que incluso con frecuencia es negado[2]. Mientras que en el pasado era posible reconocer un tejido cultural unitario, ampliamente aceptado en su referencia al contenido de la fe y a los valores inspirados por ella, hoy no parece que sea ya así en vastos sectores de la sociedad, a causa de una profunda crisis de fe que afecta a muchas personas.

3. No podemos dejar que la sal se vuelva sosa y la luz permanezca oculta (cf. Mt 5, 13-16). Como la samaritana, también el hombre actual puede sentir de nuevo la necesidad de acercarse al pozo para escuchar a Jesús, que invita a creer en él y a extraer el agua viva que mana de su fuente (cf. Jn4, 14). Debemos descubrir de nuevo el gusto de alimentarnos con la Palabra de Dios, transmitida fielmente por la Iglesia, y el Pan de la vida, ofrecido como sustento a todos los que son sus discípulos (cf. Jn 6, 51). En efecto, la enseñanza de Jesús resuena todavía hoy con la misma fuerza: «Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna» (Jn6, 27). La pregunta planteada por los que lo escuchaban es también hoy la misma para nosotros: «¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?» (Jn 6, 28). Sabemos la respuesta de Jesús: «La obra de Dios es ésta: que creáis en el que él ha enviado» (Jn 6, 29). Creer en Jesucristo es, por tanto, el camino para poder llegar de modo definitivo a la salvación.

4. A la luz de todo esto, he decidido convocar un Año de la fe. Comenzará el 11 de octubre de 2012, en el cincuenta aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, y terminará en la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, el 24 de noviembre de 2013. En la fecha del 11 de octubre de 2012, se celebrarán también los veinte años de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, promulgado por mi Predecesor, el beato Papa Juan Pablo II,[3]con la intención de ilustrar a todos los fieles la fuerza y belleza de la fe. Este documento, auténtico fruto del Concilio Vaticano II, fue querido por el Sínodo Extraordinario de los Obispos de 1985 como instrumento al servicio de la catequesis[4], realizándose mediante la colaboración de todo el Episcopado de la Iglesia católica. Y precisamente he convocado la Asamblea General del Sínodo de los Obispos, en el mes de octubre de 2012, sobre el tema de La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana. Será una buena ocasión para introducir a todo el cuerpo eclesial en un tiempo de especial reflexión y redescubrimiento de la fe. No es la primera vez que la Iglesia está llamada a celebrar un Año de la fe. Mi venerado Predecesor, el Siervo de Dios Pablo VI, proclamó uno parecido en 1967, para conmemorar el martirio de los apóstoles Pedro y Pablo en el décimo noveno centenario de su supremo testimonio. Lo concibió como un momento solemne para que en toda la Iglesia se diese «una auténtica y sincera profesión de la misma fe»; además, quiso que ésta fuera confirmada de manera «individual y colectiva, libre y consciente, interior y exterior, humilde y franca»[5]. Pensaba que de esa manera toda la Iglesia podría adquirir una «exacta conciencia de su fe, para reanimarla, para purificarla, para confirmarla y para confesarla»[6]. Las grandes transformaciones que tuvieron lugar en aquel Año, hicieron que la necesidad de dicha celebración fuera todavía más evidente. Ésta concluyó con la Profesión de fe del Pueblo de Dios[7], para testimoniar cómo los contenidos esenciales que desde siglos constituyen el patrimonio de todos los creyentes tienen necesidad de ser confirmados, comprendidos y profundizados de manera siempre nueva, con el fin de dar un testimonio coherente en condiciones históricas distintas a las del pasado.

5. En ciertos aspectos, mi Venerado Predecesor vio ese Año como una «consecuencia y exigencia postconciliar»[8], consciente de las graves dificultades del tiempo, sobre todo con respecto a la profesión de la fe verdadera y a su recta interpretación. He pensado que iniciar el Año de la fecoincidiendo con el cincuentenario de la apertura del Concilio Vaticano II puede ser una ocasión propicia para comprender que los textos dejados en herencia por los Padres conciliares, según las palabras del beato Juan Pablo II, «no pierden su valor ni su esplendor. Es necesario leerlos de manera apropiada y que sean conocidos y asimilados como textos cualificados y normativos del Magisterio, dentro de la Tradición de la Iglesia. […] Siento más que nunca el deber de indicar el Concilio como la gran gracia de la que la Iglesia se ha beneficiado en el siglo XX. Con el Concilio se nos ha ofrecido una brújula segura para orientarnos en el camino del siglo que comienza»[9]. Yo también deseo reafirmar con fuerza lo que dije a propósito del Concilio pocos meses después de mi elección como Sucesor de Pedro: «Si lo leemos y acogemos guiados por una hermenéutica correcta, puede ser y llegar a ser cada vez más una gran fuerza para la renovación siempre necesaria de la Iglesia»[10].

6. La renovación de la Iglesia pasa también a través del testimonio ofrecido por la vida de los creyentes: con su misma existencia en el mundo, los cristianos están llamados efectivamente a hacer resplandecer la Palabra de verdad que el Señor Jesús nos dejó. Precisamente el Concilio, en la Constitución dogmática Lumen gentium, afirmaba: «Mientras que Cristo, “santo, inocente, sin mancha” (Hb 7, 26), no conoció el pecado (cf. 2 Co 5, 21), sino que vino solamente a expiar los pecados del pueblo (cf. Hb 2, 17), la Iglesia, abrazando en su seno a los pecadores, es a la vez santa y siempre necesitada de purificación, y busca sin cesar la conversión y la renovación. La Iglesia continúa su peregrinación “en medio de las persecuciones del mundo y de los consuelos de Dios”, anunciando la cruz y la muerte del Señor hasta que vuelva (cf. 1 Co 11, 26). Se siente fortalecida con la fuerza del Señor resucitado para poder superar con paciencia y amor todos los sufrimientos y dificultades, tanto interiores como exteriores, y revelar en el mundo el misterio de Cristo, aunque bajo sombras, sin embargo, con fidelidad hasta que al final se manifieste a plena luz»[11].
En esta perspectiva, el Año de la fe es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo. Dios, en el misterio de su muerte y resurrección, ha revelado en plenitud el Amor que salva y llama a los hombres a la conversión de vida mediante la remisión de los pecados (cf. Hch 5, 31). Para el apóstol Pablo, este Amor lleva al hombre a una nueva vida: «Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, lo mismo que Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva» (Rm 6, 4). Gracias a la fe, esta vida nueva plasma toda la existencia humana en la novedad radical de la resurrección. En la medida de su disponibilidad libre, los pensamientos y los afectos, la mentalidad y el comportamiento del hombre se purifican y transforman lentamente, en un proceso que no termina de cumplirse totalmente en esta vida. La «fe que actúa por el amor» (Ga 5, 6) se convierte en un nuevo criterio de pensamiento y de acción que cambia toda la vida del hombre (cf. Rm 12, 2;Col 3, 9-10; Ef 4, 20-29; 2 Co 5, 17).

7. «Caritas Christi urget nos» (2 Co 5, 14): es el amor de Cristo el que llena nuestros corazones y nos impulsa a evangelizar. Hoy como ayer, él nos envía por los caminos del mundo para proclamar su Evangelio a todos los pueblos de la tierra (cf. Mt 28, 19). Con su amor, Jesucristo atrae hacia sí a los hombres de cada generación: en todo tiempo, convoca a la Iglesia y le confía el anuncio del Evangelio, con un mandato que es siempre nuevo. Por eso, también hoy es necesario un compromiso eclesial más convencido en favor de una nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe. El compromiso misionero de los creyentes saca fuerza y vigor del descubrimiento cotidiano de su amor, que nunca puede faltar. La fe, en efecto, crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo. Nos hace fecundos, porque ensancha el corazón en la esperanza y permite dar un testimonio fecundo: en efecto, abre el corazón y la mente de los que escuchan para acoger la invitación del Señor a aceptar su Palabra para ser sus discípulos. Como afirma san Agustín, los creyentes «se fortalecen creyendo»[12]. El santo Obispo de Hipona tenía buenos motivos para expresarse de esta manera. Como sabemos, su vida fue una búsqueda continua de la belleza de la fe hasta que su corazón encontró descanso en Dios.[13]Sus numerosos escritos, en los que explica la importancia de creer y la verdad de la fe, permanecen aún hoy como un patrimonio de riqueza sin igual, consintiendo todavía a tantas personas que buscan a Dios encontrar el sendero justo para acceder a la «puerta de la fe».
Así, la fe sólo crece y se fortalece creyendo; no hay otra posibilidad para poseer la certeza sobre la propia vida que abandonarse, en un in crescendo continuo, en las manos de un amor que se experimenta siempre como más grande porque tiene su origen en Dios.

8. En esta feliz conmemoración, deseo invitar a los hermanos Obispos de todo el Orbe a que se unan al Sucesor de Pedro en el tiempo de gracia espiritual que el Señor nos ofrece para rememorar el don precioso de la fe. Queremos celebrar este Año de manera digna y fecunda. Habrá que intensificar la reflexión sobre la fe para ayudar a todos los creyentes en Cristo a que su adhesión al Evangelio sea más consciente y vigorosa, sobre todo en un momento de profundo cambio como el que la humanidad está viviendo. Tendremos la oportunidad de confesar la fe en el Señor Resucitado en nuestras catedrales e iglesias de todo el mundo; en nuestras casas y con nuestras familias, para que cada uno sienta con fuerza la exigencia de conocer y transmitir mejor a las generaciones futuras la fe de siempre. En este Año, las comunidades religiosas, así como las parroquiales, y todas las realidades eclesiales antiguas y nuevas, encontrarán la manera de profesar públicamente el Credo.

9. Deseamos que este Año suscite en todo creyente la aspiración a confesar la fe con plenitud y renovada convicción, con confianza y esperanza. Será también una ocasión propicia para intensificar la celebración de la fe en la liturgia, y de modo particular en la Eucaristía, que es «la cumbre a la que tiende la acción de la Iglesia y también la fuente de donde mana toda su fuerza»[14]. Al mismo tiempo, esperamos que el testimonio de vida de los creyentes sea cada vez más creíble. Redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada[15], y reflexionar sobre el mismo acto con el que se cree, es un compromiso que todo creyente debe de hacer propio, sobre todo en este Año.
No por casualidad, los cristianos en los primeros siglos estaban obligados a aprender de memoria el Credo. Esto les servía como oración cotidiana para no olvidar el compromiso asumido con el bautismo. San Agustín lo recuerda con unas palabras de profundo significado, cuando en unsermón sobre la redditio symboli, la entrega del Credo, dice: «El símbolo del sacrosanto misterio que recibisteis todos a la vez y que hoy habéis recitado uno a uno, no es otra cosa que las palabras en las que se apoya sólidamente la fe de la Iglesia, nuestra madre, sobre la base inconmovible que es Cristo el Señor. […] Recibisteis y recitasteis algo que debéis retener siempre en vuestra mente y corazón y repetir en vuestro lecho; algo sobre lo que tenéis que pensar cuando estáis en la calle y que no debéis olvidar ni cuando coméis, de forma que, incluso cuando dormís corporalmente, vigiléis con el corazón»[16].

10. En este sentido, quisiera esbozar un camino que sea útil para comprender de manera más profunda no sólo los contenidos de la fe sino, juntamente también con eso, el acto con el que decidimos de entregarnos totalmente y con plena libertad a Dios. En efecto, existe una unidad profunda entre el acto con el que se cree y los contenidos a los que prestamos nuestro asentimiento. El apóstol Pablo nos ayuda a entrar dentro de esta realidad cuando escribe: «con el corazón se cree y con los labios se profesa» (cf. Rm 10, 10). El corazón indica que el primer acto con el que se llega a la fe es don de Dios y acción de la gracia que actúa y transforma a la persona hasta en lo más íntimo.
A este propósito, el ejemplo de Lidia es muy elocuente. Cuenta san Lucas que Pablo, mientras se encontraba en Filipos, fue un sábado a anunciar el Evangelio a algunas mujeres; entre estas estaba Lidia y el «Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo» (Hch 16, 14). El sentido que encierra la expresión es importante. San Lucas enseña que el conocimiento de los contenidos que se han de creer no es suficiente si después el corazón, auténtico sagrario de la persona, no está abierto por la gracia que permite tener ojos para mirar en profundidad y comprender que lo que se ha anunciado es la Palabra de Dios.
Profesar con la boca indica, a su vez, que la fe implica un testimonio y un compromiso público. El cristiano no puede pensar nunca que creer es un hecho privado. La fe es decidirse a estar con el Señor para vivir con él. Y este «estar con él» nos lleva a comprender las razones por las que se cree. La fe, precisamente porque es un acto de la libertad, exige también la responsabilidad social de lo que se cree. La Iglesia en el día de Pentecostés muestra con toda evidencia esta dimensión pública del creer y del anunciar a todos sin temor la propia fe. Es el don del Espíritu Santo el que capacita para la misión y fortalece nuestro testimonio, haciéndolo franco y valeroso.
La misma profesión de fe es un acto personal y al mismo tiempo comunitario. En efecto, el primer sujeto de la fe es la Iglesia. En la fe de la comunidad cristiana cada uno recibe el bautismo, signo eficaz de la entrada en el pueblo de los creyentes para alcanzar la salvación. Como afirma elCatecismo de la Iglesia Católica: «“Creo”: Es la fe de la Iglesia profesada personalmente por cada creyente, principalmente en su bautismo. “Creemos”: Es la fe de la Iglesia confesada por los obispos reunidos en Concilio o, más generalmente, por la asamblea litúrgica de los creyentes. “Creo”, es también la Iglesia, nuestra Madre, que responde a Dios por su fe y que nos enseña a decir: “creo”, “creemos”»[17].
Como se puede ver, el conocimiento de los contenidos de la fe es esencial para dar el propioasentimiento, es decir, para adherirse plenamente con la inteligencia y la voluntad a lo que propone la Iglesia. El conocimiento de la fe introduce en la totalidad del misterio salvífico revelado por Dios. El asentimiento que se presta implica por tanto que, cuando se cree, se acepta libremente todo el misterio de la fe, ya que quien garantiza su verdad es Dios mismo que se revela y da a conocer su misterio de amor[18].
Por otra parte, no podemos olvidar que muchas personas en nuestro contexto cultural, aún no reconociendo en ellos el don de la fe, buscan con sinceridad el sentido último y la verdad definitiva de su existencia y del mundo. Esta búsqueda es un auténtico «preámbulo» de la fe, porque lleva a las personas por el camino que conduce al misterio de Dios. La misma razón del hombre, en efecto, lleva inscrita la exigencia de «lo que vale y permanece siempre»[19]. Esta exigencia constituye una invitación permanente, inscrita indeleblemente en el corazón humano, a ponerse en camino para encontrar a Aquel que no buscaríamos si no hubiera ya venido[20]. La fe nos invita y nos abre totalmente a este encuentro.

11. Para acceder a un conocimiento sistemático del contenido de la fe, todos pueden encontrar en el Catecismo de la Iglesia Católica un subsidio precioso e indispensable. Es uno de los frutos más importantes del Concilio Vaticano II. En la Constitución apostólica Fidei depositum, firmada precisamente al cumplirse el trigésimo aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, el beato Juan Pablo II escribía: «Este Catecismo es una contribución importantísima a la obra de renovación de la vida eclesial... Lo declaro como regla segura para la enseñanza de la fe y como instrumento válido y legítimo al servicio de la comunión eclesial»[21].
Precisamente en este horizonte, el Año de la fe deberá expresar un compromiso unánime para redescubrir y estudiar los contenidos fundamentales de la fe, sintetizados sistemática y orgánicamente en el Catecismo de la Iglesia CatólicaEn efecto, en él se pone de manifiesto la riqueza de la enseñanza que la Iglesia ha recibido, custodiado y ofrecido en sus dos mil años de historia. Desde la Sagrada Escritura a los Padres de la Iglesia, de los Maestros de teología a los Santos de todos los siglos, el Catecismo ofrece una memoria permanente de los diferentes modos en que la Iglesia ha meditado sobre la fe y ha progresado en la doctrina, para dar certeza a los creyentes en su vida de fe.
En su misma estructura, el Catecismo de la Iglesia Católica presenta el desarrollo de la fe hasta abordar los grandes temas de la vida cotidiana. A través de sus páginas se descubre que todo lo que se presenta no es una teoría, sino el encuentro con una Persona que vive en la Iglesia. A la profesión de fe, de hecho, sigue la explicación de la vida sacramental, en la que Cristo está presente y actúa, y continúa la construcción de su Iglesia. Sin la liturgia y los sacramentos, la profesión de fe no tendría eficacia, pues carecería de la gracia que sostiene el testimonio de los cristianos. Del mismo modo, la enseñanza del Catecismo sobre la vida moral adquiere su pleno sentido cuando se pone en relación con la fe, la liturgia y la oración.

12. Así, pues, el Catecismo de la Iglesia Católica podrá ser en este Año un verdadero instrumento de apoyo a la fe, especialmente para quienes se preocupan por la formación de los cristianos, tan importante en nuestro contexto cultural. Para ello, he invitado a la Congregación para la Doctrina de la Fe a que, de acuerdo con los Dicasterios competentes de la Santa Sede, redacte una Nota con la que se ofrezca a la Iglesia y a los creyentes algunas indicaciones para vivir esteAño de la fe de la manera más eficaz y apropiada, ayudándoles a creer y evangelizar.
En efecto, la fe está sometida más que en el pasado a una serie de interrogantes que provienen de un cambio de mentalidad que, sobre todo hoy, reduce el ámbito de las certezas racionales al de los logros científicos y tecnológicos. Pero la Iglesia nunca ha tenido miedo de mostrar cómo entre la fe y la verdadera ciencia no puede haber conflicto alguno, porque ambas, aunque por caminos distintos, tienden a la verdad[22].

13. A lo largo de este Año, será decisivo volver a recorrer la historia de nuestra fe, que contempla el misterio insondable del entrecruzarse de la santidad y el pecado. Mientras lo primero pone de relieve la gran contribución que los hombres y las mujeres han ofrecido para el crecimiento y desarrollo de las comunidades a través del testimonio de su vida, lo segundo debe suscitar en cada uno un sincero y constante acto de conversión, con el fin de experimentar la misericordia del Padre que sale al encuentro de todos.
Durante este tiempo, tendremos la mirada fija en Jesucristo, «que inició y completa nuestra fe» (Hb12, 2): en él encuentra su cumplimiento todo afán y todo anhelo del corazón humano. La alegría del amor, la respuesta al drama del sufrimiento y el dolor, la fuerza del perdón ante la ofensa recibida y la victoria de la vida ante el vacío de la muerte, todo tiene su cumplimiento en el misterio de su Encarnación, de su hacerse hombre, de su compartir con nosotros la debilidad humana para transformarla con el poder de su resurrección. En él, muerto y resucitado por nuestra salvación, se iluminan plenamente los ejemplos de fe que han marcado los últimos dos mil años de nuestra historia de salvación.
Por la fe, María acogió la palabra del Ángel y creyó en el anuncio de que sería la Madre de Dios en la obediencia de su entrega (cf. Lc 1, 38). En la visita a Isabel entonó su canto de alabanza al Omnipotente por las maravillas que hace en quienes se encomiendan a Él (cf. Lc 1, 46-55). Con gozo y temblor dio a luz a su único hijo, manteniendo intacta su virginidad (cf. Lc 2, 6-7). Confiada en su esposo José, llevó a Jesús a Egipto para salvarlo de la persecución de Herodes (cf. Mt 2, 13-15). Con la misma fe siguió al Señor en su predicación y permaneció con él hasta el Calvario (cf. Jn19, 25-27). Con fe, María saboreó los frutos de la resurrección de Jesús y, guardando todos los recuerdos en su corazón (cf. Lc 2, 19.51), los transmitió a los Doce, reunidos con ella en el Cenáculo para recibir el Espíritu Santo (cf. Hch 1, 14; 2, 1-4).
Por la fe, los Apóstoles dejaron todo para seguir al Maestro (cf. Mt 10, 28). Creyeron en las palabras con las que anunciaba el Reino de Dios, que está presente y se realiza en su persona (cf.Lc 11, 20). Vivieron en comunión de vida con Jesús, que los instruía con sus enseñanzas, dejándoles una nueva regla de vida por la que serían reconocidos como sus discípulos después de su muerte (cf. Jn 13, 34-35). Por la fe, fueron por el mundo entero, siguiendo el mandato de llevar el Evangelio a toda criatura (cf. Mc 16, 15) y, sin temor alguno, anunciaron a todos la alegría de la resurrección, de la que fueron testigos fieles.
Por la fe, los discípulos formaron la primera comunidad reunida en torno a la enseñanza de los Apóstoles, la oración y la celebración de la Eucaristía, poniendo en común todos sus bienes para atender las necesidades de los hermanos (cf. Hch 2, 42-47).
Por la fe, los mártires entregaron su vida como testimonio de la verdad del Evangelio, que los había trasformado y hecho capaces de llegar hasta el mayor don del amor con el perdón de sus perseguidores.
Por la fe, hombres y mujeres han consagrado su vida a Cristo, dejando todo para vivir en la sencillez evangélica la obediencia, la pobreza y la castidad, signos concretos de la espera del Señor que no tarda en llegar. Por la fe, muchos cristianos han promovido acciones en favor de la justicia, para hacer concreta la palabra del Señor, que ha venido a proclamar la liberación de los oprimidos y un año de gracia para todos (cf. Lc 4, 18-19).
Por la fe, hombres y mujeres de toda edad, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida (cf.Ap 7, 9; 13, 8), han confesado a lo largo de los siglos la belleza de seguir al Señor Jesús allí donde se les llamaba a dar testimonio de su ser cristianos: en la familia, la profesión, la vida pública y el desempeño de los carismas y ministerios que se les confiaban.
También nosotros vivimos por la fe: para el reconocimiento vivo del Señor Jesús, presente en nuestras vidas y en la historia.

14. El Año de la fe será también una buena oportunidad para intensificar el testimonio de la caridad. San Pablo nos recuerda: «Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de ellas es la caridad» (1 Co 13, 13). Con palabras aún más fuertes —que siempre atañen a los cristianos—, el apóstol Santiago dice: «¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Podrá acaso salvarlo esa fe? Si un hermano o una hermana andan desnudos y faltos de alimento diario y alguno de vosotros les dice: “Id en paz, abrigaos y saciaos”, pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así es también la fe: si no se tienen obras, está muerta por dentro. Pero alguno dirá: “Tú tienes fe y yo tengo obras, muéstrame esa fe tuya sin las obras, y yo con mis obras te mostraré la fe”» (St 2, 14-18).
La fe sin la caridad no da fruto, y la caridad sin fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda. La fe y el amor se necesitan mutuamente, de modo que una permite a la otra seguir su camino. En efecto, muchos cristianos dedican sus vidas con amor a quien está solo, marginado o excluido, como el primero a quien hay que atender y el más importante que socorrer, porque precisamente en él se refleja el rostro mismo de Cristo. Gracias a la fe podemos reconocer en quienes piden nuestro amor el rostro del Señor resucitado. «Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis» (Mt 25, 40): estas palabras suyas son una advertencia que no se ha de olvidar, y una invitación perenne a devolver ese amor con el que él cuida de nosotros. Es la fe la que nos permite reconocer a Cristo, y es su mismo amor el que impulsa a socorrerlo cada vez que se hace nuestro prójimo en el camino de la vida. Sostenidos por la fe, miramos con esperanza a nuestro compromiso en el mundo, aguardando «unos cielos nuevos y una tierra nueva en los que habite la justicia» (2 P 3, 13; cf. Ap 21, 1).

15. Llegados sus últimos días, el apóstol Pablo pidió al discípulo Timoteo que «buscara la fe» (cf. 2 Tm 2, 22) con la misma constancia de cuando era niño (cf. 2 Tm 3, 15). Escuchemos esta invitación como dirigida a cada uno de nosotros, para que nadie se vuelva perezoso en la fe. Ella es compañera de vida que nos permite distinguir con ojos siempre nuevos las maravillas que Dios hace por nosotros. Tratando de percibir los signos de los tiempos en la historia actual, nos compromete a cada uno a convertirnos en un signo vivo de la presencia de Cristo resucitado en el mundo. Lo que el mundo necesita hoy de manera especial es el testimonio creíble de los que, iluminados en la mente y el corazón por la Palabra del Señor, son capaces de abrir el corazón y la mente de muchos al deseo de Dios y de la vida verdadera, ésa que no tiene fin.
«Que la Palabra del Señor siga avanzando y sea glorificada» (2 Ts 3, 1): que este Año de la fehaga cada vez más fuerte la relación con Cristo, el Señor, pues sólo en él tenemos la certeza para mirar al futuro y la garantía de un amor auténtico y duradero. Las palabras del apóstol Pedro proyectan un último rayo de luz sobre la fe: «Por ello os alegráis, aunque ahora sea preciso padecer un poco en pruebas diversas; así la autenticidad de vuestra fe, más preciosa que el oro, que, aunque es perecedero, se aquilata a fuego, merecerá premio, gloria y honor en la revelación de Jesucristo; sin haberlo visto lo amáis y, sin contemplarlo todavía, creéis en él y así os alegráis con un gozo inefable y radiante, alcanzando así la meta de vuestra fe; la salvación de vuestras almas» (1 P1, 6-9). La vida de los cristianos conoce la experiencia de la alegría y el sufrimiento. Cuántos santos han experimentado la soledad. Cuántos creyentes son probados también en nuestros días por el silencio de Dios, mientras quisieran escuchar su voz consoladora. Las pruebas de la vida, a la vez que permiten comprender el misterio de la Cruz y participar en los sufrimientos de Cristo (cf.Col 1, 24), son preludio de la alegría y la esperanza a la que conduce la fe: «Cuando soy débil, entonces soy fuerte» (2 Co 12, 10). Nosotros creemos con firme certeza que el Señor Jesús ha vencido el mal y la muerte. Con esta segura confianza nos encomendamos a él: presente entre nosotros, vence el poder del maligno (cf. Lc 11, 20), y la Iglesia, comunidad visible de su misericordia, permanece en él como signo de la reconciliación definitiva con el Padre.
Confiemos a la Madre de Dios, proclamada «bienaventurada porque ha creído» (Lc 1, 45), este tiempo de gracia.


Dado en Roma, junto a San Pedro, el 11 de octubre del año 2011, séptimo de mi Pontificado.

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jueves, 11 de octubre de 2012

EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 28º DEL TIEMPO ORDINARIO (14-10-2012)

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El texto evangélico es de Mc 10, 17-30 y dice lo siguiente:


“En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó: -Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar vida eterna? Jesús le respondió: -¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonios, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre. Él le contestó: -Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño. Jesús lo miró con cariño y le dijo: -Una cosa te falta: anda, vende cuanto tienes y dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo; después sígueme. A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste; pues era muy rico. Jesús mirando alrededor, dijo a sus discípulos: -Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el Reino de Dios. Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús se les quedó mirando y les dijo: -Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios. Ellos quedaron espantados y se decían: -Entonces, ¿quién puede salvarse? Jesús se les quedó mirando y les dijo: -Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo. Pedro entonces le dijo: -Mira, nosotros hemos dejado todo y te hemos seguido. Jesús le contestó: -Os aseguro que todo el que deje casa o hermanos o hermanas o madre o padre o hijos o campos por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más (casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones), y en la edad futura, vida eterna.”

* Jesús establece hoy un paralelismo entre las riquezas y el bien de seguirle a él. El rico es un hombre angustiado, que va buscando la solución al problema de asegurarse la vida definitiva. Acierta acercándose a Jesús y arrodillándose ante Él, reconociendo así que sólo en Jesús se puede encontrar la respuesta adecuada.
Luego pregunta a Jesús qué debe hacer para alcanzar la vida eterna. El maestro le recuerda los mandamientos, sobre todo los referidos al prójimo: la condición mínima para alcanzar la vida eterna está en no ser injustos con los demás. Pero la vida no se reduce sólo al cumplimiento de esos preceptos. Hay algo más: encontrarse con Jesús y seguirle.
Y este seguimiento de Jesús requiere una actitud de desapego, de generosidad, de disponibilidad, que no se daba en el joven rico. El joven, seguro de su pasado, teme el futuro que le ofrece Jesús, teme desprenderse de sus seguridades; y así, el deseo de vida eterna queda ahogado. El joven elige el camino de la tristeza.


* Señor, Maestro bueno, gracias por tu mirada cariñosa y por tu invitación a seguirte en el desprendimiento. Hazme de los tuyos aunque a veces parezca que no te conozca, o que tengo otros intereses, o que mi seguimiento es a medio gas. Afiánzame en tus palabras. ¡No permitas tú, para quien nada hay imposible, que yo frunza el ceño y me aparte de ti arrastrado por los bienes efímeros de este mundo que pasa!


* María, Madre de la fe y de la disponibilidad total, ayúdame a dejarlo todo para que pueda seguir a tu Hijo aceptando lo que Él quiera darme, incluidas las dificultades.



Estos puntos ayudan a iniciar la reflexión, a partir de ahora esperamos vuestras aportaciones que nos abran nuevos horizontes y nos acerquen a una comprensión más completa de la Palabra.
Muchas gracias a todos por vuestra participación.

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lunes, 8 de octubre de 2012

CARTA CITANDO A SENDOS CABILDOS A LOS HERMANOS

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Reproducimos la carta que se ha enviado a los hermanos desde la Secretaría de la Hermandad y que recibiréis próximamente :


Estimado hermano:

De orden del Sr. Hermano Mayor y según establecen nuestros vigentes Estatutos, tengo el honor de convocarle al CABILDO GENERAL DE APERTURA DE CURSO que celebrará nuestra Hermandad el próximo día 25 de octubre, jueves, del presente año, en nuestra sede canónica de la Parroquia del Apóstol San Pedro, a las 20,45 h. en primera convocatoria y 21,15 h. en segunda y última, con arreglo al siguiente Orden del día:

1º) Lectura del acta anterior y su aprobación si procede.

2º) Programa de actividades para el ejercicio 2012-2013.

3º) Proyectos de la Hermandad para el ejercicio 2012-2013.

4º) Ruegos y preguntas.


A la finalización de este Cabildo celebraremos CABILDO GENERAL EXTRAORDINARIO con un único punto del Orden del día:

+ Aprobación, si procede, del REGLAMENTO DE RÉGIMEN INTERNO DE LA HERMANDAD.

Lo que le comunico a los efectos de citación, recordándole que todos los hermanos mayores de 18 de años, con al menos un año de antigüedad en la Hermandad y que hayan realizado la Recepción Canónica tienen el derecho y el deber de asistir a los Cabildos Generales.


Que Dios Nuestro Señor, que por su Santa Cruz redimió al mundo, y la Santísima Virgen de Loreto en su Soledad guarden a Vd. Muchos años.

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jueves, 4 de octubre de 2012

NUESTRO DIRECTOR ESPIRITUAL INMORTALIZADO ESTE VIERNES SANTO

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Artística y cofradiera fotografía realizada, a petición de nuestro hermano Miguel Puyol este Viernes Santo, por José María Rodríguez Jaime,reconocido fotógrafo jerezano que,como recordaréis, fue el autor del cartel editado por nuestra Unión de Hermandades en 1988 y que fue dedicado a nuestra Hermandad con una instantánea de nuestra Madre en su paso procesional,y que ha servido para ser colocada,con su correspondiente marco, en la sacristía de la Parroquia de San Pedro junto con  otras de retratos pertenecientes a los distintos párrocos que han regido dicha parroquia desde 1911 hasta la actualidad.

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EL EVANGELIO DEL DOMINGO: 27º DEL TIEMPO ORDINARIO (7-10-2012)

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El texto evangélico es de Mc 10, 2-16 y dice lo siguiente:


“En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y le preguntaron a Jesús , para ponerlo a prueba: -¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer? Él les contestó: -¿Qué os mandó Moisés? Respondieron: -Moisés permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio. Jesús les dijo: -Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer, y por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Así pues, lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre. Una vez en casa, los discípulos le preguntaron de nuevo sobre lo mismo. Él les dijo: -Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio. Le acercaban niños para que los tocara, pero los discípulos los regañaban. Jesús, al verlo, se enfadó y dijo: -Dejad que los niños se acerquen a mí; no se lo impidáis, de los que son como ellos es el Reino de Dios. Os aseguro, el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él. Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.”

* Los fariseos someten la cuestión del divorcio a Jesús con idea de tentarle. La respuesta de Jesús es clara. Como Mesías, con poderes divinos, viene a recordar la creación: el ideal de matrimonio, de familia, que crea Dios, implica un amor superior que lleva a constituir de dos, marido y mujer, “un sólo ser”. Y no debe haber leyes humanas, actitudes, caprichos o incomprensiones, que destruyan semejante igualdad.


* El matrimonio es una expresión de amor, que no está exenta de dificultades. Pero sobre todo ello, Jesús subraya la indisolubilidad del vínculo . El matrimonio se constituye sobre la donación mutua. Jesús lo eleva a sacramento, haciendo presente en él un amor más grande, el amor de Dios. Por eso en el amor matrimonial debe haber también una respuesta a Dios por parte de los esposos, que desean vivir según el amor en el que hemos sido creados. Las personas hemos nacido de una unión amorosa y estamos llamadas a una vida según el amor.


* Señor, qué falta hace tu poderosa palabra en estos tiempos de menosprecio del matrimonio, incluso entre cristianos. Como estuviste presente en el momento del matrimonio, haz viva tu presencia en los momentos de crisis: que no sean sólo dos los que discutan y riñan, sino que estés tú también en medio poniendo paz, dando fuerzas para perdonarse mutuamente, y seguir caminando en el amor y la unidad, sólo posible contigo.


* Además, hoy coges en brazos a un niño. ¿Un niño pequeño puede expresar la grandeza de Dios? Sí, Señor, tienes razón, de los que son como ellos es el Reino de Dios. Y a los que queremos hacernos como niños, “haznos instrumentos de tu paz”.


* María, madre del amor y de la humildad, enseñanos a vivir en ese amor superando nuestro egoísmo y siendo siempre fieles a tu Hijo.



Estos puntos ayudan a iniciar la reflexión, a partir de ahora esperamos vuestras aportaciones que nos abran nuevos horizontes y nos acerquen a una comprensión más completa de la Palabra.
Muchas gracias a todos por vuestra participación.

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